La
Paz no divide a los pueblos. La guerra sí. La guerra los
divide, los mata y les causa dolor. En cambio la Paz es Fuente de alegrías. La
división del pueblo es parte de la estrategia oligárquica para mantenerse en el
poder.
Era un país
que… se llama Colombia y ha sido un país dividido, fragmentado, como parte de
la estrategia oligárquica para mantenerse en el poder. La estratificación es
prueba patente de lo dicho. La clasificación de barriadas de acuerdo con el
poder adquisitivo de los habitantes mantiene esa apestosa diferenciación.
Esa diferenciación o división viene de años atrás.
Recordemos no más a las “señoras” capitalinas –de las grandes ciudades- que
asistiendo a sus canasta de tés y poker se referían –todavía lo hacen- a los
trabajadores como la “plebe”, “zarrapastrosos”, que son “flojos” y vagos y que
gustan de todo lo malo, mientras ellas son “divinidades” que merecían ser “inglesas”,
europeas o por lo menos “gringas”.
Compraban
telas traídas de Europa y la moda la dictaban los señoritones modistos de
Europa. Aprendían medias palabras en inglés, francés, algunas en alemán, porque
ello les daba ”caché”. Sus hijos iban a escuelas bilíngües y la educación
superior la “estudiaban” en el extranjero, en “La Sorbona” o en Oxford, o al
menos en Harvard, ”porque si vieras,
mija, esos gringos son medio brutos, siempre quieren sexo, sexo, sexo”.
Esas señoras no trabajaban, no, qué horrors! Sus
mariditos se rompían el lomo llevando el dinero para que ellas, las “princesas”,
se dieran la gran vida o se mantuvieran preocupadas porque la señora Mancilla
se hizo un peinado con un peinador francés, lindo él, que estaba de paso por
Bogotá, ala! Te podrás imaginar, linda…
La division del país se puso de presente con “la
Violencia”. Los oligarcas, que azuzaron la división del pueblo entre liberales
y conservadores, los llevaron a la guerra y en esa guerra intestina,
fratricida, ningún oligarca murió. Un millón de desplazados y 300.000 muertos y
ningún oligarca murió por causa de la guerra desatada sin pudor con el asesinato
del ”negro” Jorge Eliécer Gaitán. Ni siquiera salieron heridos porque nunca
fueron a matar rojos o azules porque para eso tenían a los que si iban a matar
los mismos, pueblo puro contra pueblo puro, pobres contra pobres.
Vino el
Frente Nacional y la división se acentuó. División en el manejo del estado. 4 pa tí, rojo, 4 pa tí, azul. Si no eras rojo o azul
no podías entrar a un cargo público y de esa manera se crearon las clientelas,
o mejor, se empotraron en el poder. En el gobierno no cabía ningún otro color.
Menos si era rojo purpura, rojo comunista. Era un pecado mortal si eras “negro”
o “indio”, comunista, mocho o tenías una discapacidad.
Los hijos de esas señoras y senoritones eran “super
inteligentes” y cuando tenían un hijo con Síndrome de Down lo enterraban en
vida porque, qué vergüenza, tener un niño así. Ah, castigo de Dios!
Ahora esos señores oligarcas -que siempre han
mantenido al pueblo dividido- salen con el cuento de que la Paz ha dividido a
la sociedad colombiana. Será a la oligarquía, porque el pueblo siempre ha
estado dividido. Es importante, transcendental, que ahora cuando el pueblo
sacude el Terrorismo de Estado, se enfrenta a él y lo supera reconstruyendo su
tejido social siga tejiendo ese tejido a fin de construer la Paz.
La Paz no divide a los pueblos. La guerra sí. La guerra
los divide, los mata y les causa dolor. En cambio la Paz es Fuente de alegrías.
Basta
ver las caras sonrientes de madres del pueblo con sus hijos en brazos
observando por televisión la firma del Acuerdo de Paz o el Cese Bilateral de
Fuegos. Eran caras alegres, llenas de esperanza.
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