Allende La Paz, Cambio
Total.
Colombia siempre incumple. No solo en cuestiones de Pactos
de Paz (Guadalupe Salcedo, M-19, Quintín Lame, CRS), sino en las políticas a
que compromete a nivel internacional, y ni qué decir a los planes nacionales.
Una de esas políticas internacionales fueron las Metas del
Milenio que ya ni siquiera aparece en
los grandes titulares de la prensa burguesa, oral y escrita. No se cumplió
ninguna de las Metas del Milenio, aunque el diario El Tiempo dice que ”Colombia
aprobará, pero raspando. Los balances oficiales señalan que el país alcanzará
el 57% de las metas que suscribió ante la ONU”. Raspando? Ja.
Desde cuando una materia se aprueba con el 57%? Un alumno estará reprobado con un 57%. No se le podría
aplicar ley del arrastre.
Veamos que dice el diario El Tiempo:
”Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).
Se trataba de erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr
la educación primaria universal, promover la igualdad entre géneros, reducir la
mortalidad de los niños menores de 5 años, mejorar la salud materna, luchar
contra el VIH sida, la malaria y otras enfermedades, buscar la sostenibilidad
ambiental y fomentar la asociación mundial.
Estos ocho objetivos, definidos en el marco de la Asamblea
General de las Naciones Unidas, implicaban 18 tareas específicas y más de 40
indicadores para medir su cumplimiento.
Cada una de las metas tuvo que ser adaptada de acuerdo con las
características de cada país. Colombia definió su derrotero en el 2003 y lo
ratificó mediante herramientas como dos documentos Conpes (2005 y 2011). Hecho
esto, se dio a la tarea de elaborar políticas para cada uno de los sectores
comprometidos.
Doce años después, hay logros importantes: Colombia cumplió
anticipadamente en 15 de los 50 indicadores propuestos [o sea, 35 indicadores incumplidos. ALP], y las
tendencias indican que a fines de este año, cuando se venza el plazo dado para
alcanzar los ODM, será posible cumplir con otros
14, lo que arrojaría un cumplimiento global del 57 por ciento, según el
Departamento Nacional de Planeación (DNP), que es la entidad encargada de
monitorear el avance en esta materia.
Otros nueve indicadores muestran un cumplimiento superior al 50
por ciento, pero seguramente no alcanzarán la meta fijada, y en 12 no se ha llegado ni a la mitad de
lo presupuestado. Es aquí, a juicio de los expertos, donde hay que centrar el
análisis para redefinir la estrategia. Sin embargo, lo más preocupante son las
grandes brechas entre regiones y poblaciones frente a los ODM.
Por ejemplo, en materia de erradicación
de pobreza extrema Colombia saca, en términos globales, una buena nota,
pues logró reducir a menos de la mitad el porcentaje de la población que vive
en la indigencia. La línea de la que se partió, que era de 20,4 por ciento en
1990, hoy es del 8,1 por ciento, frente al 8,8 que se tenía como objetivo para
el 2015. Sin embargo, este mismo indicador supera el 12 por ciento en capitales
como Quibdó y Riohacha. Pero estas dramáticas cifras acaban siendo invisibles
por culpa de un promedio nacional que se construye sumando también resultados
tan buenos como los de Bogotá (1,9), Medellín (2,8) y Cali (3,3). Y las
diferencias entre las zonas urbanas y rurales son aún más grandes: en departamentos como Chocó, Vaupés y La
Guajira, la pobreza extrema es 3,2 veces más alta que la de sus ciudades
capitales, que a su vez muestran indicadores deficitarios.
A estos abismos hay que sumarles metas que están lejos de ser
cumplidas y que perpetúan la pobreza y el subdesarrollo, como el embarazo adolescente. Hace 15 años,
Colombia se propuso mantener el porcentaje de menores de edad que están o han
estado embarazadas en menos del 15 por ciento; no parecía tan difícil, pues
para ese momento el porcentaje era de 12,8. Pero el país no ha hecho más que
retroceder en este indicador y hoy exhibe uno
de los índices más altos de la región: 19,5 por ciento”.
Visto así, qué cinismo afirmar que se cumplió con las Metas del
Milenio.
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