José María Carbonell, Nueva Colombia.
Estamos viviendo un
período especial para el futuro del país. Por un lado, el más importante, el
comienzo de la implementación del Acuerdo de Paz con las FARC-EP, el cual está
demostrando la ineptitud del gobierno y su estado, y, por el otro, el destape
de las artimañas de la corrupción y de la clase politiquera y empresarial para
recibir las dádivas –coimas- de las grandes empresas que licitan por las
grandos obras de infraestructura.
Miopía de funcionarios estatales
Los dirigentes del país
y algunos de sus funcionarios (Vicepresidente, Fiscal general, etc) parecen no
entender el momento que estamos viviendo y persisten en sus vicios a la hora de
ejercer su poder, con la consabida extralimitación de funciones que van contra
el querer de las amplias mayorías del pueblo colombiano.
El Vicepresidente Vargas
Lleras, además de mostrar su absolute desprecio e irrespeto por el personal a
su cargo (caso del coscorrón a un escolta), ha mostrado el peligroso “balance”
de equilibrista que hace para estar con Dios y con El Diablo. Por un lado dice
apoyar el proceso de Paz (Santos) y por el otro lo torpedea en la práctica con
el presupuesto de ganarse la simpatía del CD (del número 82 Álvaro Uribe Vélez).
A su vez, el Fiscal
General Néstor Humberto Martínez muestra una celeridad en sus pronunciamientos
contra la Juridiscción Especial de Paz –cosa que no muestra en las
investigaciones por las ejecuciones extrajudiciales de líderes sociales-,
extralimitándose ya que el Acuerdo de Paz con las FARC-EP está firmado y
cerrada sue tapa de negociación. Ello demuestra la falta de seriedad de los
funcionarios estatales que -creyéndose pro-cónsules- que al ocupar un cargo
creen que ellos son la última palabra en la materia a su cargo, siendo
necesario que personajes como el abogado español Enrique Santiago –asesor legal
de las FARC-EP- se vean en el penoso trance de jalarle las orejas al Fiscal en
una materia que por su condición de Fiscal debería saber muy bien y manejar al
dedillo, el Acuerdo de Paz del Teatro Colón y la jurisdicción internacional que
cobija dicho Acuerdo.
Corrupción
Mas la cuestión no queda
ahí. Es tal el estado de putrefacción del estado colombiano que la corrupción
inherente al Sistema ha hecho explosión y está demostrando que no hay
funcionario e institución que no esté horadada por ese flagelo. Siempre ha
habido escándalos por corrupción en los diferentes gobierno, pero en los dos
últimos –19 años- ha adquirido dimensiones cósmicas. Entre
40 y 50 billones de pesos perdidos por causa de la corrupción, es muestra de la
situación.
El gobierno más corrupto de la historia de Colombia –el de
Álvaro Uribe Vélez- está mostrando que el título no se lo ha ganado
gratuitamente. Durante los nefastos 8 años de UribeVélez no había día en que no
estallara un escandalo: Robo de las elecciones en la Registraduría del
departamento del Magdalena (adelantado por el ”buen muchacho” Jorge Noguera
Cotes [preso], Escándalo de la Yidis-política (reforma delictiva de la
Constitución para hacerse re-elegir), Para-política [62 parlamentarios presos],
escándalo de los AIS del ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias [condenado
por la CSJ y prófugo en Estados Unidos, a la espera de extradición a Colombia],
escándalos de 2 jefes de seguridad [ambos presos], etc, etc.
El más reciente
escándalo es el famoso de Odebrecht y las coimas de millones de dólares dadas a
funcionarios del gobierno UribeVélez y sus consiguientes repercusiones hacen
que los colombianos de bien expresemos que “Todo tiene su límite”.
Continuidad en aplicación del Terrorismo de Estado
Como si lanterior fuera
poco, continúa impertérrito el Terrorismo de Estado a pesar de estar en pleno proceso
de implementación del Acuerdo de Paz con las FARC-EP. DE uno en uno, van siendo
asesinados miembros líderes sociales, populares, de Marcha Patriótica, que aún
no ha tocado las cabezas “altas” de esos movimientos ni de las FARC-EP, mas
estamos seguros la óptica de los promotores del Terrorismo de Estado cambiará
una vez las FARC-EP entregue las armas. En cercanías de las Zonas Veredales
(ZVTN) rondan, cual león tras una potencial presa, las bandas de
narco-paramilitares –neoparacos- a la espera del momento preciso para dar el
zarpazo.
Ésta es una maniobra
estratégica de las Fuerzas Militares (toda la cúpula estaría comprometida?) que
entra a ”copar” las zonas que han abandonado las FARC-EP –en cumplimiento de su
firma en el Acuerdo-, zonas a las que nunca se ha atrevido ni siquiera a entrar
(Cauca, Catatumbo, etc). Ya las denuncias de los campesinos develan el estado
de zozobra que viven en las zonas de presencia guerrillera sobre todo porque la
presencia del ejército no se ve y cuando se ve están acompañadas de intentos de
violaciones de mujeres y menores de edad, sin que haya ni una investigación en
curso por estos hechos delictivos (Ya no
hay la excusa del “orden público”).
Nueva Colombia y Gobierno de Transición
Es de señalar que
después de cumplido el período de las Zonas Veredales, de la realización del
Congreso fundacional del Partido Político legal que nacerá de las FARC-EP
guerrilla, los miembros del Nuevo Partido por la Nueva Colombia regresarán a
seguir cumpliendo su papel de transformadores sociales en las zonas en donde
están sus bases, a fin de seguir en la construcción de una Nueva Colombia en
Paz con Justicia Social adelantando proyectos productivos de diferentes tipos,
elaborando y llevando a la práctica la satisfacción de las necesidades básicas
primarias de la población (empleo, vivienda, salud, educación, cultura,
recreación, etc).
Esperamos el Estado y
sus fuerzas militares no sigan practicando la doctrina contra-insurgente de “secarle
el agua al pez” y el Estado dote a las fuerzas militares de una Nueva Doctrina
Militar acorde con el momento que vivimos.
Porque todo tiene su límite...
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