Ayer se rubricó el triunfo de la Paz sobre la guerra, el triunfo del derecho a la vida de los colombianos pobres contra el odio preconizado y adelantado por los sectores guerreristas oligárquicos, terratenientes, ganaderos, narcotraficantes
La paz ha triunfado sobre el odio. Ayer se dió a la luz en
Acuerdo Definitivo para una Paz estable y duradera. Se recogieron los puntos que según los sectores del No
faltaban para que el Acuerdo fuera mejor. A eso apuntaron Pastrana, Ramírez y
los sectores cristianos y, también, cómo no, los sectores del Sí que se
pronunciaron sobre el Acuerdo a través de manifestaciones, campamentos de Paz,
y otras diversas manifestaciones populares.
El sector del No
uribhitlerista siguió empecinado en continuar su diatriva contra el proceso de
Paz y ante este mejorado Acuerdo Definitivo se atraviesa como “vaca muerta” en
la rueda de la historia planteando que no es “definitivo”. Habráse visto
semejante desfachatez!
Ante el Acuerdo
alcanzado ayer en La Habana –oh, Habana de mis amores cómo me recuerdas mi
tierra-, el pueblo manifesto su alegría. No podia ser de otra manera.
Triunfó la tan largamente esperada y ansiada Paz. Paz que nos fue arrebatada
cuando en 1964 se lanzó una jauría de militares contra 48 campesinos que haciendo
uso de su autodeterminación exigían un mejor vivir para ellos, sus familias y
todos los colombianos.
En esa ocasión tan descomunal fuerza militar fue derrotada
por las incipientes FARC (48 campesinos contra 16.000 soldados, aviación y ”peste
negra”), la cual lanzó su Programa Agrario como un grito por la Paz. Ese grito
fue escuchado por colombianos que ante la exclusión y la persecución, ante el
riesgo de perder sus vidas, decidieron enrolarse en las guerrillas en búsqueda
y forjamiento de seguridad y un mejor vivir para los colombianos,
cumplimentando la máxima del Ché Guevara: ”En cualquier lugar que nos sorprenda
la muerte, bienvenida sea, siempre que ese,
nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo y otra mano se
tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los
cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de
victoria”.
Hoy, después de 52 años de búsqueda afanosa de la Paz,
podemos decir que los gritos de victoria se escuchan en las consignas y gritos
de felicidad de los colombianos que ayer, hoy y mañana seguirán festejando
porque comenzamos a transitar caminos de Paz y Reconciliación.
Hoy damos entierro definitivo a la macabra guerra, esa que
nos impusieron, y con nuestro accionar feliz construíremos la Paz con Justicia
Social que tanto ha anhelado el pueblo colombiano.
Ayer se rubricó el triunfo de la Paz sobre la guerra, el
triunfo del derecho a la vida de los colombianos pobres contra el odio
preconizado y adelantado por los sectores guerreristas oligárquicos,
terratenientes, ganaderos, narcotraficantes; hoy ha triunfado la alegría sobre
el dolor que causó la fratricida guerra; hoy ha triunfado la esperanza sobre la
desesperanza, hoy ha triunfado la sonrisa amiga sobre la mueca de odio que aún
hoy se patentiza en los ”enemigos de la Paz”.
Hoy, así como nos
impusieron la guerra, les impondremos a esos sectores la Paz porque nosotros
somos más! Tocará movilizarnos permanentemente contra los intentos de los “enemigos
de la Paz” de sabotear la Implementación del Acuerdo Final y Definitivo, y
construiremos con alegría una Nueva Institucionalidad y formas neuvas de vivir
la vida en nuestro país sin exclusiones de ninguna clase.
Hoy, la Paz es asunto de todos!
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