Cambio Total.
El ministrico de
guerra, el ”pesista” Pinzón, dice que el país no puede « poner su agenda
en unos bandidos ». Cuando los militaristas hablan de « bandidos »
están hablando de los luchadores sociales que pretenden –y lograrán- una
transformación de la sociedad. No habla de los verdaderos « bandidos »
que el capitalismo neoliberal alimenta como sus dilectos hijos. Veamos.
Los más grandes « bandidos » son la
llamada « clase política » empotrada en Congreso, Justicia, y
funcionarios estatales.
Los escándalos de corrupción son pan de cada día y ni los militares, ni la
policía se escapan de esa corrupción. A más de su corrupción por el contubernio
impúdico con los « delincuentes de cuello blanco », está la
corrupción con los « delincuentes de cuello negro ».
Cómo explicar que
haya « políticos profesionales » que toda la vida la han pasado –y la
pasan- de puesto burocrático en puesto burocrático y terminan manejando una « clientela »,
corrupta como ellos mismos. Cómo explicar la existencia de unos
Valencia-Cossio, o Guerra-Tuelas, o Names y Char en Barranquilla, o unos
Pinedos Vidal y etc en Santa Marta, o unos Santos o Vargas-Lleras en Bogotá...
si no es por la trama de la más absoluta corrupción ?
El narcotráfico permeó toda la « sociedad » en su
conjunto (o al revés, fue la sociedad la que permeó la mafia ?). Los
grandes barones de la mafia del narcotráfico se paseaban « orondos y muy
majos » y algún cerebro del mal –JOG, primo de « El Patrón »
Pablo Escobar Gaviria ?- les sugirió que ellos podrían « entrar en
política ». Ya se había dado el contubernio impúdico entre
narcotraficantes-militares-políticos, y de ahí al salto hacia el Congreso fue
uno solo. Los capos se convirtieron en « políticos profesionales » y
llegaron a controlar –aún lo hacen- del 30% del Congreso (en cada partido
político –liberales, conservadores, de la U, PIN, Cambio Radical, etc, hay
narco-para-políticos uribistas empotrados con las « más altas votaciones »).
Protegidos por los « agentes del orden », los cuales iban en sus
radio-patrullas y Jeeps militar a las casas de los narcotraficantes –compradas a
lo que fuera, pero « se me va enseguida »-, a pedirles la coima, o el
aguinaldo, o plata para la gasolina de los carros policiales y militares, o
porque « tengo mi hijo enfermo ».
Ahi nacieron los
llamados narco-paramilitares,
creación de los cerebros del mal de las brigadas y batallones, como la de
Puerto Boyacá, dirigida por el general Farouk Yanini Díaz. La cúpula militar en
su visión corrupta aprovecharon los dineros –en billetes verdes- y la capacidad
logística –los narcotraficantes andaban armados y en bandas-, y los utilizaron
en su deformada concepción de la contra-insurgencia, basada en la Doctrina de
Seguridad Nacional y el « enemigo interno » y así asesinaron cientos
de miles de colombianos pobres. En esos batallones y brigadas amamantaron a
especímenes como el minguerrita Pinzón, quién solo pudo visualizar una
concepción del mundo –pobre diablo-, la concepción de la guerra, y su « mollera »
no le da para más.
En la « guerra
contra la delincuencia organizada »,
los policías y militares resultan « imbuídos » de la concepción del
crímen y se vuelven delincuentes, cuando ya no lo eran. Las policías,
especialmente, participan de la « primicia » o el « porcentaje »
de las ganancias de los « negocios » de la delincuencia común. Los
militares también participan de las « coimas » del negocio
narcotraficantes (casos Jamundí, por ejemplo, « cuidando » -dándoles
protección- a los grandes capos del narcotráfico).
Desde luego que
entendemos –mas no justificamos- lo que dice el minguerrita (solo ha
participado en « juegos de guerra »). Las tropas bajo su mando –por el
querer del presidente JMSantos- están en contubernio impúdico con todos los
demás « bandidos » en Colombia. Ahí hay una verdadera « mezcolanza »
de bandidos... pero « bandidos » de verdad verdad.
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