Cambio Total.
Mirar los hechos
de una supuesta « tercería » en Colombia nos hace sentir « el
ridículo en piel ajena ». Es que
pretender unir lo que por posición de clase es imposible, no deja de ser un
tremendo error. No peguemos con baba la
unión de la izquierda, que en sí es la expresión de las necesidades del pueblo,
ese pueblo excluído y olvidado por las clases en el poder durante más de 200
años.
La « izquierda »
tiene que ser una izquierda revolucionaria, en primer lugar, incorruptible. No hay izquierda « rosadita »,
ni izquierda desde posiciones de clase de derecha. Los que hablan de « tercería »
lo hacen desde una óptica de clase de derecha, es decir, desde el
establecimiento que ha mantenido el poder a sangre y fuego en Colombia. Es
ridículo querer « atraer » a posiciones de izquierda a individuos que
son claramente de derecha.
Acaso Peñaloza,
Mockus o Navarro son de « izquierdas » ? No, de ninguna manera.
Ellos hacen parte del establecimiento, sus posiciones son claramente desde el
punto de vista de los sectores en el poder. Entonces por qué intentar « pegar
con saliva de loro » algo que desde el principio está condenado al fracaso ?
Creemos que más
que deseos de la izquierda –deseos, solo deseos-, lo que debe primar es un « análisis
concreto de la situación concreta ». En ese análisis debe primar la
posición de clase en los hechos. Recordemos que no porque yo diga que una
persona es una « tercería » eso significa que de verdad lo sea. No.
Sabido es que los medios de comunciación en poder de las oligarquías juegan su
papel en favor del triunfo de esas oligarquías.
Ahora bien, una
vez concretada la Unidad de la Izquierda Revolucionaria sobre puntos
programáticos y con acuerdos sobre el compromiso ético-moral de los elegidos
(revocatoria de representatividad, etc),
podemos realizar acuerdos con otros sectores. Hay sectores políticos en
los partidos tradicionales que por su práctica los demuestra como de « izquierda » o realmente de « avanzada » y ellos
serán en primer lugar los tenidos en cuenta para la política de alianzas,
máxime cuando en la práctica diaria, en la lucha diaria, esos sectores están
con el pueblo luchado por sus más sentidas reivindicaciones.
Ha sido realmente
grotesco el espectáculo dado por el PDA y sus múltiples escisiones –arrancando
cada uno por su lado en práctica pequeño-burguesa típica-, y cada sector que « arranca »
le arranca al PDA su representatividad como si los elegidos –congresistas y
representantes- lo hubieran sido a nivel personal y no colectivo. A ésta
práctica hay que ponerle coto mediante decisiones asamblearias que establezcan
que todo el que abandone las filas pierde la representatividad, con lo cual
fortalecemos el espíritu colectivo de los que quedan en el partido.
Evidentemente que
es en la práctica, en los hechos concretos, en la lucha diaria, en donde
debemos ir concretando la unidad de la izquierda con los otros sectores en
posibilidad de adelantar una política de alianzas. No es con « acuerdos
por lo alto » porque esos « altos designios » el día menos
pensado se disipan como una burbuja en el aire. Trabajo, trabajo, trabajo ;
lucha, lucha, lucha, son las bases de una unidad de la izquierda con sectores
que tienen posición de clase popular en la práctica.
Esta realidad está ante nuestros ojos. Por qué no la vemos? Por qué siempre dejamos que
nuestra línea política la traten de dictar los medios de comunicación en poder
de la oligarquía ? Inventemos y erremos, pero hagámoslo nosotros.
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