El anuncio de la canciller María Ángela Holguín de prórroga por un año más a la permanencia de la Oficina de las Naciones Unidas por los Derechos Humanos en Colombia realmente es un recorte.
El vicepresidente de la República, Angelino Garzón, en abril de 2013 dijo ante la ONU que Colombia insistía en “continuar contribuyendo con los propósitos del Consejo de los Derechos Humanos, con la defensa de sus mecanismos y procedimientos, y con el acuerdo que tenemos en la actualidad con la Oficina de la Alta comisionada para los Derechos Humanos en Colombia, el que de manera unilateral, hemos acordado ampliar su mandato por 3 años más, a partir de octubre del presente año.”
Según el anuncio del Vicepresidente, la oficina estaría en Colombia hasta octubre de 2014 para cooperar en la defensa de los derechos Humanos.
El anuncio lo hizo durante el Examen Periódico Universal que realiza cada cuatro años el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para evaluar el cumplimiento de los mecanismos que protegen los derechos fundamentales.
Sin embargo tres meses después el presidente Juan Manuel Santos, durante la celebración del Bicentenario de la independencia de Cundinamarca, dijo que la oficina de la ONU no era necesaria.
“Las necesidades que tenía el país de tener una Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han venido desapareciendo. Estamos discutiendo si realmente vale la pena prolongar ese mandato o si se prolonga sería por muy corto tiempo, porque Colombia ha avanzado lo suficiente para decir: no necesitamos más oficinas de derechos humanos de las Naciones Unidas en nuestro país” afirmó Santos.
Sin embargo, cuando llegó a Colombia la Ata Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillae, el Gobierno, en vocería del Vicepresidente dijo que la oficina de Naciones Unidas puede estar hasta el 2014.
La Alta Comisionada se sorprendió de que el Gobierno recortara la permanencia de la ONU en Colombia cuando había dicho que podía estar por tres años más.
La ONU le ha cuestionado al gobierno el fuero militar, los falsos positivos y el uso de la fuerza en las marchas campesinas del Catatumbo.
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