Allende La Paz, Cambio Total.
El aceleramiento del gobierno por alcanzar ya un Acuerdo con
las FARC-EP causa escozor y rasquiña, por decir lo menos y no decir
desconfianza. Nadie entiende que el gobierno quiera ”concretar” un Acuerdo
cuando ni siquiera se ha llegado a Acuerdos
fundamentales sobre las causas que originaron y le dan persistencia al
Conflicto Interno colombiano. Los promocionados Acuerdos parciales, según
nuestra modesta opinión, apenas tocan algunas de las ramas del frondoso árbol de la Paz, que tiene
como raíz precisamente la solución de los ingentes problemas de la población en
sus dimensiones económicas, políticas, sociales, culturales, etc.
Mucho menos que quiera un ”desarme y desmovilización” sin
haber probado las bondades de un Cese
Bilateral de Fuegos, base fundamental para aclimatar la Paz en los
corazones y mentes no solo de los combatientes, sino de nuestro pueblo en
general, pretensión gubernamental que se basa en el deseo de ”lograr en la Mesa
lo que no ha podido en el campo militar”.
Tampoco se entiende que si el gobierno de Santos ha sido
incapaz de lograr que todo el sector económico, es decir, empresarios,
financistas, ganaderos, terratenientes, etc, se vuelque a apoyarlo, pretenda
con la firma de un Acuerdo sin base sólida lograr ese ”apoyo oligárquico”. No
se puede adelantar un proceso sin una base que permita adelantarlo, en este
caso, sin la base de la clase oligárquica.
La realidad de la guerra
pareciera que se impone sobre las realidades
del Proceso de Paz, en parte, por la no firma de un Cese Bilateral de
Fuegos, que demuestra a las claras que no es que la guerra haya degradado a la
política, sino que es precisamente lo contrario, la política se ha degradado a
sí misma al adelantar una guerra sin límites, dado que la misma ”política”
burguesa se degradó con el ”contubernio impúdico” de la alianza con los sectores
narcotraficantes y paramilitares para adelantar la guerra sucia
contrainsurgente (los llevó al Congreso y la presidencia), al tiempo de
usufructuar –a la brava- la voluntad de los electores que participan en el ”circo
electoral”, pleno de corrupciones e impunidades.
La deformación del sistema económico de Colombia parte de la
base del inmenso despojo de tierras adelantados por las fuerzas
militares-narcoparamilitares, y su concentración en unas pocas manos,
enriqueciéndose de manera violenta del trabajo de nuestros campesinos, además
de la salvaje explotación de los trabajadores, a quienes se despoja no sólo de
la plusvalía por ellos generada, sino también de su jornada laboral flexibilizándola
y robándoles las horas extras y su jubilación, amén de su edad de retiro. Esta guerra económica adelantada por el
Estado burgués sigue su curso, sea que esté en el sóleo presidencial un incapaz
como Andrés Pastrana, sea que esté un narcoparamilitar como Uribe Vélez
(Uribhitler), sea que esté un oligarca tradicional como JM Santos.
Hay que entender, primeramente, que la realidad es que el
Proceso de Paz es eso, un proceso, con una dinámica propia que no puede ser ”acelerado”
a la brava, porque de ese aceleramiento se derivaría la realización de un
Acuerdo sin bases sólidas que reproduciría por mil el actual estado de ”caos”
en que la oligarquía tiene sumido al país. Recordemos que nuestros campesinos
aplican creadoramente la máxima de ”no por madrugar mucho amanece más temprano”.
Estas realidades de
la guerra y la Paz deben ser evaluadas fríamente y analizadas en su
contexto para ir dando pasos firmes hacia la construcción de la Paz de manera sostenible. Si no se fracasará nuevamente. Y la
responsabilidad-como siempre- será del gobierno.
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