Allende La Paz, Cambio Total.
Durante todo el tiempo de duración de los procesos de Paz ha
sido una constante oligárquica ”ensillar las bestias antes de traerlas”. Por
eso cuando la cosa no avanza de acuerdo con sus intereses y visiones patean la
Mesa con todo el cinismo del caso, eschándoles las culpas a la insurgencia
armada.
Ahora están con el mismo cuento. Quieren llegar a un desarme
sin haber agotado los pasos previos. Pasos previos que van sentando las bases
para una Paz firme, duradera. Que nosotros sepamos, en éstos casos se debe llegar
a un Acuerdo de Cese de Fuegos Bilateral previamente –que prepara el terreno- a
un Acuerdo sobre ”desarme y entrega de armas”. Es más, para llegar al ”desarme
y entrega de armas” primero, y previamente, debe darse un Acuerdo para la
creación de un Nuevo País, con nueva Constitución –refrendación de los Acuerdos
Totales- y nuevas superestructuras, lo cual significa en carta blanca, derruír
el vetusto y viejo estado burgués, clientelista y corrompido, hasta sus
cimientos, y proceder a sentar nuevas bases para que los colombianos empiezemos
a vivir en Paz.
Evidentemente que es importante que los militares estatales
vayan a La Habana y se encuentren con sus pares, los militares guerrilleros, y
ambos se miren a los ojos, directamente. De allí, de ese encuentro, deberán
salir los puentes comunicantes al identificarse los dos como las partes reales
de la confrontación armada. Identificaran que la misma sangre que corre por las
venas de unos es la de los otros –no la de un inexistente ”enemigo interno”- y que no tiene sentido seguir enfrascados en
la guerra fratricida decretada por el imperio y la parásita oligarquía nativa
desde antes de 1928, inaugurada con la Masacre de las Bananeras.
Naturalmente que es necesario ir construyendo una hoja de
ruta –si se llega a un Acuerdo Total- para ir avanzando hacia el ”desarme y
entrega de armas”. Mas lo primero es lo primero. Primero sería acordar un Cese
de Fuegos Bilateral. Segundo sería llegar a Acuerdos sobre las causas reales
que han dado origen y perpetúan el Conflicto Interno y la guerra fratricida –recetada
por el imperio y la oligarquía nativa, reitero-, y tercero, firmar esos Acuerdos,
los cuales deberán ser rubricados por una Asamblea Nacional Constituyente que
inicie la construcción de ese Nuevo País por parte de todos los colombianos en
su conjunto, sean amigos o enemigos de la Paz.
Es saludable que esos puntos se aborden –podría ser,
simultáneamente-, pero ”no debemos ensillar el caballo sin haberlo todavía
enlazado”. Porque eso pareciera que quieren mostrar tanto el gobierno
colombiano como sus medios mediatizadores. ”Lanzan campanas al vuelo” porque
los militares fueron a la Mesa de La Habana como si ya las FARC-EP fueran a
firmar la entrega de armas y la desmovilización, pero no se preocupan realmente
por llegar al fondo del problema. Ese fondo del problema es la exclusión de los
colombianos pobres –más del 70% de la población- de todos los ámbitos de la
vida nacional, económica, política, social, cultural, etc.
Refrendados los Acuerdos Totales por una Asamblea
Constituyente, los colombianos arrancaremos –ahí sí- a construir en la práctica
el Nuevo País que todos soñamos –a excepción de algunos trogloditas a quienes
les parece correcto la situación actual colombiana-, y estamos seguros que las
energías de casi todos situará a Colombia en el sitial que la historia le ha
reservado. La ”desmovilización y entrega de armas” se irá dando ”como se diluye
el agua del mar en la arena de la playa”. Serán agua y arena un todo
indiferenciado. Una vez formado este todo no habrá fuerza humana capaz de
vencernos.
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