Cambio Total.
Ya las comunidades –Tumaco,
Segovia, Chocó, etc- lo habían advertido. Y como el Coronel de Gabo esperábamos
la “carta”. O sea, la noticia.
Ésta llegó en forma de plomo. Por armas largas, dice Medicina Legal. Que no se
atreve a señalar qué clase de armas largas. Naturalmente, Galil. De
dotación de las fuerzas militares. Tampoco
señala el calibre. Así son las cosas en Colombia. Verdades a medias. Porque si
dices la verdad totalmente te puede pasar lo que les suedió a los pobres
campesino.
Plomonía.
Todos sabíamos que los
incumplimientos del gobierno colombiano –y con el todo el Estado- serían tapados
con una masacre, o con más ejecuciones extrajudiciales, o con más
desapariciones.
Es la manera tradicional
que el Estado esconde su incapacidad. El ejercicio del poder en Colombia es
violento. Plomo y represión para los pobres. “Guantes de seda” para los
empresarios como Luis Carlos Sarmiento Angulo que se roba los baldíos que
estaban destinados para solucionar la situación de hambre de los campesinos.
Así se produce la acumulación
capitalista en Colombia. Despojo y muerte para los pobres. Mayor
enriquecimiento para los potentados. Sarmiento Angulo triplicó su fortuna
durante los 8 años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, conocido
narco-paramilitar No 82.
Y además, prácticas
corruptas de empresarios, cortes, magistrados, jueces, politiqueros, militares,
hasta policías de tránsito.
El gobierno Santos
continuó con la práctica del incumplimiento de los Acuerdos. Ésta vez, de los
Acuerdos de Paz. Es lo cotidiano, lo consuetudinario. Acuerdo que contempla la
erradicación voluntaria de los cultivos ílicitos y el apoyo para su sustitución
por otros cultivos.
Esta vez con el agravante que el Virrey del Imperialismo
estadounidense dió la orden de continuar la “Guerra contra las drogas”. O sea,
continuar la represión, la guerra, que es lo que les produce ganancias, por un
lado más compra de armas, por otro lado más cocaína para satisfacer la demanda
y, por otro, más ganancias para los capos gringos de la mafia de las drogas. En
el centro de ellos, los funcionarios de la DEA, la CIS, etc, dirigiendo la
orquesta.
Y para las víctimas, los
pobres campesinos que se ven obligados a cultivar el único producto que satisface
la condición de ideal: ante la demanda, el narcotraficante va a la zona,
invierte por adelantado subvencionando al campesino, regresa a la zona a
comprar la droga, y la droga se va para los mercados que la piden a gritos.
Cuando esos campesinos
protestan por los incumplimientos del gobierno –el Acuerdo de Paz con las FARC-,
ante su concentración queriendo hacer oír su voz –ahora que se creía que serían
escuchados por el Acuerdo de Paz- reciben más de los mismo, de lo de siempre.
Plomo. Más plomo.
Una auténtica masacre.
Es el tratamiento que da
el gobierno Santos y su estado burgués a los “andrajosos”, “zarrapastrosos”,
campesinos. Campesinos que también producen otros productos de pan coger para
alimentarse, productos que no son productos ideales de Mercado.
Razón tenían las FARC-EP cuando planteaban la imperiosa
necesidad de abordar la Doctrina Militar en los Acuerdos de Paz. Con ella, el
Terrorismo de Estado como instrumento asesino de los pobres de Colombia.
El Terrorismo de Estado es responsable de las víctimas que
dolorosamente arroja el ejercicio violento del poder en Colombia. Cifras desiguales que no por ello dejan de ser
dramáticas. Sean 220.000 víctimas mortales, 620.502, ó 1 millón, cualquiera de
ellas muestra un Estado –y sus gobiernos- que habla de Democracia en tanto
practica el más aberrante Terrorismo de Estado.
Ahora, ante la gravedad
de la Masacre de Tumaco, al estar los ojos de ONU, de la comunidad internacional,
sobre Tumaco y sobre los incumplimientos del gobierno sobre la implementación
del ACuerdo de Paz con la FARC la solución es enviar al vicepresidente Naranjo,
a Medicina Legal y Fiscalía para “esclarecer” los hechos.
Hechos que pretender ser
soslayados por los asesinos comprometidos. Entre ellos el propio gobierno que
hizo oídos sordos ante los reiterados llamamientos de las comunidades para
cumplir lopactado en el Acuerdo de Paz con las FARC-EP.
Hasta cuándo…?
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