El acuerdo parcial alcanzado en La
Habana y suscrito por las partes el día de hoy es un paso muy importante
en el camino hacia una solución política. Compromete principalmente al
Estado colombiano con las garantías inherentes a cualquier proceso de
paz con opción de avanzar exitosamente. Es el principio de un blindaje
frente a la práctica del genocidio político como mecanismo para
eternizar los privilegios y el autoritarismo a través del terrorismo de
Estado encubierto.
De hecho, el acuerdo deja en claro la inexistencia de garantías para la oposición democrática sometida al exterminio físico, la estigmatización, el hostigamiento mediático, la persecución judicial por motivos de consciencia y la “muerte política” por sanciones administrativas. Recientemente, la Corte Suprema de Justicia reconoció la existencia de planes de eliminación de miembros de la Unión Patriótica y el Consejo de Estado restituyó la personería de este movimiento en un intento de resarcir la flagrante injusticia.
Es significativo que el acuerdo postule como un eje principal la construcción de un Estatuto de la oposición y además garantías y normas civilizadas para atender los conflictos y protestas cívico ciudadanas. Es un golpe al Estado policíaco y represor, orientado a la contención social, herencia del régimen bipartidista. A su vez, es alentador que se reconozca la necesidad de ofrecer espacios de expresión política a las movilizaciones populares de la Colombia periférica y profunda sujeta a las promesas incumplidas, a la violencia del ESMAD, a las detenciones masivas, a los procesos amañados y a los bombardeos de la Operación Espada de honor. Las Circunscripciones especiales pueden ser un buen comienzo.
El acuerdo es una carta de intención con consecuencias políticas que necesitan ser materializadas y convertidas en normas y medidas funcionales. Dos elementos discutibles deben señalarse:
- uno, aunque deja en claro que la situación de inequidad y ausencia de garantías es la situación del momento actual pospone las decisiones que tienen que ver con la vulneración en curso de las libertades y derechos de todos los ciudadanos para después de que sean suscritos los acuerdos definitivos de paz;
- dos, en el mismo sentido omite el hecho de que el país está en vísperas de unas elecciones en que se renueva el ciento por ciento del legislativo y la cabeza del poder ejecutivo, instancias que van a tener peso decisorio en los desarrollos hacia la paz y el posconflicto; elecciones que se van a realizar en medio de las carencias democráticas, el fraude y la corrupción que la carta de intención busca superar.
Todo lo anterior llama a que las fuerzas de la democracia y de la lucha social unan sus voluntades y su acción convergente al respaldo del proceso de diálogo, de sus preacuerdos favorables al pueblo trabajador, a la profundización democrática y a las grandes reformas necesarias para superar la crisis nacional
El Partido Comunista Colombiano saluda este importante paso. Conjuntamente con Unión Patriótica y otras corrientes de la izquierda convoca a la conformación del Frente amplio por la paz, la democracia y la soberanía como herramienta política para avanzar hacia el cambio que Colombia reclama.
Jaime Caycedo Turriago
Secretario General
Partido Comunista Colombiano
Bogotá, noviembre 6 de 2013
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