José María Carbonell, Cambio Total.
La Masacre de Pueblo Bello cometida por los
narco-paramilitares comandados por Carlos Castaño es, como todas las masacres,
emblemática de la sevicia conque el Estado practicaba –y practica- la Doctrina
de Seguridad. En éste caso, la excusa es el robo de ganado.
Los medios de comunicación en poder de la oligarquía –El Espectador,
El Tiempo, Caracol, RCN, etc- al no poder ocultar la sevicia conque actuaban
las fuerzas narco-paramilitares del Estado, pretenden ”tapar el sol con la mano”.
En todas las referencias oligárquicas a ésta Masacre se señala como autor a
Carlos Castaño y la finca Las Tangas, como si Castaño actuara solo o a su libre
albedrío.
No, señores. Carlos Castaño nunca actuó como una ”rueda
suelta”. Fue parte del engranaje del Terrorismo de Estado adelantado por los
regímenes. Pruebas de ello fue que cuando las FARC-EP le agujerearon a punta de
plomo una nalga a Carlos Castaño quienes lo salvaron y lo sacaron en
helicóptero de la zona de combate fueron las Fuerzas Militares del Estado.
Cuando la Masacre de Mapiripán fueron transportados en aviones militares y pasaron a
través de retenes militares sin que nadie, nadie, los molestara.
Asi que el Estado colombiano y los ejecutivos de las épocas
en que vivió Carlos Castaño, al igual que las cúpulas militares, son responsables por acción y omisión en las
Masacres. Es más, ha sido verificado la presencia de militares en servicio
activo –dados de baja en combate por las FARC- y portaban sus carnéts de tales.
No sean fariseos. No sean hipócritas. El presidente Santos
le exige transparencia a las FARC-EP, en tanto él y las fuerzas del Estado son de
lo más oscuro. Cuando ha sido obligado a reparar a las víctimas siempre lo
hecho a medias, nunca cumple la sanción a la que ha sido sometido por la CIDH.
Siempre tratan de escamotear su responsabilidades. Y así han actuado todos los
presidentes.
Las víctimas de Pueblo Bello y sus familiares, en ocasión de
un aniversario de la Masacre, han desfilado exigiendo justicia. 7 de las 43
víctimas han sido encontradas. De las demás -36- no hay rastros de ellas. Ellas permanecen como desaparecidas. Que
viene a corroborar que el Estado comete, por manos de los narco-paramilitares,
detención arbitraria, ejecución extrajudicial, torturas y desaparición forzada.
El Estado es responsable del 97,7% de las desapariciones en Colombia, la
mayoría, absoluta mayoría, están en la impunidad.
El fariseísmo estatal es tal que exige responsabilidad a la
parte que apenas es responsable del 15% de las violaciones de derechos humanos –en
respuesta a la agresión estatal-, mientras el Estado, el Ejecutivo y las
Fuerzas Militares hacen hasta lo indecible para evadir esa responsabilidad. Qué
cínicos!
Nos preguntamos: Así es como enfrentará el Estado una
eventual Paz en Colombia? Será que el Estado, si no depura las fuerzas
militares, si no desmontan las bandas narco-paramilitares, si no se dota a las
Fuerzas Militares de otra Doctrima Militar, estará en capacidad de no volver a
repetir la orgía de sangre que ha padecido el pueblo colombiano?
Está por verse…
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