Allende la Paz.
La Guajira emporio de riquezas y pobreza está mostrando al
país el verdadero rostro de lo que será el ejercicio político de las FARC-EP si
se firman los acuerdos.
La Guajira, ese territorio que una vez fuera parte del Magdalena
grande, que era fuente inagotable de historias de contrabandistas, buenas
comidas, buen whiskey, etc, pensamos que sería un pilar para la construcción de
un nuevo país con el descubrimiento de los los yacimientos carboníferos, un
nuevo amanecer para esos pueblos que siempre habías sido –y son- olvidados por
la mano del Estado.
Olvidamos que en el capitalismo, mucho más en el modelo
neoliberal, en donde hay riquezas llegan las multinacionales, se llevan todo, y
a nosotros solo nos dejan los socavones. Algunos periodistas buscan la fiebre
en las sábanas. No negamos que los antiguos contrabandistas, que a veces
resolvían sus diferencias a tiros, habían sido desplazados por las mafias del
narcotráfico y después por las bandas mafiosas narco-para-políticas.
Que las regalías por el carbón en nada habían beneficiado a
los pobres y solo habían pasado a engrosar los bolsillos mafiosos de políticos
y narco-paramilitares. Que las ayudas prometidas por el gobierno central ante
problemas puntuales nunca llegaban a las comunidades, caso el de la salud que
pasaban a los bolsillos de los narco-paramilitares de Jorge 40 y Hernán
Giraldo, con el aval, claro está, de la mafia politiquera. Mas el problema
está y reside en el sistema que le da
base.
La situación tendría que explotar y explotó. 7.000 niños
indígenas muertos por desnutrición y las enfermedades asociadas, es una
vergüenza para cualquier país. No para el colombiano. Si ellos están ahí,
atornillados en el poder, para repartirse la marrana. En La Guajira, los
Bernier, los Kiko Gómez, los Ballesteros, los Oneida Pinto, son especímenes que
se transmutan en el espacio y el tiempo. Los centralistas ”cachacos” llegan a ”la
provincia” y para conseguir elegirse crean las cuotas de poder, el ICBF para
sutana, la gobernación para fulano, etc, eso sí, no se dejen agarrar porque
como en ”misión imposible” nosotros en Bogotá no conocemos de esto…
Al ”Joaquín Gómez” le tocará mirar que entre La
Guajira que él dejó y la que encontrará tras la firmas de los acuerdos hay un
abismo casi que irreparable. A las FARC-EP les tocará hacer esfuerzos
superiores a sus fuerzas, muchos más que cuando estaban en el monte, para poner
a marchar las comunidades, a quienes les han impuesto la pasividad ante tan
calamitosa situación. Tocará reconstruir el tejido social, tocará luchar contra
las mafias asesinas de políticos, narcotraficantes y paracos, para poder
adelantar el ejercicio de la política legal. Y es sabido que esas mafias –costeñas,
santafesinas, pastusas, etc- sí no andan con pelos en el dedo para halar el
gatillo de sus armas asesinas.
Mas los colombianos de bien estamos preparándonos para
enfrentar ese reto. Acompañaremos a las FARC-EP en su intento de insertarse
nuevamente en la sociedad, de la que fueron expulsados por el querer del
imperio y sus lacayos criollos, y luchar por construir una Colombia en Paz, con
justicia social. No será tarea fácil. Mas intentemos lo que parece imposible
porque lo posible ya hay muchos trabajando por conseguirlo.
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