Escrito por prensa CUT.
Martes, 28 de Mayo de 2013.
Los acuerdos entre el gobierno y la Farc
sobre el tema agrario son un avance de enorme significado, no sólo para
los diálogos de paz, sino para el campo colombiano
; el más afectado por este conflicto que viene de la década del 40 y
caracterizado por la persecución y el despojo de tierras.
“Para las organizaciones agrarias es interesante este acuerdo, en la medida en que comienza a reivindicarse al campesino como un sector muy importante en la sociedad colombiana. Para nosotros es importante que comience a dilucidarse el problema del conflicto armado en Colombia, aunque esas expectativas que nos está dando este primer punto no se vean acaecidas hasta cuando se firmen los acuerdos finales. Recordemos que la frase en La Habana es que ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’. Esperamos que los amigos de la guerra, los terroristas, no entorpezcan más ese proceso”, señaló Alirio García, directivo de Fensuagro.
García alude a que es muy posible que ese acuerdo se frene en la práctica, porque precisamente quienes alimentan la guerra son los más interesados en que no haya una reforma agraria. En Colombia, la guerra se ha convertido en un negocio utilizado por unos para sostener su poder político y social; y por otros, por las ganancias económicas que deja.
De ahí que sostenga: “Quienes tienen que hacer la reforma agraria son las organizaciones campesinas, son las que tienen que estar al frente de este proceso. Y lo necesario es una reforma agraria democrática integral. Estos acuerdos han sido una situación que se pudo haber solucionado hace mucho tiempo y se pudo haber evitado el costo de esta guerra interminable que tenemos”.
“Para las organizaciones agrarias es interesante este acuerdo, en la medida en que comienza a reivindicarse al campesino como un sector muy importante en la sociedad colombiana. Para nosotros es importante que comience a dilucidarse el problema del conflicto armado en Colombia, aunque esas expectativas que nos está dando este primer punto no se vean acaecidas hasta cuando se firmen los acuerdos finales. Recordemos que la frase en La Habana es que ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’. Esperamos que los amigos de la guerra, los terroristas, no entorpezcan más ese proceso”, señaló Alirio García, directivo de Fensuagro.
García alude a que es muy posible que ese acuerdo se frene en la práctica, porque precisamente quienes alimentan la guerra son los más interesados en que no haya una reforma agraria. En Colombia, la guerra se ha convertido en un negocio utilizado por unos para sostener su poder político y social; y por otros, por las ganancias económicas que deja.
De ahí que sostenga: “Quienes tienen que hacer la reforma agraria son las organizaciones campesinas, son las que tienen que estar al frente de este proceso. Y lo necesario es una reforma agraria democrática integral. Estos acuerdos han sido una situación que se pudo haber solucionado hace mucho tiempo y se pudo haber evitado el costo de esta guerra interminable que tenemos”.
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