No sólo tengo la esperanza, sino cada día más la
certeza, de que los diálogos de paz están conduciendo a acuerdos que
tienen, sin duda, letra menuda que se terminará de afinar una vez se
hayan firmado todos los puntos.
Por: Alfredo Molano Bravo
No será menor el esfuerzo que debe hacer el gobierno de Santos, ahora cuando tiene deudas electorales con la izquierda —como en tiempos de la República Liberal—, para ir abriéndose a la transición hacia la democracia. Tan difícil será al establecimiento aceptar la democracia plena como a la guerrilla empeñarse en la política sin armas. Es el verdadero desafío. Hace 40 años, en Contraescape, Enrique Santos llamó a Rojas Pinilla el Kérenski colombiano. Ese papel ya no se jugará. Pero Juan Manuel Santos debe asumir un papel tan valiente y determinante como el que jugó Suárez en la transición del franquismo a la democracia. Santos tiene que preparar a la opinión pública para la democracia plena, para desarmar, en primer lugar, esa brutal estructura publicitaria montada en los cuarteles que tanto le está constando en la mesa de negociación, porque la derecha y gran parte de la opinión pública han sido adiestradas por esos dispositivos para cerrarle la puerta a todo intento de civilizar el proceso. Santos debe mostrarle al país, y a la derecha internacional, que la izquierda colombiana está madura para ejercer democráticamente el poder. Gaviria le dio la patica al M-19 al nombrar ministro de Salud a Navarro. Santos debe quitar, una a una, todas las trancas que los gobiernos anteriores han puesto detrás de la puerta por donde la democracia, el pluralismo, la divergencia deben entrar. Hay mucha gente de izquierda que podría acompañar a Santos en esta “Tercera Vuelta” para comenzar a vivir la paz anticipadamente. El país lo merece.
Publicar un comentario