Desde mediados de 1995 hasta su muerte en 1999, Jaime Garzón se dedicó a denunciar por medio del humor los peligros de la expansión del paramilitarismo en Colombia y la preocupante situación de orden público en Antioquia y Urabá.
Por: Yohir Akerman
Garzón, en voz del abogado y político ultraconservador, Godofredo Cínico Caspa, describió, gracias al uso de la parodia, la simbiótica relación entre el energético gobernador de Antioquia de ese momento y los emergentes grupos paramilitares.
El señor Cínico Caspa dijo: “el pacifista y cooperativo, mismísimo gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez, un hombre de mano firme y pulso armado, líder que impulsa, con su aplomado cooperativismo, pacíficas autodefensas. (…) Es que a Álvaro le cabe el país en la cabeza, el vislumbra todo ese gran país, como una zona de orden público total, es decir, como un solo convivir, caray. (…) Uribe Vélez es el dictador que este país necesita.” (Ver Jaime Garzón hablando del gobernador Uribe)
Como si hubiera visto la bola de cristal.
Pero cuatro años después de esas palabras Garzón fue asesinado y ahora la Fiscalía establece que fue un crimen de Estado en el que participó el Ejército y el DAS, en coordinación con la banda de paramilitares liderada por Diego Murillo, alias 'Don Berna'. Espeluznante.
Ahora bien, una mirada más detallada a los actores que estuvieron involucrados en la estrategia del asesinato y, posteriormente, en la desviación de cualquier investigación para encontrar los reales culpables y autores intelectuales de este doloroso crimen, conducen a personas muy cercanas al hombre de mano fuerte y pulso armado, como lo definió el señor Cínico Caspa.
Según el expediente de la Fiscalía, el departamento de inteligencia B-2 de la Brigada XIII del Ejército venía siguiendo a Garzón desde 1998 e interceptando sus comunicaciones de manera ilegal. El director de ese grupo era el coronel (r) Jorge Eliécer Plazas Acevedo, quien fue la persona de confianza del general (r) Rito Alejo Del Río, condenado a 26 años de prisión por conformación de grupos paramilitares en el Urabá, cuando Uribe Vélez era gobernador de Antioquia.
Del Río era amigo y hombre de confianza del hoy senador Uribe desde la época en que fue nombrado comandante de la Brigada de Urabá, como el mismo Uribe lo confirmó en una carta el 8 de septiembre de 2013. (Ver¿Soy paramilitar por ser amigo del General Rito Alejo del Rio?)
Según la investigación de la Fiscalía, el expediente que se armó en contra de Garzón por parte del Ejército fue entregado por instrucciones de Plazas Acevedo y Del Río al líder paramilitar Carlos Castaño, jefe de Don Berna, por medio del señor José Miguel Narváez.
Cuando Uribe ganó su primera elección para presidente, Narváez fue miembro de la comisión de empalme, posteriormente se convirtió en asesor del ministerio de Defensa y finalmente pasó a ser subdirector del DAS, bajo la dirección de Jorge Noguera Cotes. En junio de 2011, Noguera Cotes confirmó que el nombramiento de Narváez como subdirector del DAS fue por orden directa del entonces presidente Uribe. (Ver Narváez en el Das fue por orden de Álvaro Uribe)
Declaraciones de paramilitares desmovilizados han confirmado que, mientras servía como funcionario del gobierno de Uribe, Narváez siguió siendo un aliado y representante fiel del paramilitarismo.
El 12 de agosto de 2015, Don Berna corroboró estos puntos ante la Fiscalía y agregó la participación del general (r) Mauricio Santoyo Velasco en el crimen de Garzón y en la desviación de la posterior investigación. (Ver Audio que vincula a Santoyo con el crimen de Garzón)
Santoyo fue jefe de seguridad del expresidente Uribe y extraditado a Estados Unidos por acusaciones de narcotráfico y relaciones con paramilitares. La relación del expresidente Uribe con Santoyo fue tan cercana que el general fue incluido en los agradecimientos de la primera edición de su libro 'No hay causa perdida'. (Ver Agradecimientos con Santoyo 1a Edición)
Para rematar, Don Berna también describió con gran detalle otros delitos que cuentan de la cercanía de esa gobernación con los paramilitares, como la forma en que fue aniquilado el abogado Eduardo Umaña, e hizo énfasis en el asesinato del líder de derechos humanos Jesús María Valle, que se llevó a cabo, según el líder paramilitar, para responder a una solicitud de Pedro Juan Moreno, en ese entonces secretario de gobierno de Antioquia durante el tiempo en que Uribe fue gobernador. (Ver 10 audios que salpican a Uribe)
Lo he dicho antes y lo repito ahora. No existe, hasta ahora, una responsabilidad directa del expresidente Uribe frente al magnicidio de Garzón. Lo que es evidente es su cercanía con los autores de este crimen de Estado, demostrando que el expresidente Uribe es, como bien dijo el señor Cínico Caspa, un hombre de mano firme y pulso armado.
Publicar un comentario