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Las atrocidades de Manchester y Londres ha sido el resultado de esta constante violencia estatal en lugares remotos, – escribe el comentarista politico australiano John Pilger – en gran parte patrocinada por Gran Bretaña, Francia y EEUU. Unas tragedias de las que nunca conocemos las vidas y nombres de sus víctimas.
Contaba estos días el comentarista australiano John Pilger en un artículo titulado “Terror en Gran Bretaña ¿Qué sabía la primera ministra?” que el derrocamiento de Gadafi – que no hay que olvidar que controlaba las reservas de petróleo más grandes de África – venía siendo planificado desde hacía tiempo desde Washington y Londres.
De acuerdo con la inteligencia francesa, un grupo opositor a Gadafi, el llamado “Grupo de Combate Islámico Libio” (LIFG, por sus siglas en inglés) intentó acabar en diferentes ocasiones con la vida del líder libio durante la década de 1990. Los autores de los atentados -hoy se sabe- estaban financiados por la inteligencia británica.
Habiendo fracasado el intento de asesinato directo de Gadafi, en marzo de 2011, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos aprovecharon la oportunidad de una “intervención humanitaria” para atacar Libia.
En el curso de esta operación, esas tres grandes potencias occidentales fueron acompañadas por la OTAN, cobijados en una resolución que – decían – trataba de “proteger a los civiles”.
LO QUE OCURRIÓ EL LIBIA SEGÚN LA CÁMARA DE LOS COMUNES
No obstante, el tiempo se encarga en algunas ocasiones de arrancar de la penumbra operaciones ocultas. El pasado septiembre. una investigación del Comité de Asuntos Específicos de la Cámara de los Comunes concluyó que el Primer Ministro David Cameron había enviado el país a la guerra contra Gadafi basándose en una serie de “presunciones erróneas” y que el ataque “había llevado al crecimiento del Estado Islámico en África del Norte”.
El Comité de los Comunes citó lo que denominó la descripción “concisa” de Barack Obama del papel desempeñado por Cameron en Libia: un “show de mierda”.
De hecho, Obama fue un actor principal en este “show de mierda”, urgido por su belicista Secretaria de Estado Hillary Clinton, y por unos medios que acusaban a Gadafi de planificar un “genocidio” contra su propia gente.
“Sabíamos […] que si esperábamos un día más”, alegó Obama en aquellos días, “Bengasi, una ciudad del tamaño de Charloote, podía sufrir una masacre que hubiera retumbado en toda la región y manchando la conciencia del mundo”.
Realmente conmovedor
Pero la verdad era que el cuento de la “masacre” había sido fabricado por por las milicias salafistas, a las que las fuerzas gubernamentales libias estaban infringiendo severas derrotas en el campo de batalla.
El Comité de la Cámara de los comunes Comunes reportó que “la afirmación de que Muamar el Gadafi habría ordenado la masacre de civiles en Bengasi no se apoyada en ninguna prueba de la que se dispusiera”.
Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos efectivamente destruyeron Libia como Estado moderno. Según sus propias cifras, la OTAN lanzó 9.700 “misiones de ataque”, de las cuales más de un tercio alcanzó objetivos civiles. Estos ataques incluyeron bombas de fragmentación y misiles con cabezas de uranio. Las ciudades de Misurata y Sirte fueron completamente bombardeadas. La UNICEF – la organización de la ONU para la infancia – reportó que una alta proporción de niños asesinados “eran menores de diez años”.
Más que “dar lugar” al Estado Islámico – ISIS ya se había asentado sobre las ruinas de Irak luego de las invasiones de Blair y Bush el 2003- estos medievalistas tardíos tienen ahora todo el norte de África como base. Los ataques también desencadenaron una huida de refugiados a Europa.
En aquellas fechas, Cameron fue celebrado en Trípoli como “liberador”, o imaginó que lo era. Entre las masas que lo aclamaban se incluían aquellos secretamente provistos y entrenados por las SAS británicas e inspirados en el Estado Islámico, como los “Chicos de Manchester”.
¿CUÁL FUE EL CRIMEN DE GADAFI?
Para los estadounidenses y británicos el verdadero crimen de Gadafi fue su independencia iconoclasta y su plan de abandonar el petrodólar, pilar del poder imperial norteamericano.
Audazmente había planificado proponer una moneda común africana sustentada en el oro, establecer un banco para toda África y promover la unión económica entre países pobres con recursos preciados.
Hubiese ocurrido esto o no, la mera idea era intolerable para EE.UU. que se preparaba para “entrar” en África y sobornar gobiernos africanos con “asociaciones” militares.
Gadafi trató de huir y salvar su vida. Pero un avión de la Real Fuerza Aérea britanica apuntó a su convoy y en los escombros de Sirte fue sodomizado con un cuchillo por un fanático al que en las noticias se calificaba de “rebelde”.
Pero rápidamente los resultados de aquella intervención militar orgánica en Libia tuvo empezó a tener efectos catastróficos para los intereses neocoloniales franceses en África.
Los yihadistas que ya usufructúaban la derrota de Gadafi por los bombardeos de la OTAN, habían aprovechado la ocasión para saquear el arsenal de 30.000 millones de dólares que había en Libia. Y avanzaron hacia el sur aterrorizando pueblos y villas. Cruzando hacia Mali subsahariano destruyeron la frágil estabilidad de ese país.
Los siempre entusiastas franceses enviaron aviones y tropas a su antigua colonia “para combatir a al Qaeda” o a la amenaza que ellos mismos habían ayudado a crear.
Por su parte, el presidente Obama anunció el 14 de octubre del 2011 que enviaría tropas de fuerzas especiales a Uganda para incorporarse ahí en la guerra civil.
En los meses siguientes se enviaron tropas de combate estadounidenses al sur de Sudán, al Congo y a la República Centroafricana. Con Libia asegurada, estaba en curso una invasión norteamericana del continente africano de la que no se informaba en absoluto.
La intervención occidental en Oriente Medio y en África ha terminado por incendiar a los continentes en guerras cruentas. ¿Alguien puede extrañar que se esté reproduciendo en Europa lo que se ha sembrado previamente en África y en Oriente Medio
POR QUÉ ESCONDEN LOS NOMBRES DE LOS PROMOTORES OBJETIVOS DE LOS ATENTADOS
Las atrocidades de Manchester y Londres ha sido el resultado de esta constante violencia estatal en lugares remotos, – escribe Pilger – en gran parte patrocinada por Gran Bretaña. Unas tragedias de las que nunca conocemos las vidas y nombres de las víctimas.
Ocasionalmente una persona de la calle podría romper el silencio, como aquel londinense que se atrevió a ponerse delante de un equipo de cámaras de CNN y de un periodista que decía perogrulladas, y dijo: “Irak. Nosotros invadimos Irak. ¿Qué esperábamos? Vamos, dilo”.
El candidato laborista británico, Jeremy Corbyn ha dicho estos días que la “guerra contra el terrorismo ha fracasado”.
Pero él sabe mejor que nadie que nunca ha sido una guerra contra el terrorismo sino una guerra de conquista y subyugación.
Palestina, Afganistán, Irak, Libia, Siria. Se dice que Irán será el próximo. Antes de que haya otro Manchester u otro Londres, ¿quién tendrá el coraje de decirlo?
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