Revista SEMANA. BOGOTÁ. Cómo la idea de ampliar el Parque de la Independencia en Bogotá, se volvió un elefante blanco.
Rogelio Salmona, el arquitecto colombiano más
destacado de los últimos años, siempre tuvo el sueño de construir en el
sector del Centro internacional de Bogotá uno de los espacios urbanos
más emblemáticos del país. Pero la forma como se está materializando esa
idea tiene hoy a los bogotanos más cerca de una gran pesadilla que del
sueño del maestro de la arquitectura.
La idea era integrar el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Nacional, el Parque de la Independencia, las Torres del Parque, la Plaza de Toros y el Museo Nacional. Algo factible de hacer pues este sector entre las calles 22 y 32, y las carreras quinta y séptima está lleno de áreas libres. Solo había un gran obstáculo para este nuevo parque metropolitano: se debía cubrir parte del viaducto de la calle 26, que era una suerte de foso entre el sur y el norte que quedó desde los años 50. Los costos de la obra y el impacto que significaba cerrar una de las principales arterias viales de Bogotá fueron la razón para posponer por años la iniciativa.
La idea era integrar el Museo de Arte Moderno, la Biblioteca Nacional, el Parque de la Independencia, las Torres del Parque, la Plaza de Toros y el Museo Nacional. Algo factible de hacer pues este sector entre las calles 22 y 32, y las carreras quinta y séptima está lleno de áreas libres. Solo había un gran obstáculo para este nuevo parque metropolitano: se debía cubrir parte del viaducto de la calle 26, que era una suerte de foso entre el sur y el norte que quedó desde los años 50. Los costos de la obra y el impacto que significaba cerrar una de las principales arterias viales de Bogotá fueron la razón para posponer por años la iniciativa.
La obra está parada.
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