Allende La
Paz, Cambio Total.
Siempre han
actuado así. Una vez conseguidos sus objetivos –en este caso la re-elección
presidencial-, les importa un carajo la decisión por la cual los votaron los
colombianos. Y siguen haciendo lo que les viene en gana. Porque ellos creen que
Colombia es una finca de ellos. O que por lo menos son sus capataces y pueden
mandar lo que les antoje sin tener en cuenta el sentir y los deseos del
ciudadano de a pié.
Por ello, el
presidente Santos –el ”asesino de Alfonso Cano” y de miles de
jóvenes mediante los ”falsos positivos”
o ejecuciones extrajudiciales- ante lo que era previsible del accionar de las
FARC-EP, la cual como todavía estamos en guerra porque él, Santos, no quiere
firmar un Acuerdo de Cese Bilateral de Fuegos, amenaza con patear la Mesa de La
Habana.
Favor que les
haría a las FARC. Pateéla, señor, y verá que el mundo entenderá entonces la
posición de las FARC-EP. La ignorancia política de esta oligarquía –sumada a un
pensamiento bi-polar que está por estos días en fase maníaca- que no quiere
entender que Colombia ya no es el mismo país desde que lanzaron el Decreto de
Guerra en 1964. A pesar de seguir atornillados al poder, Colombia ya entendió –y
por eso lo votaron en las pasadas elecciones (por la Paz)- que nuestros
caminos, los de los colombianos de a pié, siguen sendas diferentes de la
oligarquía y sus testaferros, y por ello jamás le habián participado –y aún
toda hoy no le participan- en el circo electoral (60-80% de abstención) y ha
ido construyendo y reconstruyendo –ante la arremetida del Terrorismo de Estado-
el tejido social.
La ”piedra”
que se la salió a Santos es porque las FARC-EP le están saboteando la economía
al impedir que por Buenaventura salgan las exportaciones que ”sanean” la
economía, incluyendo, claro está, la salida del contrabando de cocaína. Sus amigos
–de Santos- ven como sus exportaciones no salen en los buques y así se despiden
de unos cuantos miles de dólares que debilitan económicamente a la oligarquía y
políticamente les demuestran a todo el mundo que las FARC-EP ha entrado en un
proceso compeltamente nuevo de saboteo a la economía, lo cual de persistir en
el tiempo y el espacio, producirá la derrota de la oligarquía en el poder.
La
enfermedad bi-polar que padece el presidente –además de la próstata- le impide
ver que cuando el lanza los ”clarines de guerra” al decir que ”yo mandé matar a
Alfonso Cano”, al pedir a los militares de sus fuerzas
militares-narcoparamilitares que sigan lanzando sus jaurías en contra de los comandantes
de las FARC y los bombardeen con bombas de 500 kilos y bombas racimo, lo que
hace es precisamente lo que le enrostra ahora a las FARC: profundizar la
guerra.
Sabido es
que en la guerra toda acción genera una reacción. Al amenazar –y cumplir- con el
exterminio del contrario, Santos hace que ese contrario le propine cada vez más
golpes más duros, durísimos, o como ahora, que en desarrollo de sus planes
militares entren a sabotear la economía, fase que requiere una guerrilla bien
estructurada. Podrán seguir malgastando millones de dólares diarios –más de 30
millones de dólares diarios-, pero la ”culebra” está viva y parece que seguirá
viva. Y mientras esa culebra esté viva seguirá combatiendo a su enemigo de
clase, al tiempo que impide que desde Colombia se lanze un ataque contra la
revolución bolivariana.
Si de verdad
Santos quiere la Paz debe acordar con las FARC-EP un Cese Bilateral de Fuegos y
no estar buscando apoyos internacionales a su bi-polar política de
Represión-Conversación. La paz en este momento preciso requiere hechos
concretos que abran las alamedas de la reconciliación y la reconstrucción
nacional para sacar a Colombia del foso del atraso en que la ha sumido la
incapaz oligarquía en el poder.
Se atrevería Santos a patear la Mesa de La Habana? No lo creemos. Eso si sería un suicidio político. Eso pensamos
nosotros.
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