Allende La Paz,
Cambio Total.
A raíz de la
denuncia del Washington Post, que ha puesto en el centro del debate la
injerencia nefasta estadounidense en el conflicto interno, les ha tocado al
narco-paramilitar ex presidente Uribhitler y al ministro de guerra Pinzón
explicar los « alcances » de la « ayudita ». Y todavía no se ha dado el debate
anunciado por el representante a la Cámara Iván Cepeda...
Ya lo hemos
expresado en diferentes oportunidades. Como decía un canciller mexicano, « todo lo malo que ocurre en
lationamérica es culpa de la CIA hasta que se demuestre lo contrario ».
Y en Colombia esa injerencia se ha traducido en guerra y más guerra, mientras
sus empresas se llevan y roban los recursos naturales de los colombianos, los
cuales habrían podido ser usados para construir un país que resuelva los
apremiantes y largamente aplazados e insatisfechos problemas del pueblo.
Es evidente que en la base de todo está la DSN (Doctina de
Seguridad Nacional), la cual entre muchas cosas, contempla el tratamiento
de « enemigo interno » a todo aquel colombiano que proteste y luche
por mejores condiciones de vida. No es solamente dirigir las armas asesinas de
las fuerzas militares-narcoparamilitares estatales contra los guerrilleros de
las FARC y el ELN, sino también a todo aquel que de una u otra manera resista
los planes económicos dictados desde Washington.
Desde 1962 estamos sufriendo la más nefasta injerencia
con la DSN (ver :DSN y DCBI : Orígenes del Plan Colombia, en libro virtual Plan Colombia yConflicto interno colombiano), la cual ha tomado ribetes dramáticos en los
últimos 20 años. La crisis humanitaria que sufre y padece el pueblo colombiano
es culpa de los gobiernos estadounidenses con la aplicación complaciente de los
cipayos « nativos » colombianos, Pastrana, Uribhitler y JMSantos. Planes
militares como el Plan LASO, el Estatuto de Seguridad, la guerra integral, y el Plan Colombia con sus
tres fases Colombia, Patrióta y Consolidación, son la punta de lanza para
imponer los planes económicos del neoliberalismo y los ALCA y hoy TLC que pone
a « competir » en condiciones de desigualdad a todo el país. Planes
que han redundado en la catastrófica violación de derechos humanos del pueblo
colombiano.
500.000 víctimas
son prueba fehaciente de éste desangre del pueblo. Las fuerzas militares, y sus
instrumentos los narco-paramilitares –hoy llamados BACRIM, o « Rastrojos »,
« Aguilas Negras », « Uribeños », etc-, adelantan la más
sistemática eliminación física de todo aquel que adelante la más mínima
protesta contra el estado de cosas dictado desde Washington. Entre esas « ayuditas »
sobresalen las acciones en territorio colombiano de delitos como la participación
directa de « asesores militares » de la CIA, el FBI, la ANS y la DEA
en el conflicto interno, lo cual quedó en evidencia con el ataque de territorio
ecuatoriano para asesinar al comandante Raúl Reyes y 20 guerrilleros y 6
civiles, entre ellos un ecuatoriano.
Que no vengan con
explicaciones trasnochadas. Injerencia es injerencia aquí y en Cafarnaúm.
Póngale el nombre que quiera, la participación de los agentes de esas agencias
estadounidenses son un delito cometido en territorio colombiano, así hayan sido
autorizadas por el « legal » gobierno colombiano. Son ilegales por
cuanto esas acciones tenían que haber sido autorizadas por el Congreso
colombiano. Son ilegales por cuanto atacan a nacionales de otros países.
Cuánta razón le
caben a las FARC-EP y al ELN -en un interesante proceso de unidad insurgente- cuando plantean en su último comunicado la imperiosa necesidad de
construir en Colombia un « gobierno realmente democrático », ya que
el régimen imperante, de monarquismo
presidencialista, cierra todas las puertas y ventanans a cualquier intento de
democratizar la vida del país. Ahí está el ejemplo de las conversaciones de
La Habana. Los olorosos a naftalina de los « enemigos de la Paz »,
vale decir, los ganaderos –terratenientes agrupados en Fedegán, los
narco-paramilitares como Uribhitler y el robo de las finanzas del estado y sus
terrenos « baldíos », los grupos financieros y los industriales
quienens son los beneficiados con la revisión de las leyes laborales que
precariza el empleo y « flexibiliza » la jornada laboral a fin de no
pagar ni las horas extras ni las pensiones, están « trinando » a
diario porque ven que el pueblo está cansado de sus desmanes y delitos.
Que se abran las
alamedas del fin del conflicto interno para poder construir un gobierno
democrático que lleve al pueblo colombiano a disfrutar la vida en Paz. Esa el
la consigna de hoy.
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