Domínico Nadal,
Cambio Total.
La vida de la Paz
y de la Revolución Bolivariana se definen en La Habana. Los derechosos de la
oposición venezolana lanzan sus dardos con el cuento de que en La Habana se
gobierna Venezuela, pero no ven que igual suerte ha corrido Colombia. La Habana
definirá la vida del proceso de Paz –y por ahí derecho-, el de la re-elección,
que a pesar de lo que diga el presidente JMSantos depende en su totalidad del
Proceso de Paz que se desarrolla en La Habana.
Suerte de dos
países y pueblos hermanos, que parecieran tener destinos comunes. El pueblo
colombiano ve esperanzado el Proceso de Paz que pararía la guerra fratricida
adelantada desde el poder de la Casa de Nari, y entraría a solucionar las
causas de un conflicto interno cuyas víctimas solo corren por cuenta del pueblo.
Ello sólo será posible si hay la más amplia participación de los sectores
populares de mil maneras diferentes, aún enfrentando y sufriendo el más cruel
Terrorismo de Estado adelantado por las fuerzas militares-narcoparamilitares del
estado, utilizando las bandas de narco-paramilitares de ayer –narcoparamilitares-,
y de hoy –BACRIM-.
Los Acuerdos que
logre la Mesa de Conversaciones marcarán el futuro político del gobierno y
demostrará qué tan cierto es el « deseo » del sector empresarial por
la paz. O sea, la re-elección –futuro político de éste gobierno Santos- depende
de la Mesa de Conversaciones de La Habana y tendrá que « tomar el toro por
los cachos » a fin de pagar la enorme deuda social de todos los gobiernos
oligárquicos en el poder. En conclusión, en el lado colombiano la Mesa de
Conversaciones definirá si el país continúa por la senda fratricida o le
apuesta con todo a la Paz.
Por su parte, el
pueblo venezolano vive una situación de incertidumbre marcada por el cáncer que
padece el primer mandatario, Hugo Chávez Frías. Desafortunadamente en Venezuela
se desarrolló una forma de gobierno totalmente dependiente de Chávez –no me
atrevería a llamarlo « caudillismo »-, y los resultados están a la
vista. La incertidumbre marca el futuro político de Venezuela y la economía
demuestra que en Venezuela no se ha dado una « revolución » en sentido
estricto del término, sino que el gobierno Chávez está pagando la enorme deuda
social que la oligarquía le debía a los venezolanos. Las expropiaciones a los
grandes terratenientes no se han dado y sólo se puede mostrar la expropiación
de 5.000 ha a la Smurfit Co ; en tanto el aporte del sector empresarial
privado al PIB aumentó en los años de la « Revolución Bolivariana »,
entre ellos los llamados « boliburgueses ».
El pueblo ha
recibido por parte del estado mejoras en Salud, Educación, Vivienda, Servicios
públicos, etc, y se ha movilizado en defensa del modelo Chávez, mas el pueblo
en su conjunto no ha accedido al poder como tal. La prueba es que los sectores « herederos »
del presidente Chávez muestran un desprecio olímpico –y expresado en eventos de
masas- por las teorías revolucionarias de pensadores del pensamiento
revolucionario. Los sectores verdaderamente revolucionarios han sido « desarmados »
ideológicamente y militarmente por la Revolución Bolivariana y asimilados a la
masa de la revolución bolivariana y sólo el PCV –Partido Comunista de
Venezuela- ha resistido éstos embates y mantiene su estructura organizativa
intacta. Depende Venezuela, entonces, de un « milagro » que salve a
su líder y, con él, a la revolución bolivariana. Así lo deseamos también nosotros
en lo profundo de nuestro corazón.
Así las cosas,
pareciera que los pueblos de Colombia y Venezuela tienen signadas sus esperanzas en La
Habana y del transcurrir favorable o desfavorable dependerá su futuro. La Habana
y la revolución cubana muestran una vez más su invaluable compromiso con el
futuro de la humanidad.
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