Otra de las especies que nos venden los medios mediáticos en poder de la oligarquía es el de una justicia "independiente". Nada más ajeno de la realidad.
La justicia es una de las tres ramas de poder del Estado colombiano. Como tal su justicia ni es imparcial ni independiente. Ella responde al ordenamiento jurídico existente y éste a su vez responde al sistema y al modelo imperante.
El capitalismo es el sistema y el modelo es el neoliberalismo. Por tanto no podemos esperar independencia de una justicia que aplica con rigor las leyes que expide el Parlamento, el cual responde a las orientaciones del gobierno de turno, todos los cuales han aplicado el neoliberalismo en las últimas décadas.
Teniendo en cuenta que ese Estado neoliberal desarrolla una guerra contra un "enemigo interno", la legislación vigente es una legislación de guerra. Basta decir que Colombia vivió en Estado de Sitio -Estado de excepción con coartación de las libertades ciudadanas- durante casi 50 años y toda la legislación expedida por el gobierno y el parlamento fue incorporada a la Constitución de manera permanente.
La Constitución del 91 se esperaba fuera el quiebre de ésta situación, mas todo quedó en buenas intenciones. Lo positivo fue retrotraído a las viejas épocas por el temor irracional a las guerrillas y la legislación de guerra sigue predominando en el escenario de la vida colombiana, legislación que tenía -y tiene- por objetivo reprimir al pueblo para impedir su protesta contra las nefastas políticas neoliberales, las cuales favorecían a los sectores empresariales y a las multinacionales.
En ese propósito aúnan fuerzas los medios en poder de la oligarquía-El Tiempo, El Espectador, Semana, RCN, Caracol, etc- y todos los pretenden convencernos de la independencia de la justicia colombiana -burguesa- y ocultan que ella defiende los intereses de una minoría que -egoístamente- pretende acumular capital y tierras, las cuales nunca podrán disfrutar plenamente.
La lucha del pueblo colombiano ha enfrentado la represión física -militar, policial, narcoparamilitar- y la estructural -coartación de libertades y derechos humanos, ausencia de políticas que lo favorezcan, etc- y ha desarrollado creativamente sus organizaciones de resistencia a las políticas adelantadas desde el estado.
Es imprescindible develar todos los intentos de la élite en el poder de mantenernos sumidos a su poder. La lucha es el único camino que tenemos y debemos combinar creadoramente todas las formas de lucha legales contra los enemigos del pueblo.
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