Domínico Nadal, Cambio Total.
Dicen que toda comparación cojea. Ello es evidentemente
cierto en ésta. No solo cojea, es patuleca porque comparar dos pensamientos e
ideologías totalmente distintas es apenas un ex-abrupto. Pero haremos el
intento.
Hablamos de los Uribes. Distintos y diferentes uno de otro. En todo.
Uno luchó con las armas en la mano ”porque lo consideró
inevitable, pero privilegiaba la paz como el mayor activo social”, que en su ”manifiesto
de Paz” decía que ”hemos llegado a un punto en que se impone la cesación de
lucha. El gobierno es importente para debelar la revolución, pero la revolución
es importente para derribar al gobierno”.
Este hombre, Uribe Uribe, liberal él, es ejemplo para todos
los que se digan liberales y a los que estamos en otras orillas nos seducen sus
planteamientos. Es en fin, un ejemplo para las generaciones del futuro.
El otro Uribe no ha hecho ninguna ”lucha con las armas en la
mano. Manda a otros a que se maten entre
ellos para satisfacer sus oscuros apetitos. Nada ha dejado para las generaciones
futuras. Solo será recordado con dos sentencias: ”Presidió el gobierno más
corrupto de la historia colombiana” y ”todos los caminos del
narco-paramilitarismo conducen a Uribe”.
Este Uribe es enemigo de la Paz a pesar de que él ha sido
incapaz de ”luchar con las armas en la mano”, o quizás por eso. No sabe lo que
significa la ”lucha”. Un ser corrompido y corruptor, incapaz de producir
ninguna idea para el bienestar del pueblo. Ese muy pronto será olvidado como lo
demuestra el persistente abandono de las ”huestes uribistas” que ayer lo
idealizaban como el ”Mesías”.
Dos caras distintas, dos concepciones, un mismo apellido,
pero afortunadamente no de la misma familia. Si fueran de la misma familia con
seguridad Uribe Uribe resucitaría para luchar contra él ”con las armas en la
mano”.
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