Por: Allende La Paz, Cambio Total
Los medios de comunicación clasistas, es decir, en poder de
la élite en el poder, han sido parte de la guerra desarrollada por el Estado en
contra del pueblo colombiano. Su lenguaje
guerrerista impregna todas sus publicaciones y el odio de clase –cerval- se
evidencia en cada publicación, aunque a veces adquiere la manera asolapada
disfrazada de palabras como “amor”, “perdón”, “reconciliación”, etc.
Es necesario señalar una
vez más que la mayoría de los periodistas colombianos son “oficiales de la reserva”
y cada tanto asisten a cursos militares en las brigadas y batallones. Ello de
por sí explica la “salida de tono” de algunos periodistas preguntando sandeces
a los personajes de la vida política nacional e internacional en un intento de direccionar sus respuestas.
No es casual el
cubrimiento que los medios le dan al Centro Democrático, C-aD, publicitando
todas sus aberraciones. A ellos nada les importa un cinco que el jefe de la “Camorra”
sea un individuo señalado de la más espantosa corrupción al punto que se acuño
una frase que lo describe: “Todos los caminos del narco-paramilitarismo
conducen a Uribe Vélez”.
Si nos pusiéramos a
evaluar la cantidad de apariciones del señor Número 82 encontraríamos que son
muschísimas más, desde lejos, que las reseñas sobre la labor del gobierno de JM
Santos, por ejemplo. Es como si los dueños de esos medios (Ardila Lulle, Luis
Carlos Sarmiento Angulo, SantoDomingo, Sindicato Antioqueño, etc) y los
directores de ellos hubieran dado la orden de priorizar a Uribhitler sobre JM
Santos, aún a pesar de que un presidente siempre es noticia por su labor de
gobierno.
Basta repasar las
publicaciones de la media oligárquica en ocasión del resultado desfavorable del
Plebiscito para ver la felicidad que los embargaba e incluso algunos directores
de radio se reían al aire mostrando esa ”felicidad”.
La guerra mediática
continúa en éste año 2017 que pinta bien toda vez que en vez de desarrollarla
con fusiles se desarrolla contra los medios en poder de la oligarquía quienes
siempre han hecho y justificado la guerra real contra el pueblo. Es más, ellos
siempre pretendieron “orientar”, “informar” a la opinión publica que lee sus
publicaciones cargados de odio, y todavía hoy la pretenden orientar sin
entender que más del 60% de los electores registrados en el padrón electoral no le comen cuento a nadie,
menos a los medios y a los corruptos politiqueros de turno.
El Espectador buscó la
historia de Matilde Cardozo que, según ella, fue violada por unos guerrilleros
de las FARC-EP dizque porque su hermana sostenía una relación amorosa con un
soldado del ejército nacional. Si ello fuera cierto, corresponde a las FARC-EP
realizar la correspondiente investigación a lo interno y aplicar los mecanismos
correctores.
Cabe señalar que Matilde puede llegar a la JEP y denunciar a
los guerrilleros responsables de tan abominable acto, acto que no obedece a
orientaciones de los mandos de las FARC toda vez que si alguien lo hubiera
hecho se hubiera hecho acreedor de un Consejo Verbal de Guerra y la pena en
esos casos contempla hasta el fusilamiento.
Sabemos que la Fiscalía de manera extrarápida ha montado un ”Dosier
de abusos sexuales de las FARC”. Eso está bien, que cumpla con su función, mas
nos preguntamos si esa misma celeridad se ha dado en los casos denunciados de
violencia sexual de los agentes del Estado (militares-policías-agencias
seguridad-narcoparamilitares) y de los casos denunciados de militares
estadounidenses señalados de cometer violaciones en Colombia?
En estos casos reina la más absoluta impunidad. Recordemos
que ésta ronda el 97% de los delitos cometidos en Colombia en toda su historia.
O sea, es una justicia de papel que judicializa y encarcela a gentes de pueblo,
es decir, ”la justicia es pa´los de ruana”.
La cuestión es que las víctimas
que se propagandizan siempre es de responsabilidad de las FARC –así de categóricamente
lo publicitan-, quienes son responsables de la victimización en un 15% cuando
mucho, en tanto cuando al Estado le corresponde responsabilidad son “supuestas”,
“no probadas”, mas las estadísticas muestran que esa responsabilidad es desde el
83% (ejecuciones, massacres), pasa por el 97,7% en desaparición forzada y llega
a 100% en desplazamiento forzoso, si nos atenemos al Informe Basta YA.
En otras ocasiones, los
medios mediáticos desinformadores tratan de bajarle el tono a las denuncias
contra los funcionarios estatales como, por ejemplo, el alcalde de Bogotá al
titular ”Peñalosa, el alcalde incomprendido” y trata de direccionar a los
lectores con la siguente perla mediática: Arranca el intento de revocatoria del
mandatario de Bogotá. Seguramente no va a prosperar. Sin embargo, cómo se
explica que sea tan impopular?
El pueblo y sus organizaciones
han enfrentado la Guerra mediática y se apretrechan ahora contra los intentos
de sabotear la implementación, más ahora cuando está en curso. En esa lucha
jugarán papel fundamental las emisoras comunitarias que el Acuerdo Final
contempla.
La lucha continúa.
Tenemos la esperanza de superar el Conflicto Armado, pero aún subsisten los
Conflictos Económicos (Neoliberalismo, Reforma Tributaria, Salario Mínimo,
etc), el Conflicto Político, el Conflicto Social y el Conflicto Cultural.
La lucha por construir una Nueva Colombia en Paz con
Justicia Social arranca en una Nueva etapa.
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