El paramilitarismo en lo corrido de este 2017 ha venido incrementando sus acciones, logrando de esta manera fortalecerse a nivel nacional. Los casos de Urabá, parte del Caribe, Bajo Cauca y Pacífico son de resaltar, puesto que en estas zonas sus operaciones se han hecho con despliegue de fuerza y control territorial.
Uno de estos grupos y quizás el más conocido es el de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), que es conocido actualmente como el Clan del Golfo. Esta estructura ha sido heredera de las AUC y durante los últimos años ha hecho presencia en los mismos lugares de antes, es decir, zonas donde el narcotráfico y la explotación de minerales es manejado por ellos o sus amigos.
Los paramilitares supuestamente se desmovilizaron en el gobierno de Uribe Vélez, en un proceso que duró alrededor de tres años. Según Verdad Abierta, “las desmovilizaciones de las autodefensas se iniciaron el 25 de noviembre de 2003 en Medellín con el bloque Cacique Nutibara y terminaron el 15 de agosto de 2006 con el bloque Élmer Cárdenas”. Los datos suministrados por esa administración hablan de 31.671 paramilitares desmovilizados.
En más de diez años se ha demostrado que gran parte de estas estructuras no se desmovilizaron. Varios testigos han manifestado que para presentar logros en la administración de Uribe se hicieron desmovilizaciones ficticias de las AUC, quienes cambiaron de nombre y siguieron operando en los mismos territorios.
En la historia del país aparece, entonces, que los paramilitares se desmovilizaron y desde allí se ha basado el Gobierno para decir que estos ya no existen, aunque tengan otros nombres y sigan maniobrando. A lo largo de estos años se ha logrado demostrar que los paras lograron convivir, corromper y cooptar parte de la institucionalidad.
Es por ello que con gran preocupación las comunidades observan cómo funcionarios del Estado continúan negando que estos grupos sigan alzados en armas. Si bien estas estructuras han tenido algunos cambios, siguen proclamando la misma ideología antisubversiva y de eliminación del enemigo interno, persiguiendo a líderes y organizaciones sociales que se les opongan, así como atacando al pensamiento crítico y de izquierda.
Aunque cambie el nombre de estos grupos, tanto la comunidad internacional como organizaciones sociales saben que son paramilitares.
Varios paros armados han hecho las AUG y sin embargo el accionar del Estado no es contundente frente al nuevo despliegue y expansión de este grupo, que entre sus objetivos tiene planes de empezar a hacer mayor presencia en las capitales del país para controlar el microtráfico y la delincuencia.
Es por ello que la comunidad colombiana exige que el Gobierno Nacional garantice la paz y para ello es necesario que se cumpla con lo pactado en La Habana en este caso en particular con el punto 3,4.
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