Hernando Vanegas Toloza,
Postales de Estocolmo.
Lo que está en juego en
Colombia es la construcción de una Paz Estable y Duradera, como reza el Acuerdo
de Paz entre las FARC-EP y el gobierno Santos en representación del estado
colombiano.
Construir la Paz implica
cumplir ese Acuerdo, honrarlo como llaman algunos, y para cumplirlo tendría que
ser observado estrictamente por las dos partes que lo negociaron, acordaron y
firmaron ante la comunidad nacional e internacional.
Cumplir es la palabra
clave. Las FARC-EP han cumplido estrictamente los compromisos adquiridos. Cese
de fuegos, pre-concentración, concentración en Zonas Veredales, dejación de
armas, son algunos de los compromisos cumplidos cabalmente por las FARC.
El cumplimiento de la
parte del gobierno Santos ha dejado mucho que desear. Conocida es la
marrullería de los gobiernos ante los acuerdos firmados con el pueblo: obreros,
campesinos, indígenas, madres comunitarias, educadores, etc. En Colombia ya es
una sentencia que para que el gobierno cumpla un acuerdo para resolver un Paro hay
que hacer otro paro para que cumpla, y ni así lo cumplen.
El Acuerdo de Paz
consigna cuatro puntos fundamentales para la Paz. Político, económico,
seguridad y de justicia.
En el campo político es
imprescindible abrir las avenidas de la democracia –todavía burguesa-, a fin de
que los sectores populares accedan a las diferentes instituciones. La
democracia burguesa es precisamente para los sectores que representan las
clases altas en Colombia.
Los gobiernos adelantan
políticas que favorecen a los ricos con políticas, como por ejemplo, exención
de impuestos, en algunos dizque para producer empleo y al cabo del tiempo ni impuestos
ni empleo se ven.
Los sectores sociales
populares requieren su participación en el campo político a fin de que su acción
logre la concreción de proyectos que los beneficie. El campo político está
basado en la economía y economía y política van de la mano. Sin representantes
populares verdaderos en las instituciones es imposible la existencia de
proyectos politicos yeconómicos que favorezcan al pueblo. Eso lo sabemos con
suficiencia en Colombia. Solo el pueblo salva al pueblo, reza un adagio popular.
De tal manera que si el
gobierno Santos quiere cumplir –honrar- cabalmente el Acuerdo de Paz deberá
adelantar las reformas políticas que ensanchen la democracia y rompan con la
democracia restringida que está presente en la vida colombiana.
Igualmente, deberá
adelantar los acuerdos económicos a fin de dotar a los ex-guerrilleros campesinos
de tierra que asegure su vida y manutención, mecanismo por demás válido y
certero para su plena re-inserción en el aparato productivo del país. Sería lastimoso
ver a los ex-guerrilleros farianos convertidos en campesinos sin tierra, los
cuales solo tendrían como alternativa la lucha por la tierra, como sucede con
las comunidades campesinas e indígenas.
Por ello, dotar a los
ex-guerrilleros farianos y a las comunidades campesinas e indígenas de tierra
es un paso adelante importante para solidificar la base de una Paz estable y
duradera.
Ello trae aparejada la
seguridad de las comunidades, pues es sabido que en Colombia los sectores
terratenientes-ganaderos han sido los grandes beneficiarios de las políticas de
desplazamiento forzoso adelantados por los gobiernos, por acción u omisión.
Toca entonces combatir las bandas de narco-paramilitares que van paseándose por
el territorio nacional a ojos vistasde algunos militares y policías, los cuales
se hacen los de la vistagorda.
En esa dirección va el
cumplimiento de poner a funcionar la JEP, mecanismo que dará bases sólidas a la
Paz toda vez que todos los que han estado comprometidos en violaciones de
derechos humanos –funcionarios, militares, policías, empresarios, etc, y
ex-guerrilleros- resuelvan su situación juridical y adelanten mecanismos de no
repetición de esas acciones.
Además, el cumplimiento
de las leyes, como la ley de Amnistía, darán una prueba fehaciente del
cumplimiento estatal del Acuerdo de Paz, ya que la liberación de los prisioneros
de las FARC y de los luchadores politicos contrarios al regimen aliviaría, por
demás, la carga del hacinamiento en las cárceles, ya que ellos son casi 10.000
prisioneros en las cárceles.
El cumplimiento de la
Amnistía sería un paso en la recuperación de la confianza de los farianos en la
justicia –burguesa todavía- ya que precisamente esa desconfianza y temores
fundados en la acción irregular de la justicia es la base para haber acordado
la JEP.
Estos cuatro puntos son cardinales
para sentar las bases de una Paz estable y duradera en Colombia. Si desde el
estado no hay cumplimiento jamás habrá paz en Colombia.
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