El narco-paramilitarismo se enseñoreó en el departamento del Magdalena, de la mano de las fuerzas militares y la llamada « clase política », es decir, liberales y conservadores, y los partidos uribistas en la última década, por los mismos tiempos en que empezó la exportación de carbón por las playas de Santa Marta y Ciénaga.
En Santa Marta el « señor » era Hernán Giraldo, sostenido por los sempiternos senadores Edgardo Vives Campo y Miguel Pinedo Vidal. Todo negocio debía cancelar mensualmente la cuota de la vacuna al « señor », razón por la cual nos extraña sobremanera que las empresas exportadoras de carbón no pagaran la « vacuna » al « señor ».
Por ello, nos preguntamos : Cuáles fueron los arreglos de las empresas como la Drummond, Prodeco (filial de Glencore), la empresa Colombia Natural Resources (CNR), GoldmanSachs, con los narco-paramilitares del « señor » Giraldo ? Acaso fue el pago de centavos de dólar por cada kilo de carbón embarcada en los 5 puertos de Santa Marta y Ciénaga, al igual que la Chiquita-Dole pagaban a los narco-paramilitares por cada caja de banano exportada?
Santa Marta y Ciénaga son dos ciudades totalmente « pacificadas » por las fuerzas militares-narcoparamilitares. Nada se mueve allí sin el consentimiento de las bandas de narco-paramilitares, las cuales a través de la salida al mar en la zona Guachaca (Santa Marta)-Mingueo (Guajira) exportan miles de kilogramos de cocaína, la única zona con producción de éste estupefaciente en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Los asesinados son pan de cada día, al punto que hubo meses que presentaban más de 4 asesinatos diarios. Esto se repite en todo el territorio nacional. Para el Cinep, "el número de 4.785 víctimas sindicalizadas, objeto de violaciones de derechos humanos entre 1984 y 2010 –de las cuales 3.000 fueron en la modalidad de homicidios–, es una cifra escalofriante en cualquier latitud del mundo”. (Crímenes contra sindicalistas).
Ciénaga, además, tiene una zona bananera histórica, toda vez que allí se produjo la primera Masacre de que tiene cuenta la historia colombiana, la Masacre de las Bananeras en 1928, y los trabajadores bananeros han continuado con la historia de luchas por sus reivindicaciones. No está por demás recalcar que la Multinacional Chiquita-Dole pagaban a las bandas narco-paramilitares y éstas adelantaban la « limpieza » de sindicalistas que « entorpecían » las labores de las bananeras con sus pliegos de peticiones y sus luchas por mejores condiciones de vida que se derivaran de su trabajo legal en la producción del banano. ( Ver : Asi fueel « servicio paramilitar integral » para Dole y Chiquita. Dick Emanuelsson y Chiquita admite que financiaba grupo terrorista ).
O sea, la participación de las Multinacionales en el proyecto narco-paramilitar fue total, el cual contó naturalmente con todo el apoyo del estado colombiano. Ese proyecto narco-paramilitar tenía por objetivo implantar todas las políticas neoliberales, a fin de apropiarse de todas las riquezas nacionales, incluídos la riqueza de los trabadores, su trabajo, y pagarles salarios de hambre. Se cumplía así el objetivo del Plan Colombia, proyecto contrainsurgente para implantar el neoliberalismo.
« Participación » de otras multinacionales
Las 10 primeras empresas petroleras mundiales hacen presencia en Colombia desde la primera mitad del siglo pasado. Y todas tienen territorios propios en donde ellos son los dueños absolutos. Ni siquiera el gobierno colombiano puede entrar allí a realizar una acción de soberanía. Sobre el papel de las multinacionales hemos denunciado que han sido financiadores –por lo menos- de las actividades asesinas de éstas bandas de asesinos, quienes de la mano de las fuerzas militares, han asesinado miles de líderes populares : sindicalistas, maestros, mujeres, niños, etc.
En el artículo « PlanColombia : Contribución de las petroleras » denunciábamos que la OXY –por ejemplo- invertía –e invierte- millones de dólares para garantizarse la « seguridad » de las fuerzas militares-narcoparamilitares a fin de asegurar el tranquilo robo de nuestros recursos naturales.
Por su parte, en el artículo « Algunoscrímenes de las Multinacionales en Colombia » mostrábamos la injerencia nefasta de éstas empresas, las cuales según la « "Iniciativa USA-UK", presentado en la primera reunión celebrada en Washington el 17 de marzo del 2.000, el gobierno de los Estados Unidos define de manera velada sus prioridades al considerar "un tema de la política exterior de los Estados Unidos que afecta sus intereses, el entorno operativo de empresas estadounidenses en el sector extractivo" » (Ver : Versión petrolera del Plan Colombia ).
De otro lado, las multinacionales Coca-Cola y Nestlé adelantan la más cruel barrida de sus trabajadores, en especial el asesinato de sindicalistas de las empresas extranjeras. Recomendamos ller el artículo « Asesinado sindicalista de laNestlé en Colombia » y « No tomo Coca-Cola » y « Coca-Cola asesina I, II, III» para darnos una bañada en sangre producto de las políticas adelantadas por éstas dos multinacionales.
