Cambio
Total.
Ya lo
habíamos dicho y reiterado mil veces en Cambio Total y Anncol que nuestros
viejos –esos que conocen la historia porque la han vivido en carne propia-
dicen que se viven hoy los tiempos del
laureanismo porque “El Uribismo es igual al Laureanismo”. Ese mismo
laureanismo que –desde que se aposentó en nuestras tierras hace más de 200 años-
desató “La Violencia” porque el partido conservador era partido minoritario y
había que tratar de equilibrar las cargas electorales, como en efecto sucedió
con el Frente Nacional, con la repartición burocráticia milimétrica entre
liberales y conservadores, y pretenden seguir sumiéndonos en la guerra porque
para ellos es la fórmula perfecta, un partido minoritario que tiene el mismo
número de ministros que el mayoritario y sigue untándose de “mermelada”
estatal, robándose los billones de pesos del erario público, aupado, claro, en
los laureanistas de nuevo tipo, los uribistas.
Es la razón
por la cual la extrema derecha, los ”enemigos de la Paz”, siempre mienten en
sus propósitos. Dicen querer la Paz cuando lo que plantean únicamente es la
guerra y el dolor de las familias colombianas. Desean seguir la guerra ya que
es la “feria de impunidades” de un individuo que violó hasta la Constitución
Nacional para seguir aferrado al poder. La Yidis-política y su “co-hecho”, la narco-para-política uribista, Carimagua y
Agro Ingreso Seguro, el remedo de paz entre narco-paramilitares y gobierno, el
cual pasó por la extradición de los capos del narco-paramilitarismo para que no
hablaran, para que no “prendieran el ventilador”, para que no dijeran las verdades
que sabíamos y que esperábamos reconocieran como exorcismo contra las otras
violencias oligárquicas; el “carrusel de contratos” a vigencias futuras dejando
endeudado al estado por más de 30 billones de pesos a vigencias futuras, o sea,
si se muriera Uribhitler ahora mismo –házme el milagrito, señor!-, los
colombianos después de muerto ese esperpento de la raza humana, tendríamos que
seguir pagando su “obra” de gobierno, entre otras cosas “el gobierno más
corrupto de la historia colombiana”.
Mas los “enemigos
de la Paz” ya se dejaron contar. Son menos de 3 millones y ellos no arrastrarán
más incautos hacia la guerra. Los amantes de la Paz somos 42 millones de
colombianos. Por ello, los colombianos de bien persistiremos en la búsqueda de la
Paz. No importa quien gane las elecciones. Siempre persistiremos,
consuetudinariamente, en la búsqueda de una solución política al conflicto
interno, incluso en contra de los agenciadores de la guerra, la oligarquía y el
imperio, porque la Paz es nuestro derecho fundamental.
Es evidente
que nuestro pueblo los ha mantenido aislados. Los “enemigos de la Paz”
militaristas nunca han elegido un parlamentario en la historia de Colombia
lanzándose de frente, con sus tesis retrógradas. Siempre como el lobo de
Caperucita Roja se “camuflan” para que no se conozcan sus verdaderas
intenciones. Por ello la máxima en Colombia de “los enemigos agazapados de la
Paz” tiene todo su rigor científico. Con razón nuestro pueblo se pregunta: “Hay
algún intelectual uribista?”. Muy pocos. Por ahí peló el cobre un escritorzuelo
que debe devolver los premios que le habían dado porque se basaron en la
mentira. Y la literatura es evidencia histórica –así sea producto de la
imaginación- y contraria a la mentira. Mas el nazi-fascismo es capaz de seducir
a algunas mentes obtusas y carentes de análisis científico.
Sabemos que
la oligarquía juega con todo el mundo, incluso hasta a sus madres sacrificarían.
Mas hoy, el derecho que nos quieren conculcar es el derecho a la Paz. Nuestro derecho. Ellos
quizás tendrían derecho a hacer la guerra, pero no a nuestra costa. Si quieren
guerra que vayan los Uribhitler y sus hijos, los Santos y sus hijos, los Lleras
y sus hijos, los Laureanos y sus hijos, los Ospinas y sus hijos, los Rojas y
sus hijos, a hacer la guerra, que vayan al frente de batalla y no se escondan
como cobardes en las espaldas de un pueblo aguerrido que equivocadamente se ha
dejado arrastrar a una guerra fratricida. Nuestro pueblo tiene que decir “Basta
Ya! y echar a andar”.
Por la Paz
hasta la vida misma.
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