Domínico Nadal, Cambio Total.
Como en las novelas del oeste norteamericano de Marcial La
Fuente Estefanía o Clark Carrados, llega el pistolero profesional –el bandido-,
rodeado de miles de hombres a imponer su ley. Siempre ilegal. Siempre violenta.
Asesina a todo aquel que se le atraviesa. A veces al que no se le atraviesa. La
estela de muertos riega de sangre la fértil tierra del territorio.
Las amenazas bravuconas del jefe de los bandidos violentos
siempre están a la orden del día. Llegan al pueblo, lo ”invaden”, se toman la
cantina y se divierten de lo lindo. Los ”ciudadanos” medrosos van desfilando de
primero o de último de acuerdo con lo que el rescoldo de su fenecido valor les
dé. El jefe no es nada sin sus mandaderos. Anda con 20 hombres armados para que
lo protejan.
Al final, el pueblo cansado de tanto abuso durante tanto
tiempo se decide. Vence su marasmo. Se energiza y ”echa a andar”. Se dan cuenta
de su fuerza. Miles son más que cien. Y empieza la lucha. Caen de uno y otro
bando. Mas como mil son más que cien, vencen, al fin. Todos están de plácemes.
Entonces llegan los funcionarios. El Marshall que estaba escondido quien sabe en
dónde. El alcalde que siempre se alió con los ”poderosos” –los bandidos-. El
juez que todavía no tenía ley que aplicar.
El pueblo sabe bien cómo es que la cosa es. Hay que crear
las Nuevas Leyes, acordes con el pensar del pueblo. Hay que nombrar un Nuevo
Marshall. Hay que elegir un Nuevo Alcalde. O sea, hay que construir un Nuevo
País.
Así estamos en Colombia. El ”matón” del pueblo, un Santos,
un bandido de rancia estirpe, amenaza a los que resisten y quieren construir
una Nueva Colombia. Le dijo a las FARC-EP que si no firman la Paz van a tener
el riesgo de morir. Pero si eso lo saben los guerrilleros! Si precisamente son
guerrilleros porque los que apoderaron del viejo edificio estatal querían
matarlos a tiros, violando los derechos humanos! Si ellos todos los días se
juegan el pellejo contruyendo la Paz y a través de ésta la Nueva Colombia!
Dicen los sabios populares que los que en la lucha gritan
histéricamente están perdiendo la pelea. Al final, estamos seguros, los
bandidos serán vencidos. O arrojados del ”pueblito”, o ”emplumados”.
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