José María Carbonell, Cambio Total.
Ahí están pintados. La troglodita –o sea, los ”enemigos de
la Paz”-, o vale decir, Uribhitler, Ordóñese, y todos los demás ”actores” de
reparto del uribismo, han aprovechado oportunistamente los ”viajes de
Timochencko” para irse lanza en ristre contra el presidente JuanPa Santos.
Esgrimen argumentos estúpidos que demuestran bien lo que
piensa la ”troglodita” del país. Que si el presidente JuanPa violó la
Constitución porque autorizó los viajes. Que si no ”debía autorizar el viaje a
un ”terrorista””. Que si patatín. Que si patatán. Todo eso le llama el peublo ”pataleos
de ahogado”.
Porque la verdad es que si aceptáramos el epíteto de ”terrorista”,
pues no se hubieran podido adelantar ningún encuentro con la ”insurgencia
colombiana”. En el mundo hay ejemplos de esto.
En primer lugar, hubiera sido imposible la solución política
al conflicto interno de muchos países, Irlanda y El Salvador, entre otros.
Mas los que hoy denuncian a JuanPa por haber autorizado los viajes del comandante de las
FARC-EP –una de las dos partes del conflicto interno colombiano-, antes ”pactaron
con el terrorismo” de las FARC-EP, y hasta les ofrecieron ”áreas o zonas de
despeje militar oficial”.
Sabemos que el ex presidente narco-paramilitar ex-presidente
Uribe Vélez le prometió ”el oro y el moro” a las FARC, mas las FARC en un acto
de dignidad le dijo: ”No, señor Uribhitler, las FARC-EP no dialoga con mafiosos
narco-paramilitares” y cerró en sus narices esa posibilidad. Quizás por eso
Uribhitler está ”supurando por la herida”, herida que como en el vallenato ”la
herida que llevo en el alma no cicatriza, inevitable me marca la pena, que es infinita…”.
Mas no solo fue eso, sino que Uribe –más conocido como ”Uribhitler”-,
usurpó funciones de la justicia y liberó, oígase bien, dió ”orden de libertad”
al comandante de las FARC-EP, Rodrigo Granda, a pedido del presidente francés
Zarkozy. Ahí sí podía un presidente colombiano.
Y como si fuera poco, el gobierno de Uribhitler ”negoció”
con los encargados de la custodia de los prisoneros de las FARC –por determinada
cantidad de dinero-, y una vez realizada la llamada ”Operación Jaque” –que no
fue ningún jaque porque las estructuras de las FARC estaban indemnes-, al
parecer, al parecer, les pagaron varios millones de dólares (vaya usted a saber
si fue verdad porque a los dos ”carceleros” los ”desaparecieron” de la vida
pública, incluso ellos se habían quejado de que el gobierno les ”había hecho
conejo”. Están vivos? Están muertos?).
Pretenden desconocer los ”enemigos de la Paz” que en la Mesa
de La Habana hay dos partes –gobierno y guerrilla de las FARC-EP-, y ambos
tienen derechos y responsabilidades. El primer derecho que tienen las FARC, por
siempre conculcado por los gobiernos oligárquicos, es el carácter político de las FARC-EP y, desde luego, el carácter justo
de la guerra que adelantan en defensa del derecho a la vida, en primer lugar.
Este reconocimiento habla muy bien del gobierno colombiano y por ello su
reconocimiento de que en Colombia hay un Conflicto Interno en todas sus
dimensiones está en consonancia de tal postura.
Así como cada tanto la delegación del gobierno viaja a
Bogotá a ”dar parte” a su jefe, Juan Manuel Santos, comandante supremo de las
fuerzas militares estatales (incluso a los sectores económicos, a los militares,
etc), así las FARC-EP debe en ciertas ocasiones analizar con su Comandante en
Jefe, Timoleón Jiménez, más conocido como Timochenko, el curso de las
conversaciones.
Las dos partes de la Mesa tienen sus derechos, no solamente el gobierno.
Por qué se extrañan por ello. No saben que son derechos de
las dos partes en Conflicto? Ah, es que esa forma mezquina de ejercer la
política –yo tengo derechos, pero el enemigo no tiene ninguno-, es la parte
política de la Doctrina de Seguridad Nacional que ha anegado en sangre el suelo
patrio. Esa forma de ”hacer política” es una de las cosas que los eventuales
Acuerdos que se logren en La Habana debe erradicar de la vida nacional.
Y para éste y otros puntos es que están sentados en la Mesa
los delegados del Gobierno y de las FARC-EP, conversando, dialogando,
discutiendo, civilizadamente, para encontrar la solución política al Conflicto
Interno, salida que quiere y desea con todas sus fuerzas el pueblo colombiano.
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