Es esclarecedor el artículo « Coca-Cola y las bandasparamilitares en Colombia » , que dice: « Como resultado del terror, en los últimos 10 años SINALTRAINAL ha reducido su numero de afiliados de 5400 a 2300. Han sido asesinados 14 dirigentes -7 de ellos trabajabadores de Coca Cola y de los cuales 3 fueron asesinados en plena negociación de pliego de peticiones-, 48 han sido desplazados, 2 exiliados, numerosas detenciones injustas de dirigentes, dos desaparecidos. Las movilizaciones y protestas obreras son militarizadas y en muchos casos los escoltas personales de Gerentes y los cuerpos de seguridad de la empresa han sido utilizados para agredir la organización sindical. Obviamente la legislación laboral y los derechos convencionales han sido permanentemente violentados.
...La estrategia utilizada por la multinacionales como Coca-Cola, con el propósito de incrementar sus beneficios económicos implica una reducción de los costos de producción para lo cual realiza despidos masivos librándose de las cargas laborales que representan la seguridad social y la estabilidad laboral de l@s trabajador@s. En los últimos años Coca Cola, Nestlé, Fruco C.P.I., Indunal S.A. -de propiedad del congresista FUAD CHAR ABDALA-, Meals de Colombia y otras empresas donde SINALTRAINAL tiene socios, han despedido más de 20.000 trabajador@s, (la mitad de ell@s por parte de Coca-Cola), remplazandolos por mano de obra contratada de manera temporal.
...Por otra parte, empresas como Coca Cola y otras del sector utilizan las Cooperativas de trabajo asociados, que asumen una parte de la cadena productiva a riesgo proprio. De esa manera evitan el pago de salarios justos y los beneficios convencionales y desplazan mano de obra sindicalizada y protegida por convenciones laborales. Al mismo tiempo controlan las condiciones de contratación de servicios con estas cooperativas, garantizando la favorabilidad para sus intereses ». Definitivamente, « Coca-Cola es así » !
Las Multinacionales y el Estado colombiano
Evidentemente queda demostrado la estrechisima ligazón entre las políticas adelantadas por el Estado colombiano y las empresas Multinacionales. La injerencia de los gobiernos de Estados Unidos en la vida colombiana no es casual y no comenzó durante las administraciones de Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez –conocido con el alias de Uribhitler-, mas bien fue durante éstos dos gobiernos que se intensificó al considerar a Colombia como « un estado fallido », no por la amenaza terrorista, no por la amenaza guerrillera, sino porque las mafias del narcotráfico –narcotraficantes y narco-paramilitares- se apoderaron de las instituciones del estado, al punto que no había ninguna institución que no estuviera infiltrada por el narcotráfico, prueba fehacienta al ser llevado un miembro del Cartel de Medellín a la primera magistratura (Uribhitler).
El Plan Colombia es un plan militar elaborado por Washington y tiene dos caras : la cara militar y de guerra a las drogas, y la cara neoliberal. Las dos son inseparables. Una conduce a la otra. Las dos matan al pueblo colombiano. Es hora de decir Basta ! Es hora de echar a andar.
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Artículos de interés para nuestros lectores que ejemplifican lo anotado antes.
La crítica realidad del sur del Cesar
El sueño
negro
Recorrido por los corregimientos de La Loma y El Hatillo, epicentro de la
explotación de las multinacionales Drummond, Glencore-Prodeco y CNR, donde se
pasó del 'boom' carbonero a la contaminación desastrosa.
Por: Alfredo Molano Bravo / Especial para El
Espectador
De Valledupar se llega a El Hatillo, un pueblo perdido en la geografía –y
echado a perder en manos de las compañías mineras–, por una carretera
pavimentada en perfecto estado. Desde San Diego –un pueblito limpio a donde no
ha llegado la influencia de la minas de carbón– los puestos militares son
numerosos. Hace un par de meses la guerrilla puso entre uno y otro un retén. El
verano tiene los pastos de las ganaderías amarillos, las reses esqueléticas y
los cañahuates florecidos. Son haciendas que pertenecen a los notables de
Cesar. A juzgar por los gigantescos reservorios que han construido para
mantener la palma verde y rentable, algunos cultivan palma africana en grandes
proporciones. El agua nace en la serranía del Perijá y regaba el valle; hoy los
arroyos son hilos de agua. La carretera atraviesa las palmeras de la
emblemática Hacienda Las Flores, de don Carlos Murgas, el hombre que ha
impulsado las alianzas productivas, modelo de aparcería moderna que tiene tan
entusiasmado al gobierno.
Al sur están los grandes depósitos de carbón de La Jagua de Ibirico y La
Loma, donde están los escarbaderos de Carbones de La Jagua y Cerro Largo,
Pribbenow, El Descanso, La Francia, Calenturitas y El Hatillo. Son las
gigantescas minas que el Estado ha otorgado a empresas multinacionales:
Drummond, Glencore-Prodeco, CNR, desde mediados de los años 80. El carbón sale
hoy por tren a los puertos de Santa Marta y Ciénaga, y algunas toneladas caen
de tanto en tanto al mar.
