Insurgente.org
- Un rechazo que se convirtió en inmensa multitud
- La concurrencia desbordó la Plaza y sus alrededores.
- Los organismos de DD.HH. exigieron dar marcha atrás con el fallo.
No fue casual que fueron manos de mujeres las que cortaron las telas de los pañuelos, las que los entregaron a otras mujeres (y hombres) que las llevaron sobre los hombros, como se lleva la carga de una ausencia de 40 años. Y tampoco fue casual que fueran cuatro mujeres, con su extensa historia de lucha a cuesta, las que hablaron y repudiaron a la impunidad. Hasta que se escuchó el grito y todos los pañuelos blancos se alzaron en alto. Cientos de miles de personas se concentraron ayer en Plaza de Mayo y en distintas partes del país para repudiar el fallo de la Corte Suprema que habilitó el 2×1 para liberar a los condenados por delitos de lesa humanidad. Los organismos de derechos humanos exigieron a los tres poderes del Estado que den marcha atrás con esa decisión y recibieron con alivio la ley sancionada ayer que busca frenar la sentencia.
Albañiles con pañuelos. Hombres de traje con pañuelos. Una columna entera de mujeres peronistas de Ituzaingó avanzando, cada una con su pañuelo al cuello. La Plaza de Mayo y sus alrededores se poblaron de manifestantes que llevaban el símbolo de las Madres. La concurrencia colmó la Plaza y se extendió por ambas diagonales y por Avenida de Mayo hasta el Congreso. También ocupó buena parte de la 9 de Julio hasta Independencia. Sobre el final del acto, los organizadores calcularon unas 500 mil personas.
Mucho antes de que pudieran ingresar las columnas organizadas, la Plaza ya estaba ocupada por gente “suelta” que se acercó y que fue recibiendo pañuelos de distintos puestos de distribución. Algunos eran de la Defensoría del Pueblo. Otros pertenecían a una empresa textil que decidió donar 30 mil pañuelos.
El Encuentro Memoria Verdad y Justicia –que integran el Serpaj, la Asociación de ex Detenidos y Desa- parecidos, Ceprodh, Liberpueblo y distintas organizaciones sociales– llegó por Diagonal Norte, seguido por los partidos de izquierda que decidieron levantar la otra convocatoria, que estaba prevista para hoy. Entre otros, se pudo ver allí al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, a la referente de Correpi, María del Carmen Verdú, a la sobreviviente Nilda Eloy y a Patricia Walsh, quien recordó que había sido autora de un proyecto de ley para prohibir las amnistías. “Recién se convirtió en ley en 2015 cuando lo retomó el diputado Horacio Pietragalla, que prohíbe los indultos, amnistías y la conmutación de penas a los genocidas”, indicó.
El Frente para la Victoria y otros partidos ingresaron por Diagonal Sur, mientras que las organizaciones sociales, sindicales y estudiantiles arribaron por Avenida de Mayo. La CGT hizo flamear un globo aerostático, que competía con los drones que hacían paneos sobre la multitud, que al igual que en los 24 de marzo tuvo un carácter pluricolor, heterogéneo y diverso en sus procedencias políticas y sociales.
Señores jueces
El escenario tenía una leyenda en letras gigantes que decía: “Ningún genocida suelto. Señores jueces: Nunca más”, recordando el cierre del Juicio a la Junta. Cerca del escenario flameaban banderas rojas y otras celestes y blancas. La extensa bandera que lleva los rostros de los desaparecidos atravesaba la Plaza y llegaba hasta el escenario. Los integrantes de H.I.J.O.S. Carlos Pisoni y Amy Rice Cabrera estuvieron a cargo de conducir el acto, que comenzó con el tema “La memoria”, de León Gieco. Muchos entre la multitud lo cantaron, algunos con los dedos en ve, otros con el puño en alto.
Mientras iban subiendo los artistas, científicos y periodistas que acompañaron a las madres, leyeron un texto de Fito Paez, que decía: “Queremos escuchar la opinión de Mauricio Macri. Una semana en silencio es una eternidad. Sigan con el Twitter y mirando encuestas”. El presidente fue abucheado cuando se lo mencionó. Más temprano, había cumplido con el deseo del cantante: responsabilizó por el fallo al ex juez Raúl Zaffaroni y al kirchnerismo.
Entre los artistas invitados, estaban Rita Cortese, Horacio Fontova, Luis Puenzo, Julia Zenko, Cristina Banegas, Mauricio Kartun y Víctor Heredia; entre los sindicalistas, los gremialistas docentes Sonia Alesso, Roberto Baradel y Eduardo López; Hugo Yasky, por una de las CTA; Francisco “Barba” Gutiérrez, por la CGT; el bancario Sergio Palazzo, el titular del Suterh, Víctor Santa María, y el dirigente de la CTEP Juan Grabois. También estaba el ex juez Carlos Rozanski y el defensor del Pueblo, Alejandro Amor.
