A raíz de la retención –calificado
así por cuanto en el cuento con la “Salud” Hernández no medió exigencia de
ningún tipo, ni económica, ni política- de la cacareada periodista, hay que ser enfático en señalar que, como se dice en el argot boxístico, no todo golpe
llega a su destino.
Ha habido boxeadores que
se “cansan” de enviar golpes que nunca alcanzan su objetivo, el cuerpo del
contrario. Jab, uppercut, gancho, recto, tirados por erráticos “boxeadores”
que quedan en el vacío por cuenta de la habilidad del boxeador para hacer la
finta precisa para que el golpe se pierda. También es sabido que con cada golpe
fallado los efectos son varias en el boxeador que los lanza. Desgaste físico, muchos más desgaste sicológico por la
impotencia de no podwer contactar al adversario. Así, de a poco, va perdiendo
la pelea.
De igual manera están
los que aprovechando oportunísticamente el episodio de la “Salud”, quizá ideado
según el antecedente de la Íngrid Betancour, mas el “tiro les salió por la
culata”. Quedaron con los crespos hechos.
Los momentos históricos
son diferentes, al igual que los protagonistas. El ELN, al analizar la
inconveniencia de la medida de retención en éstos momentos, procedió a liberar
a la ”Salud” rápidamente. Aclarando lo sucedido. Punto.
Quedaron los Uribes, los
“Saluds”, los “pelafustanes del Bronx” polítiquero uribista, y unos cuantos
dizque “periodistas”, tirando golpes al vacío. Ellos veían cómo sus golpes se
volvían infructuosos por la habilidad del contrario para esquivarlos y a su vez
golpear en donde más duele, sea en el hígado o en la cabeza.
Hay que recordar los
especialistas en el Jab como Mohamed Alí, Pambelé, los hermanos Cardona, y
otros que no mencionamos. Ellos sabían que el Jab es uno de los golpes excelsos
tanto para ataque como para defensa. Y desde luego eso no lo saben los
pelafustanes uribistas.
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