Varios kilómetros antes de llegar a La Loma, epicentro de minas, se ven, a
lo lejos, unas montañas que no se sabe a ciencia cierta si lo son, o si son las
sombras gigantescas de un fenómeno geológico extraordinario. Son grises, altas
–muy altas–, planas en su cima y están siempre acompañadas por una nube densa
de polvillo de carbón. Una imagen lunar. La Loma es un pueblo de 22.000
habitantes, corregimiento del municipio de El Paso, que tiene apenas 6.000
habitantes. Allí nació Alejandro Durán, el juglar de la sabana, que en su
juventud fue lo que eran todos los muchachos: vaquero de las grandes
ganaderías. La región ha sido marcada por las
concesiones. Una real, dada en el siglo XVII a la familia Alzamorano
Díaz-Granados, de 52.000 hectáreas dedicadas a la ganadería, y otra hacia 1990 a la empresa Drummond para la
explotación del carbón.
Al lado de las montañas lunares hechas con el material estéril que esconde
el carbón está La Loma, un pueblo esponja que se llena de gente, de ruido y de
polvo cada 12 horas con el cambio de turnos laborales, para luego caer en el
silencio y el sopor. En la calle principal hay miles de cacharrerías,
peluquerías, misceláneas, graneros, droguerías, comederos, residencias, bares,
oficinas de abogados, oficinas de organizaciones no gubernamentales, oficinas
de programas del gobierno. En la plaza, solitaria, una iglesia; al lado,
atrincherada, la Policía. Todo el mundo, salvo una muy reducida minoría, es
gente que vino a buscar plata. Plata por toneladas, como las mineras, o plata en monedas, como los
rebuscadores. Entre unos y otros hay una abigarrada escala: ingenieros,
geólogos, administradores, concesionarios, tenderos, obreros, buhoneros, choferes,
abogados, soldados, ladrones y putas: la viña del señor. El agua de
acueducto es poca, pero hay un abastecimiento perfecto de aguas de botella y de
bolsa; la luz eléctrica se interrumpe, pero aparecen plantas eléctricas que
hacen un ruido peor que los vallenatos en las picós. En dos palabras, todos
están tratando de pegarle al perro; y le pegan, a juzgar por la agitación, la
cantidad de motos y la variedad de uniformes con que las empresas hacen vestir
a sus subordinados sin consideración ninguna.
El Hatillo es un pueblito del corregimiento de La Loma que junto con Plan
Bonito, situado en el mismo municipio y El Boquerón, perteneciente a la Jagua
de Ibirico, debe ser reubicado por mandato de las Resoluciones 0970 y 1525,
emitidas por el Ministerio de Medio Ambiente en 2010. La razón: los límites
permitidos de contaminación del aire fueron sobrepasados. El argumento es
válido: a los pobladores se les tapan los pulmones, les sale carranchil en la
piel, se les irritan los ojos, se les contamina el agua, y a muchos se les sube
la presión arterial. No son males pequeños ni superficiales, como lo reconocen
las autoridades sanitarias.
El Hatillo tiene 128 familias y 573 habitantes. Fue hasta la invasión de
las empresas carboníferas un pueblo campesino que vivía de unas vacas aquí,
unos carneros allí; unos cerdos, unas gallinas ponedoras; una roza con yuca,
batata y plátano tres filos; una mancha de arroz, unos conejos cazados en la
sabana, y el bocachico, la doncella y el moncholo, pescados en el río
Calenturitas de aguas puras. Los campesinos vivían de lo que la tierra daba,
pero trabajaban también en las grandes ganaderías que rodeaban su pueblo, con
las que nunca tuvieron problema. El papá del malogrado Juanchito Roix, gran
acordeonero de San Juan, todavía les da trabajo.
El primer cambio radical sucedió en los años 80, cuando la hacienda
Alamosa, de las familias Matos y Giannetti, cambió el ganado costeño por la
palma africana. Después construyeron una extractora y se creó la empresa
Palmagro S. A., una firma que no solo da poco empleo a la gente de la región,
sino contamina sus aguas con el tratamiento que le dan a raquis, un residuo de
la producción de aceite que podría se usado como compost, pero que la empresa
bota al río. El segundo cambio en la historia del pueblito fue la explotación
del carbón a cielo abierto. Al comienzo todo fue felicidad: explotación minera
significaba para los campesinos empleo, salario fijo, prestaciones, carretera,
acueducto, energía eléctrica, lo que las empresas prometen y a las que el
gobierno hace la segunda voz. Después se agregan otras virtudes: pago de
impuestos, regalías, calificación de mano de obra, sanidad, seguridad, el cielo
en la tierra. Los políticos son la cadena de transmisión de estos engranajes;
son ellos los primeros y los grandes beneficiados.
Las cosas comenzaron a cambiar por tres causas: los muchachos no fueron
empleados por las mineras, el polvillo del carbón caía en todas partes –dañaba
los palos de mango y los pastos, ensuciaba el agua, tapaba los pulmones, ennegrecía
el arroz– y, lo peor, los botaderos de material estéril crecían de la noche a
la mañana. Uno solo mide dos kilómetros de largo por 120 metros de alto y 65 de
ancho en su base. Para completar, el aumento inusitado de población de La Loma
hizo que la basura se convirtiera en un problema mayúsculo de sanidad. En la
entrada a El Hatillo se botan miles de toneladas diarias de la porquería que
acompaña el consumo masivo. El sueño de un futuro se volvió poco a poco una
pesadilla.
