El país de las maravillas.
Debería bastar sólo eso. El mal olor que dejó la
convención conservadora, los residuos con halitosis de la convención
del Centro Democrático y el tufillo que no alcanza a esconder la pose
fingida de Pastrana y Uribe deberían ser suficientes para espantar a
quienes insisten que por esos lados hay alternativa política.
Por: Mario Morales
Dan pena. Ni entre ellos mismos pudieron ser leales. No es coincidencia que luego de ambas convenciones se enrostren entre sí la autoría de las componendas, manipulaciones y trapisondas que dejaron ese raro aroma en el ambiente. Pero se les agradece por mostrarse tal como son.Por eso tienen los candidatos que tienen luego de sus pobres espectáculos que creíamos en desuso, en contravía de la decencia, el debate y la democracia. Ruido y rabia.
Con razón José Obdulio dice, trinando, que en las consignas a Martha Lucía Ramírez había uribismo puro. Pitos y estruendos para callar la diferencia, así esa diferencia sea interesada y arrodillada, como efectivamente lo es.
Qué tal el salto. Del improperio a la rechifla con tal de imponer candidatos marcados con la sospechosa intención de jugar a las postas. De Óscar Iván a Martha Lucía y de allí quizás a Enrique. No hay más. Ni carisma, ni ideas, ni sintonía.
Ellos dan ejemplo. Se entiende entonces que los ciudadanos hayan aprendido y ahora no quieran escuchar a Uribe, como ha pasado por lo menos en cuatro manifestaciones de rechiflas y tomates.
Mientras tanto, y sin premura, el presidente Santos se baja de las cuatro locomotoras, cuyo destino nunca sabremos, para construir su próximo período sobre siete bases y tres partidos, por ahora. La hostigante fragancia de la mermelada.
Por eso crece la intención del voto en blanco, que sería mayor si no mediara el proceso de paz.
… En una mano el voto y la otra en la nariz...
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