Hernando Vanegas Toloza, Postales de Estocolmo.
La mafia llegó a Colombia de la mano del tráfico de sustancias estupefacientes, es decir, de la mano de la Marihuana, la Cocaína y la Heroína. No es que en Colombia no hubieran mafias. No. Siempre hemos tenido una mafia empotrada en el poder. Mas esa mafia que llegó de la mano de los narcotraficantes estadounidenses -un mafioso llamado Jhonny o Jimmy que "descubrió" la marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta- y basados en los contrabandistas costeños introdujo el nuevo elemento pernicioso en la vida de los colombianos.
Posteriormente la mafia de individuos procedentes del interior del país -paisas especialmente- se apoderáron del negocio de la cocaína -que no coca, coca es la hoja de la planta la cual no tiene efectos alucinógeno- y sumieron a Colombia en la vorágine de violencia en que aún hoy estamos enzarzados. Los marimberos se apodaron de la Costa Caribe colombiana y los narcotraficantes de la cocaina se apoderaron de toda Colombia, incluída la Costa.
Es la época nefasta de los Carteles, de Medellin -el "precursor"- y de Cali, después el del Norte del Valle, y su guerra contra la sociedad colombiana. Esa "toma" de la sociedad colombiana se da de la mano de la clase politiquera, corrupta en sí misma defraudando las arcas del estado, y llegó a comprometer, además de los politiqueros, jueces y magistrados, militares, hasta cumplir el sueño del "don" Pablo Escobar Gaviria -primo de José Obdulio Gaviria, primo del don y uña y carne de Álvaro Uribe Vélez- llevando al narco-paramilitar #82 a la presidencia de la República, sueño dorado de Escobar Gaviria.
Si bien antes de Uribe Vélez había Corrupcion, con su llegada a la Presidencia ésta se disparó a límites insospechados y realmente escandalosos, al punto que se acuñó la frase de "todos los caminos de la delincuencia conducen a Uribe Vélez". Este individuo ha hecho uso de lo más nefasto de la sociedad colombiano y logró amalgamar a politiqueros regionales ansiosos de dineros, narcotraficantes, narco-paramilitares, militares con deseos exhuberantes de poder y empresarios que han triplicado sus fortunas por tres con sus políticas neoliberales.
Es tal el grado de corrupción de Uribe Vélez que él está implicado en la Masacre del Aro y para corroborar su pertenencia a las bandas narcoparamilitares su hermano, Santiago Uribe Vélez, perteneció a una banda narco-paramilitar llamada "Los Doce Apóstoles" y está siendo juzgado y permanece preso por la justicia colombiana. Todo su entorno está salpicado de corrupción y casi 20 de sus funcionarios durante los 2 períodos presidenciales -conseguidos fraudulentamente- están presos y otros están huyendo de la justicia colombiana o se han "asilado" arguyendo "persecución política", apoyados por otros corrompidos igual a él.
Desde luego, Uribe Vélez, un recalcitrante enemigo del proceso de Paz en que está inmerso Colombia, ya sea por celos megalomaníacos o como forma de recuperar el poder perdido, ha convocado junto a otras nefastas figuras -el ex-procurador Ordóñez, separado de su cargo por corrupción, por Londoño -quien se robó varios billones de pesos del estado-, de José Félix Lafaurie -comprometido en prácticas corruptas al frente de Fedegan- y de algunos pastores de iglesias evangélicas que se han enriquecido esquilmando a los feligreses y les permite tener suntuosas mansiones en Miami.
El reto que tiene Uribe Vélez, o quizás su error, es "hacerse contar" con la Marcha de la Corrupción. Tiene el reto de superar 6 millones de personas que votaron por el No en el Plebiscito por la Paz -un embeleco unilateral de JM Santos-, y mostrar el poder que tiene la Mafia en Colombia hacia las elecciones de 2018.
De todos modos, sabremos cuántos "seguidores" tiene la Mafia en Colombia. Mafia que se ha enquistado en la vida colombiana. Ante los colombianos de bien se nos presenta el reto de superar con creces lo poco o mucho que puedan mover los corruptos en Colombia. Movilización que logran a través de manipulación, amedrentamiento, compra de conciencias, etc, etc, como ha sido comprobado por el gerente de la campaña por el No.
El pueblo no se dejará manipular una vez más. Estamos por lograr un Gobierno de Transición que persista en la construcción de una Nueva Colombia en Paz con justicia social. No hay posibilidad de retroceso. O avanzamos o nos asesinan a todos!
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