El gobierno y las empresas saben a ciencia cierta cuál es el problema y
cuál la solución, pero se han empeñado en tratar de sacar barata la última,
desestimando el primero. Las mineras se han visto obligadas a contratar firmas
–Cetec, Fonade y rePlan Inc.– para hacer el diagnóstico, consistente en tomar
una foto demográfica de la situación de hoy: cuántos son, qué hacen, qué
enfermedades tienen, con el objetivo de reducir a mínimo la gente a trasladar,
a ocupar y a curar. Todos los diagnósticos –pagados, repito, por las mineras– han
enredado los censos para paralizar el reasentamiento.
La comunidad, por el contrario, rechaza la foto y exige un estudio
histórico para poner en claro el rompimiento radical de su vida causado por la
minería. Porque es el daño causado que debe ser reparado. No se trata de hacer
un barrio de casas de cemento, de dar unos pocos empleos y unas dosis de
acetaminofén. Se trata de reconstruir lo destruido. Y eso vale mucho y las
mineras son extremadamente mezquinas. En este plano, también el gobierno les
hace la segunda porque al declarar el pueblito en condición de reasentamiento,
el municipio de El Paso, que es el que se ha beneficiado con las regalías, se
abstiene de inversiones en el sitio. Es cierto que los viejos añoran lo que los
jóvenes no quieren: la vida campesina, pero tampoco en este sentido las mineras
tienen una oferta. De las 250
personas en edad de trabajar, apenas 11 son empleadas por las empresas.
No sucede lo
mismo en otros municipios como Becerril, donde el 30% de la PEA esta trabajando
en las minas. ¿Por qué esta discriminación tan irracional e injusta con un
pueblo sitiado por el desarrollo minero? La Gobernación de Cesar se burla de El
Hatillo: como ha sido declarada la emergencia alimenticia, la madre del
gobernador se apareció con bolsas de mercado que repartió de mala gana y que
contenían harina “gorgojeada”.
Otro caso de burla es el que existe en el llamado conteiner. Resulta que de
las afecciones más sintomáticas son los daños en la columna sufridos por los
choferes de las gigantescas volquetas en que se traslada el carbón o el
material estéril. Cargan 60 toneladas que son soltadas en el platón de un solo
golpe y hacen saltar la carrocería. El golpe se recibe entre 50 y 70 veces
diarias. Total, muchos conductores tienen lesiones en la columna vertebral y
como pertenecen al sindicato, la empresa no puede botarlos y ha resuelto
instalar un conteiner donde los enfermos pasan ocho horas sin hacer nada,
mirándose. Más aún, no pueden hacer nada distinto.
¿Qué hay detrás de tanta burla y tanta dilación? Simple, debajo de El
Hatillo hay carbón y las mineras que tiene encerrado el pueblo, como si fuera
un corral de chivos, necesitan ese pedacito para explotar el mineral que hay en
el subsuelo y están aburriendo a sus habitantes para que acepten cualquier
salida. Pero la gente ha resuelto resistir y no vender a precio de huevo su
historia ni su justa pelea.
Lo que es del todo deshonesto es que el gobierno quiera reasentar la
comunidad a causa de la polución, sin duda extrema, y no por el hecho escueto
de que está sentada sobre una mina de carbón. El gran pesar de empresas y del
gobierno es que la guerrilla no esté en la zona para poder acusar a El Hatillo
de estar infiltrado por la subversión y facilitar así su desplazamiento. A
propósito: ¿Víctimas son solo las causadas por la guerra? ¿Por qué no lo es la
gente desplazada por los macroproyectos de desarrollo, los pueblos atropellados
por las locomotoras de la modernización? La gente, como dice Diomedes Díaz, viene pidiendo vía.
Si contaminar cuesta menos, contaminemos.
Escrito por El Pueblo on feb 8th, 2013 y archivado bajo Ambiente. Puede seguir cualquier comentario a esta entrada a través de RSS 2.0. Puede dejar un comentario o monitorear esta entradaPor Alfredo Molano Bravo
Las
mulas que traen el carbón de Cesar lo descargan en los patios de Prodeco, una
cinta transportadora, cargada por grúas, lo lleva hasta las barcazas que, a su
vez, lo transbordan a los barcos que lo transportan a Europa o a Estados
Unidos.
Es decir, aquí el carbón es cargado y descargado cuatro veces: de la tractomula al patio, del patio a la cinta, de la cinta a la barcaza y de la barcaza al barco.
Cada
paso libera carboncillo que el viento arrastra hacia el mar y hacia la costa:
los turistas encuentran en la playa una línea delgada de polvo negro que va
marcando el ir y venir del mar. Negro también es el polvillo que percude las
sábanas y los manteles de los hoteles. El gobierno local desconoce la demanda
al ignorar el efecto del puerto sobre las costas. Un efecto que es más grande y
dañino si se mira la estela de carboncillo que van dejando las tractomulas
desde la Jagua de Ibirico y el Cerrejón hasta el Puerto de Prodeco. Al que se
sumó, una década más tarde, el puerto de la Drumond.
Aunque
parezca mentira, son puertos separados, que en vez de un daño hacen dos. Como
dos son los medios que usan para transportar el carbón de la mina a los
puertos: la Drumond no usa camiones, sino tren. El famoso tren al que cantó Escalona
–“que sale, por la zona pasa, y de tarde, se mete a Santa Marta”– y que tantos
milagros hizo ver a Gabo en Aracataca. Ese tren es hoy, en la práctica, un tren
privado que arrastra 100 vagones llenos de carbón cuatro veces diarias.
