Allende La Paz.
Los dos gobiernos más nefastos en la historia de Colombia
han sido los gobiernos de Andrés Pastrana y de Álvaro Uribe Vélez.
El gobierno de Pastrana
es ingratamente recordado como el del
fracaso del Caguán. No porque las FARC-EP hayan pateado la Mesa de
Conversaciones, sino por todo lo contrario, porque el que la pateó fue
precisamente el gobierno Pastrana, claro que habría que decir que se lo
ordenaron desde Washington, lo cual demuestra cuán arrodillado es Pastrana y
cuánta falte le hacen los testis en la entrepierna.
Le entregaron el Plan
Colombia, que él en su estupidez creía era un “Plan Marshall” y creía que
pasaría a la historia como el “pacificador de Colombia”. Dicho Plan tenía
diferentes versiones, según fuera el auditorio, y poco a poco se fue develando
la verdad. No era un Plan de Paz, era un Plan de Guerra y la posterioridad vino
a confirmarlo.
Durante el gobierno
Pastrana y el Plan Colombia se produjo una de las más dramáticas crisis
humanitarias de que tiene la historia colombiana. Las fuerzas militares y el
narco-paramilitarismo anegó en sangre los campos y ciudades medias colombianas,
y ese nefasto gobierno Pastrana dejó en como saldo 28.408 víctimas, 2.137
masacres con 7.917 víctimas, 4.213 desapariciones forzadas, 13.839 ejecuciones
extrajudiciales (entre elllos 600 sindicalistas), y 1´360.298 desplazados
internos (Cifras de Allende La Paz Ver: http://violacionespastrana-ncp.blogspot.se/
).
Los colombianos queremos
olvidarnos de ese horror y pretendemos pasar la página. Mas es
imposible porque la presencia de Andrés Pastrana en la vida del país es otra
bofetada en la cara de las víctimas. Pastrana
aplicó el Terrorismo de Estado aún estando en Conversaciones con las FARC-EP,
lo que demuestra su sevicia. Y lo hizo concientemente.
Durante los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez llegó al clímax la situación. Persecuciones a todo aquel que osara señalar siquiera un error gubernamental, chuzadas a las propias Cortes de Justicia, a políticos del establecimiento y de izquierda, señalamientos, elaboración de listas negras y asesinatos de dirigentes populares, en fin, la política del Plan Colombia con Seguridad Democrática, amén del intento de institucionalizar el narco-paramilitarismo en el estado y su legalización (de 12.000 narco-paramilitares en gobierno Pastrana se saltó a 36.000 registrados en Ley justicia y paz de Uribe Vélez), fallido por la extradición de los capos narcotraficantes una vez comenzaron a develar las conexiones con empresarios, politicos, ganaderos, terratenientes, militares, etc. lógico que allí comenzaba la danza de Uribe Vélez y su relación con ese grupo de criminales.
Ha sido imposible
compilar las violaciones de derechos humanos durante los gobiernos de Uribe
Vélez, pero bástenos señalar que durante este gobierno se produjeron más de
3.500 ejecuciones extrajudiciales cometidas por la presión del propio Uribe a
los comandantes militares –les otorgaban 3 días días de franquicia militar por
cada “guerrillero dado de baja en combate”-, en solo 4 años se produjeron casi 10.000
desapariciones forzadas.
Uribe Vélez a la vez que impulsaba su criminal
política contra el pueblo, buscaba contactos para entablar conversaciones con
las FARc-EP. Esos intentos fueron fallidos toda vez que entró en juego la
consideración de la imposibilidad de iniciar conversaciones con un gobierno
corrompido, el más corrompido en la historia colombiana. Por ello, todos sus
intentos con las FARC-EP fueron fallidos.
Los dos ex-presidentes son unos personajes dejados en la estacada
por la historia. Están huérfanos de poder, más cuando le fue otorgado el premio
Noble de Paz al presidente Santos por sus esfuerzos por lograr la Paz. Sus recalcitrantes posiciones los van ubicando en el
sitial que merecen. El olvido histórico. No habrá esfuerzo que los saque de ese
deshonroso sitial.
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