Bajo el canto de “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza”, fueron subiendo las Abuelas y Madres, algunas en silla de ruedas, otras caminando despacio y algunas con un vigor sorprendente. Subieron además los integrantes del CELS, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S. Capital, APDH, MEDH, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, Asociación Buena Memoria, Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte y Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz.
Nunca más
“Esta vez no vamos a decir ‘gracias por acompañarnos’, porque todos los que estamos acá es porque repudiamos la decisión de la Corte. Estamos acá celebrando porque el pueblo unido jamás será vencido”, comenzó Taty Almeida, la primera de las cuatro oradoras. Contó que la propuesta de los pañuelos surgió de las redes sociales y que ellas las aceptaron. “Estamos todos juntos con ese pañuelo blanco que es lucha y que no afloja”, dijo, mientras la multitud levantaba en alto por primera vez los pañuelos.
“Los organismos de derechos humanos decimos nunca más a la impunidad, nunca más torturadores, violadores, apropiadores de niños. Nunca más privilegios para los criminales de lesa humanidad. Nunca más terrorismo de Estado. Nunca más genocidas sueltos. Nunca más el silencio. No queremos convivir con los asesinos más sangrientos de la historia”, lanzó. “El miércoles pasado la Corte aprobó por mayoría el vergonzoso fallo, que abrió la puerta a la impunidad. Al día siguiente del fallo, los abogados de los represores se agolpaban en los tribunales para pedir el privilegio para sus defendidos”, sostuvo Almeida, mientras la multitud silbaba a los jueces Elena Highton, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.
La segunda oradora fue Nora Cortiñas, que había llegado con la columna de Encuentro Memoria Verdad y Justicia. Antes de seguir con la lectura del discurso, la madre de Plaza de Mayo arengó a la multitud, que la siguió en las respuestas a cada cántico. “Voy a empezar con una inspiración que tuve estos días: por los niños que fueron entregados a familias desconocidas, por los que fueron arrojados vivos al mar, ¡queremos justicia!” Miles de personas repitieron la palabra “Justicia”. “Estoy muy excitada, como verán”, bromeó Cortiñas. Los aplausos fueron un abrazo.
“Hasta hace una semana era indiscutible que esta ley no regía para los delitos de lesa humanidad que no son delitos comunes, no prescriben y no son amnistiables. La Corte Interamericana de Derechos Humanos niega la posibilidad de aplicar beneficios como el 2×1 a estos crímenes atroces”, advirtió. Entre los silbidos a los represores, Cortiñas recordó que “la Corte pretende soltar a Jorge “Tigre” Acosta, el jefe del Grupo de Tareas de la ESMA, y a Alfredo Astiz”. La madre de Plaza de Mayo se interrumpió para sumarse a los abucheos de la multitud.
–¡A-se-sinos!, ¡a-se-sinos! –corearon.
“A Miguel Etchecolatz, asesino de la Noche de los Lápices y apuntado por la segunda desaparición de Jorge Julio López. A Von Wernich, asesino y nunca expulsado de la Iglesia”, completó. “Los genocidas, a 41 años del golpe, siguen sin confesar el destino de nuestros hijos e hijas”, recordó.
“Las víctimas del terrorismo de Estado debimos esperar muchos años la respuesta del Poder Judicial. Este fallo es un indulto a la historia”, sostuvo luego Lita Boitano, de Familiares. “Estamos hablando de los que volvieron a desaparecer a Jorge Julio López. Los apropiadores están pidiendo libertad anticipada. Esto no solo es riesgosa para nuestros nietos, sino para toda la sociedad”, indicó.
Por último, la presidenta de Abuelas, Estela Carlotto, advirtió que “afortunadamente, la sociedad ha reaccionado con firmeza. Numerosos jueces han rechazado los pedidos de reducción de penas. Hoy los legisladores aprobaron una ley que busca frenar la aplicación del 2×1. Necesitamos que los representantes de los tres poderes escuchen el reclamo de esta Plaza y hagan las gestiones para dar vuelta este fallo antidemocrático y pro dictadura”. “Los organismos de derechos humanos no estamos solos. Acá está el pueblo: un pueblo más sabio para resistir los embates que nos retrotraen a un pasado siniestro”, dijo.
–El pueblo / unido / jamás será vencido –cantó la multitud.
“La dictadura no es un hecho del pasado lejano. Que la corporación judicial nos escuche, porque no claudicaremos en nuestro reclamo nacional e internacional en la defensa de los derechos conquistados. ¡Levanten los pañuelos! ¡Por los 30 mil desaparecidos!”, dijo. Mientras la multitud se convertía en una marea blanca, se escuchó de fondo: “¡Presentes! ¡Ahora y siempre!”.
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