También, por supuesto, deja la estela negra sobre la vegetación, los pueblos,
los acueductos, la Ciénaga. El carboncillo es el único producto de la
explotación carbonífera que las comunidades reciben.
Sin duda, la peor parte la llevan los pescadores y sus familias, que se declaran desplazados por los puertos. Las empresas alegan, como siempre, razones de seguridad; temen dos cosas: que una barcaza o un barco embista una canoa y la destroce con todo y tripulantes; o que los tripulantes sean terroristas y vuelen una de las enormes naves, con todo y carbón. En este caso, los expertos en medio ambiente contratados por las empresas podrían alegar el daño que el carbón caído en el bento –así llaman al lecho marino– si no fuera porque en esa zona se han hundido barcazas….
…Es
difícil explicar por qué el Gobierno central no ha logrado imponer su autoridad
ambiental en la región, teniendo todos los instrumentos legales en la mano.
Hace un tiempo se autorizó la creación de un puerto único carbonífero para evitar que cada aristócrata local, dueño de una bahía, construyera un puerto, pero las compañías optaron por los enclaves privados. “Si contaminar cuesta menos, contaminemos, que el Gobierno tapa”, parecería ser la lógica que se impone.
Si a
los pobladores y pescadores afectados por el transporte y el embarque de carbón
ni las compañías ni el gobierno les cree, a los científicos que trabajan en
Punta Betín, tampoco. En efecto, hace ya varios años que Invermar ha expuesto
con escrupulosidad y equilibrio los efectos producidos por la operación de los
puertos carboníferos. El instituto es quizá la principal víctima de las
secuelas –casi todas nefastas– porque, para su desgracia, los empresarios
samarios decidieron construir un muelle para cargar el mineral en la zona
portuaria de la bahía.
Desde la Avenida Bastidas se ven las enormes pilas de 50 metros de altura como depósitos para alimentar las llamas eternas del infierno. Las estribaciones de la Sierra que separan a Santa Marta de Taganga también se ven afectadas del negro lúgubre que delata al polvillo.
Los
técnicos de Invermar y de la propia Corpomag han demostrado que la película que
cubre la vegetación y la superficie del mar debilita el efecto de fotosíntesis,
con resultados muy peligrosos para la vida y la fauna de la región aledaña. Tanto
así, que hace dos años, las autoridades ambientales suspendieron la licencia de
operación a Carbosam, la compañía dueña del muelle.
Se reemplazaron entonces las barcazas que llevaban el carbón a los barcos fondeados en las afueras –se han hundido tres– por el embarque directo, solución que no ha evitado los males evidentes que causa el sistema.
Cuando
un buque de 50.000 toneladas anuncia su llegada a puerto, unas 2.000
tractomulas cruzan la ciudad atropellando lo que se les atraviese. Los
accidentes son numerosos y las consecuencias sobre vías centrales y
edificaciones antiguas, notorias. La muerte de peatones destripados por
tractomulas es corriente; muchos son turistas descuidados –vive Colombia, viaja
por ella– que descansan sin pensar que en medio de palmeras, playa y mar corren
por calles y carreteras monstruos que necesitan para frenar 100 metros. La
ciudad duplica su población en temporada alta.
En la
sede de Invermar, el polvillo es huésped obligado, cae por todas partes, se
mete por todos los rincones, perjudica seriamente los computadores y los
instrumentos técnicos, aun los usados para medir el daño que hacen las
partículas del mineral.
Los estudios sobre la salud humana no han podido ser concluidos porque la Secretaría de Salud alega que no tiene el instrumental necesario para ser concluyentes. Sin embargo, un estudio del biólogo Francisco Arias Isaza advierte que la inhalación del polvo de carbón puede tener efectos a largo plazo. Por el momento, existe la certificación de la muerte de Toyotón, un perro del Instituto, a causa del carboncillo.
Las
multinacionales no son nada respetuosas del medio ambiente ni del entorno
social de los enclaves mineros. Los problemas son desoladores para la región,
desplazamiento y desalojo de comunidades por la declaratoria de zona de
explotación minera; contaminación de fuentes de agua incluidas las corrientes
subterráneas; cambio del curso de ríos y quebradas; contaminación del aire y
las tierras con polvillo de carbón; deterioro de las vías por el tránsito de más
de mil tractocamiones y otra maquinaria pesada; inseguridad total a todo lo
largo de la línea férrea que fue cedida en monopolio a Drummond, empresa que
tiene trato preferencial en la ubicación del puerto y anuencia del gobierno
nacional para utilizar la modalidad de embarque más
contaminante.
contaminante.
Y debemos destacar dos daños de consideración estratégica para la región, la perdida de área de uso agropecuario por la declaración de zona de explotación minera; y el irreversible deterioro que se le está provocando a la bahía de Santa Marta, al convertirla en un inseguro e inadecuado puerto carbonero, donde ya hay grave deterioro en sus playas y acumulación de partículas de carbón en el lecho marino.
Todo
esto incide negativamente en la vida de millones de colombianos y se hace para
favorecer las arcas de las multinacionales y eximirlas de responsabilidad
social y ambiental. Es la lógica lacaya de darle garantías al capital
extranjero a costa de graves daños para la población.
