Allende La Paz, Cambio Total.
La resuelta posición
sobre la Paz de las FARC-EP –reiterada en más de 50 años de lucha
armada, única forma de lucha posible hasta ahora en Colombia que ha preservado
la vida de los guerrilleros- ha desembocado en los diálogos que hoy día se
desarrollan en la Mesa de La Habana.
No había –aún no hay-
política de Paz estatal que acercara las partes en conflicto –guerrillas y
Estado con sus fuerzas militares-narcoparamilitares-, mucho menos políticas que
blinden los Acuerdos de La Habana. Esa es una de las aberraciones
del Estado y los poderes de ese Estado y de lo que se trata es de construir esa
política de Paz que debe tener todo Estado moderno. La Paz en Europa, por ejemplo, es una política estatal
que, independiente del gobierno de turno que esté, sigue funcionando porque ese
es el querer popular.
En cambio, vemos la eterna
y total improvisación de los Mecanismos de refrendación, que muestran que el
Estado no sabe para adónde va, a menos que la preservación del statu quo sea su
meta. Se
plantean varios mecanismos para “blindar” los eventuales acuerdos de La Habana:
Congreso - Poder Judicial – Poder Popular (Constituyente).
Sabido es que los dos primeros responderán a los intereses
del círculo oligárquico-terrateniente-ganadero-narcotraficante en el poder. Sólo
la realización de una Asamblea Constituyente garantiza la participación del
pueblo realmente. Sería lo más
democrático. Mas sabemos que a los representantes burgueses en el poder poco o
nada les importa la democracia cuando de sus intereses se trata.
Una Asamblea
Constituyente que garantice la amplia participación popular. Las FARC-EP le
apuestan a la Constituyente porque es la vía para garantizar que los Acuerdos
de La Habana no vayan a ser borrados por algún troglodita que llegue al Palacio
de Nariño (presidencial), tipo Ordóñez, Uribhitler, Vargas-Lleras, etc; o que
los exterminen a “plomo físico”.
Esa apuesta implica la
más amplia participación política de las FARC-EP ya en la “legalidad” producida
por la eventual firma de los Acuerdos entre guerrilla y gobierno –una parte del
Estado-, es decir, cambiar la forma de hacer política con las armas por la
forma política política de tocar el corazón y la mente de todos los colombianos
pobres, el pueblo.
Al tiempo, la
participación de la comunidad internacional –no exentos de intereses sobre
nuestras riqueza- debería ser una garantía para la verdadera y límpida
implementación de los Acuerdos que serían firmados en La Habana. Sabemos que
los sectores empotrados en el poder en Colombiano son duchos en manejar la “zanahoria”
y al mismo tiempo “combinar las otras formas de lucha”, empleando a los
esbirros que desde siempre les han hecho el trabajo sucio, los paramilitares
(narco-paramilitares, los sicarios en moto, el asesino de la MotoSierra, los
Mochacabezas, etc).
Nos queda la
incertidumbre de qué harían las FARC-EP de comenzar a producirse los
asesinatos, desapariciones, etc, de sus líderes y sus bases. Lo que harían las
FARC-EP va a depender de lo que hagan los sectores en el poder (oligarcas,
terratenientes, ganaderos, narcotraficantes, etc). No quisiéramos imaginarnos
un escenario semejante porque ahí sería el “apaga y vamonos”, el Apocalipsis,
para los burgueses en Colombia.
Mas, nosotros en Cambio
Total, somos optimistas, como las FARC-EP. Sabemos lo que puede hacer un pueblo
con su movilización. Y de su fuerza. Por ello, estamos convencidos de que el mejor
blindaje sigue siendo la participación popular en la política. Política de
masas. Ejemplos hay muchos en la historia.
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