Por: Mario Morales, El Espectador.
Y pasó desapercibida. Una aseveración como la que hizo el director de Planeación Nacional, Mauricio Santa María, de que “nuestra cifra de creación de empleo es la más alta del mundo”, debe dejarnos como seguros candidatos, bien al premio Nobel de Economía o al concurso (ese sí nacional, para ser un poco más modestos) de exageraciones.
Sólo esas peculiaridades, entre otras muchas, hacen “incomparables” los resultados que reclama el funcionario, ya no en relación con el pasado reciente o del histórico colombiano, o aun con los países del área, sino con el resto del planeta.
Sería interesante conocer esa clasificación mundial y las características que la definen, para comenzar a echar voladores, y en esto último podría comenzar a utilizarse fuerza desocupada y ayudar a mejorar los guarismos.
Quizás no sea su culpa. Nacimos creyendo que pertenecemos al club de “los más”, especialmente en eso de las exageraciones. ¿O no exagera el mintrabajo con su discurso de “equidad” mientras se habla de mantener subsidios a todas las pensiones, incluidas las de los más privilegiados? ¿Y el tonito del mindefensa por intenciones electorales? ¿Y el bombo a las 91 casitas gratuitas que entregó Vargas Lleras? ¿Y el presunto arrastre electoral de Uribe a terceros? ¿Y qué me dicen del eterno favoritismo de Sofía Vergara en cuanto certamen mediático hay en EE.UU.? Y no demora en aparecer entre los más opcionados nuestro cardenal Rubén Salazar, en el cónclave que designará al sucesor del pensionado papa Benedicto XVI.
Una cosa es promocionar políticas y hacer propaganda oficial, otra es hacerlo por encima de sus justas proporciones. En eso estamos fuera de concurso.
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