Desde el punto ambiental, no cabe duda que el transporte del carbón en el área de Santa Marta, en la forma que se ha venido haciendo, produce serios impactos en la salud humana y en ecosistemas tan frágiles como el marino. Algunos de esos impactos son los siguientes:
*
Derrames de residuos de carbón y esparcimiento de polvillo durante el tránsito
de las tractomulas en su recorrido desde las minas al puerto de Santa Marta. El
polvillo está afectando la calidad del aire y la salud y atenta contra el
ecosistema.
* Daño de la infraestructura urbana, ruido y problemas de tránsito, que se incrementa por el paso de vehículos semejantes que cargan otros productos de exportación.
* Residuos de mineral de diferentes tamaños, que terminan depositados en el agua, la vegetación acuática y los ecosistemas bénticos, por el transporte del carbón desde la barcaza a las bodegas de los buques fondeados.
* Fracturas, aplastamiento y otros efectos sobre ecosistemas, corales y organismos del fondo marino producidos por los accidentes de las barcazas. En los últimos años más de 1.600 toneladas de carbón han sido derramadas tras el hundimiento de barcazas, con los correspondientes efectos nefastos sobre el medio ambiente.Por ejemplo, el 90% de los corales sufrieron blanqueamiento o quebramiento luego del hundimiento de la barcaza ‘Liliana’.
* Turbulencias en el fondo marino por los remolcadores que mueven las barcazas y que generan la remoción de sedimentos.
Todos estos efectos producen,
desde el punto de vista antrópico, menoscabo de la calidad de vida de los
pobladores, afectación de su salud, alteración del corredor turístico,
congestión vial, contaminación del aire, riesgos de accidentalidad.* Daño de la infraestructura urbana, ruido y problemas de tránsito, que se incrementa por el paso de vehículos semejantes que cargan otros productos de exportación.
* Residuos de mineral de diferentes tamaños, que terminan depositados en el agua, la vegetación acuática y los ecosistemas bénticos, por el transporte del carbón desde la barcaza a las bodegas de los buques fondeados.
* Fracturas, aplastamiento y otros efectos sobre ecosistemas, corales y organismos del fondo marino producidos por los accidentes de las barcazas. En los últimos años más de 1.600 toneladas de carbón han sido derramadas tras el hundimiento de barcazas, con los correspondientes efectos nefastos sobre el medio ambiente.Por ejemplo, el 90% de los corales sufrieron blanqueamiento o quebramiento luego del hundimiento de la barcaza ‘Liliana’.
* Turbulencias en el fondo marino por los remolcadores que mueven las barcazas y que generan la remoción de sedimentos.
Y, en cuanto al medio ambiente y los recursos naturales, extinción de la fauna local y de la vegetación y contaminación de los suelos. Ello significa deterioro de la calidad ambiental del área afectada y desvalorización de terrenos y de la infraestructura de servicios turísticos.
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¿Coca Cola asesina? III
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DIRIGENTES DE SINALTRAINAL ASESINADOS
o DESAPARECIDOS
HÉCTOR DANIEL USECHE BERÓN: Trabajador de la Compañía Colombiana de Alimentos Lácteos S.A. (Cicolac), -hoy Nestlé de Colombia S.A.-, asesinado el 22 de julio de 1986 en el municipio de Bugalagrande Valle del Cauca; fecha en que el sindicato de Nestlé conmemoraba 25 años de su fundación. Es el dirigente sindical, cívico y cooperativo más destacado del proyecto Sinaltrainal. A partir de su asesinato se inició en todo el país una serie de atentados contra los dirigentes y activistas sindicales que han conducido al aniquilamiento de SINALTRAINAL en varias ciudades colombianas.
WALTER RENGIFO RODRÍGUEZ: Trabajador de Nestlé de Colombia S.A. muere el 28 de enero de 1987 en
Cali Valle del Cauca, producto de un aneurisma cerebral causado por la constante represión, persecución y permanentes conflictos laborales con la empresa en todas las fábricas que tiene en Colombia. Era miembro de la Dirección Nacional de Sinaltrainal.
LUIS ALFONSO VÉLEZ VINAZCO:
Trabajador de Nestlé de Colombia S.A. Activista sindical de
Sinaltrainal. Fue desaparecido en Bugalagrande Valle del Cauca desde el 30 de noviembre de 1989. Fue uno de los compañeros más destacados en el conflicto librado por los trabajadores de Nestlé en Colombia en toda su
historia, que consistió en la toma de la fábrica en Bugalagrande a raíz del despido de 15 dirigentes sindicales como retaliación por la
participación del sindicato en la huelga general convocada por la
Central Unitaria de Trabajadores de Colombia CUT en el mes de noviembre de 1988. Bugalagrande fue invadido por tropas de todas las fuerzas armadas del estado -policía, ejercito, F2, B2, Sijín, Contraguerrilla, Antinarcóticos, etc., De esta forma el estado colombiano se ponía a disposición de la transnacional suiza con todas sus fuerzas represivas.
LUIS ÁNGEL DUQUE: Trabajador de la empresa Levapan S.A. en la ciudad de Tulúa Valle del Cauca. Fundador de Sinaltrainal y miembro de la primera comisión nacional de reclamos del sindicato para todas las empresas donde existieran afiliados. A raíz de esta situación fue despedido de la empresa, la cual meses después tuvo que reintegrarlo nuevamente a su puesto de trabajo. Fue desaparecido el 14 de mayo de 1990 en Tulúa Valle del Cauca.
AVELINO ACHICANOY ERAZO: Trabajador de la empresa
Embotelladora Nariñense S.A. -COCA COLA- en el municipio de Pasto en el Sur occidente colombiano. Fue asesinado de un tiro de arma de fuego en el oído derecho el 30 de julio de 1990 en la ciudad de San Juan de Pasto en Nariño, en momentos en que los trabajadores se encontraban en huelga, debido a que la empresa se negaba a negociar el pliego de peticiones que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de las Gaseosas en Colombia "Sintradingascol" -Sinaltrainal- había presentado a su consideración. Avelino era miembro de la Junta Directiva del sindicato e integrante del Comité de Huelga de
Sintradingascol.
HARRY LAGUNA TRIANA: Trabajador de la empresa CICOLAC
S.A. - Nestlé en la Planta de recibo de leche ubicada en Becerril
Cesar. Debió retirarse de la empresa Nestlé de donde era dirigente
sindical de Sinaltrainal, debido a las continuas amenazas de muerte. Fue asesinado el 11 de julio de 1993 delante de sus hijos y compañeros de trabajo.
JOSÉ ELEAZAR MANCO DAVID: Trabajador de la empresa Bebidas
y Alimentos de Urabá S.A. -COCA COLA- en el municipio de Carepa del Urabá Antioqueño. Dirigente de Sinaltrainal en esa rica región bananera del Noroccidente colombiano. Fue asesinado el 8 de abril de 1994.
LUIS ENRIQUE GIRALDO ARANGO: Durante 17 años fue trabajador de la empresa Bebidas y Alimentos de Urabá S.A. -COCA COLA- en el Urabá Antioqueño. Miembro de Sinaltrainal en esa rica región bananera del Noroccidente colombiano. Fue asesinado el 20 de abril de 1994.
LUIS ENRIQUE GÓMEZ
GRANADOS: Trabajador de la empresa Bebidas y Alimentos de Urabá S.A. -COCA COLA- en el municipio de Carepa del Urabá Antioqueño. Dirigente de Sinaltrainal en esa rica región bananera del Noroccidente colombiano. Fue asesinado delante de su esposa y sus hijos en la puerta de su casa en el municipio de Carepa el 23 de abril de 1995.
JOSÉ MANUEL BECERRA PACHECO: Trabajador de Cicolac - NESTLÉ en la fábrica de Valledupar Cesar, afiliado a SINALTRAINAL. Fue asesinado por degollamiento en 19 de enero de 1996 en Valledupar.
TORIBIO DE LA HOZ ESCORCIA: Trabajador de Cicolac - NESTLÉ en la fábrica de Valledupar - Cesar. Dirigente sindical de Sinaltrainal lo que le ocasionó amenazas de muerte que lo obligaron a renunciar a la empresa. Al poco tiempo, el 30 de marzo de 1996 cuando celebraba sus 42 años de edad en compañía de su familia fue asesinado en las puertas de su casa.
ALEJANDRO MATÍAS HERNÁNDEZ VANSTRAHLEN: Trabajador de Cicolac - NESTLÉ en la Planta de recepción de leche de Curumaní Cesar. Dirigente sindical de Sinaltrainal. Debido a las continuas amenazas de muerte debió renunciar a la empresa. Fue asesinado el 12 de julio de 1996 y encontrado cinco meses después en una fosa común como N. N. (no nombre) en el cementerio
del municipio de San Jacinto Bolívar.
ISIDRO SEGUNDO GIL GIL :
Trabajador de la empresa Bebidas y Alimentos de Urabá S.A. -COCA COLA- en el municipio de Carepa del Urabá Antioqueño. Dirigente de Sinaltrainal en esa rica región bananera del Noroccidente colombiano. El último cargo sindical que desempeño fue el de Secretario General de Sinaltrainal y miembro de la comisión negociadora del pliego de peticiones que los trabajadores le habían presentado a la empresa el 30 de noviembre de 1996 y que esta se negó a negociar. Fue asesinado dentro de las instalaciones de la planta y en su puesto de trabajo el 5
de diciembre de 1996. Su hermano Martín Emilio Gil Gil, asesor de
Sinaltrainal en esta negociación, había tenido que renunciar a la misma empresa debido a las continuas amenazas de muerte. El 18 de noviembre de 2000, la señora ALCIRA DEL CARMEN HERRERA PÉREZ, esposa de Isidro Segundo, fue sacada de su casa de habitación en el municipio de Apartado - Urabá Antioqueño y asesinada a pocos metros.
GUILLERMO GÓMEZ MAIGUAL: Trabajador de la empresa Embotelladora Nariñense "Embonar"
Ltda. -COCA COLA- de donde fue dirigente sindical de Sinaltrainal. Se suicidó por envenenamiento el 20 de abril de 1998 dentro de las
instalaciones de la Embotelladora a raíz de la difícil situación
económica en que se encontraban los trabajadores y sus familiares, debido a que desde el 1 de Junio de 1996 Coca Cola le canceló el contrato de franquicia a la EMBONAR Ltda., lo que ocasionó el cierre de la planta y el despido de los 150 trabajadores, el aniquilando de la Convención Colectiva de Trabajo y de la organización sindical en Pasto. Dentro de sus ropas fue encontrada una nota en la informaba que había tomado esta decisión debido a "la crisis total" en que se encontraba.
Los trabajadores permanecieron más de 2 años dentro de las
instalaciones de la planta, luchando por el pago de sus acreencias
laborales, lo que les ocasionó gravísimos problemas económicos por la falta de salarios y demás derechos laborales. Cuando los trabajadores evacuaron la planta, esta fue comprada por un precio irrisorio por Panamco Colombia S.A. -Coca Cola- y reabierta con trabajadores temporales, con bajos salarios, sin organización sindical y sin derechos convencionales.
VÍCTOR ELOY MIELES OSPINO: Trabajador de la empresa Compañía Colombiana de Alimentos Lácteos S.A. Cicolac - NESTLÉ
DE COLOMBIA S.A. en la fábrica de Valledupar Cesar. Dirigente sindical de Sinaltrainal. Debido a las continuas amenazas de muerte y a dos atentados a bala de los cuales salió gravemente herido, debió renunciar a la empresa. Fue asesinado junto con su esposa ELVIRA ROSA RAMÍREZ PACHECO el 22 de julio de 1999 frente a las instalaciones de la Planta de Recepción de leche de la Nestlé del municipio del Copey Cesar. Antes de ser asesinados los mantuvieron durante 7 días desaparecidos.
JESÚS ORLANDO CRESPO CÁRDENAS: Dirigente sindical del Valle del Cauca, uno de los compañeros más destacados en el proceso de construcción y fortalecimiento de Sinaltrainal en esta rica región productora de caña de azúcar. Fue un importante activista sindical en los conflictos con la empresa Nestlé de Colombia S.A. en el municipio de Bugalagrande. Miembro de la Red de Solidaridad Departamental desde donde las comunidades rurales aportaban la ayuda humanitaria a las comunidades campesinas del Sur occidente colombiano duramente golpeadas por la ofensiva paramilitar. Su vínculo laboral fue con el municipio de Bugalagrande. Asesinado el 31 de enero de 2000 en el corregimiento de Ceilán del mismo municipio.
OMAR DARÍO RODRÍGUEZ SALAZAR: Trabajador de
NESTLÉ en la fábrica de Bugalagrande Valle del Cauca. Dirigente
sindical de Sinaltrainal. Murió ahogado en extrañas circunstancias en las aguas del río Bugalagrande la noche del 21 de mayo de 2000. Su cadáver fue encontrado el día 26 de mayo del mismo año en las aguas del mismo río en el municipio de Zarzal.
HERNANDO CUARTAS: Trabajador de Comestibles la Rosa S.A. - NESTLÉ DE COLOMBIA S.A. en la fábrica de
Dosquebradas Risaralda. Activista sindical de Sinaltrainal. Fue
asesinado en momentos en que se trasladaba de su lugar de residencia a las instalaciones de la empresa a laborar el día de 1 de septiembre de 2000.
ADOLFO DE JESÚS MÚNERA LÓPEZ: extrabajador de la transnacional Coca Cola en la Embotelladora Román S.A. planta de Barranquilla - Atlántico. Asesinado el día sábado 31 de agosto de 2002, a las 7 p.m. fue asesinado a tiros en la puerta de la casa de su señora madre. El Compañero Múnera López aportó durante su vida sindical y política como Vicepresidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia CUT Subdirectiva Atlántico, ocupó varios cargos directivos en Sinaltrainal y en la Junta Comunal del barrio donde vivió.
OSCAR DARÍO SOTO POLO:
Trabajador de la empresa Embotelladoras Román S.A. -COCA COLA- en la planta de Montería Departamento de Córdoba. Era dirigente sindical del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de las Bebidas en Colombia "Sinaltrainbec", de la Centra Unitaria de Trabajadores -CUT- subdirectiva Córdoba y miembro de la comisión negociadora del pliego de peticiones que esta organización sindical y Sinaltrainal habían presentado a consideración de la empresa. Asesinado el 21 de Junio de
2001 en Montería cuando estábamos en proceso de negociación del pliego de peticiones. En esta fecha un buen numero de organizaciones sociales en Colombia y en otros países realizábamos actos de denuncia y movilización en conmemoración de un aniversario más del asesinato de varios trabajadores de Coca Cola en Guatemala
HÉCTOR DANIEL USECHE Trabajador de Nestlé asesinado el 22-07-1986
WALTER RENGIFO RODRÍGUEZ Trabajador de Nestlé murió el 28-01-1987
ISIDRO SEGUNDO GIL Trabajador de Coca cola asesinado el 5-12-1996
HARRY LAGUNA TRIANA Trabajador de Cicolac-Nestlé Asesinado el 11-07-1993
LUIS ENRIQUE GIRALDO Trabajador de Coca Cola asesinado el 20-04-1994
Sepelio de AVELINO ANCHICANOY ERAZO Trabajador de Coca cola Asesinado el 31-07-1990 en la Huelga
JOSÉ MANUEL BECERRA Trabajador de Cicolac-Nestlé Asesinado el 19-01-1996
TORIBIO DE LA HOZ ESCORCIA Trabajador de Cicolac-Nestlé Asesinado el 30-03-1996
ALEJANDRO HERNÁNDEZ Trabajador de Cicolac-Nestlé Asesinado el 12-07-1996
HERNANDO CUARTAS AGUDELO Trabajador de Nestlé-La Rosa asesinado el 1-09-2000
ADOLFO MÚNERA LÓPEZ Trabajador de Coca cola asesinado el 31-08-2002
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