Allende La Paz, Cambio Total.
Colombia padece 50 años de guerra. Guerra decretada
por la oligarquía en el poder, por órdenes directas de los gobiernos de Estados
Unidos. Hoy abordaremos un factor que ha incidido primordialmente en esa
guerra. Es el factor militar.
Desde 1962 –quizás desde antes- los gobiernos de Estados
Unidos contemplaron la importancia de “incidir” en las fuerzas militares de
cada país, ya que al igual que la justicia, son los pilares fundamentales de un
estado, pilares no fácilmente removibles como lo demuestra la experiencia. Los
presidentes vienen y se van, los congresistas vienen y se van, pero los jueces
y militares permanecen 40 y hasta más años. Ya desde 1962 –antes de que
existieran las FARC!- el militar Yarbourough hizo una serie de recomendaciones al
Estado colombiano, que como siempre desde Francisco de Paula Santander, se
tomaron como una orden. Incluso, Hernando Calvo Ospina en su Libro nos hace
remontar a la “Ley Heroica”, propuesta también por un conservador, en 1928.
Los militares desde toda su historia han asesinado
colombianos. Siempre han tenido un “enemigo interno” al cual combatir y
asesinar. Desde 1964 se inventaron la “insurgencia” y convirtieron a Colombia
en laboratorio de guerra contrainsurgente, con la asesoría naturalmente de los
gobiernos de USAmérica –negociantes de la guerra-. Recordemos no más que los
manuales militares anteceden el nacimiento de las FARC (Manual de 1962, todavía
no habían FARC y el enemigo era considerado “fuerza irregular"; Manual de 1963,
Manual de 1969, Manual de 1979, Manual de 1982 y Manual de 1997), y los
posteriores adiciones de la geopolítica: Documentos del Conflicto de Baja
Intensidad y Documentos de Santa Fé.
La necesidad de desarrollar ese laboratorio de guerra
contrainsurgente hizo que se fuera aumentando el pié de fuerza de
aproximandamente 78.000 en 1982 (no tenemos datos de 1964) a 146.500 en 1995, y
de allí aumenta exponencialmente hasta alcanzar la cifra de 500.000 militares y
policías –es un cuerpo de la Fuerza Pública militar- en el momento actual.
Además que en finanzas militare si se tiene una unidad ésta debe estar dotada
de todo su menaje militar y debe ocupar su tiempo en algo.
Ello implica un aumento del gasto militar a través de
los años, convirtiendo el factor militar en relevante para el conflicto no solo
en cuanto a gastos, sino también en cuanto a violaciones de derechos humanos y
de peso específico en la política nacional. Algunos autores han planteado que “de
1926 a 1949 el gasto en proporción al porcentaje del PIB fue del 1.1% -excepto
1933-34 de la guerra contra el Perú (3%)-. A partir de 1950 el gasto militar colombiano
entra en gasto creciente pasando de 2.0% del PIB entre 1950 y 1989. En la
década de los noventa salta nuevamente a 2.8 promedio de 1990 a 1998, y de 1996
en adelante se da un aumento continuo hasta llegar a 4.7% en 2008.
Traducidos esos porcentajes a pesos el presupuesto de
guerra es descomunal y se calcula en 6.3% del PIB actualmente. Recordemos que una
investigación de una Universidad colombiana estimó que en la guerra se habían
malgastado 216 billones de pesos en la década pasada y se proyecta un gasto de
216 billones de pesos para la siguiente década.
El aumento del gasto militar no ha parado y el IEPRI
de Estocolmo –Instituto Internacional de Estudios para la Paz- informa que el
gasto militar en Colombia aumentó a 24 billones de pesos en 2013, un 13% más en
relación a 2012 cuando se gastaron 21 billones de pesos, hasta los 27,74
billones aprobados para el 2014.
Tamaña cantidad de dinero nos explica el por qué de la
renuencia de las fuerzas militares a acordar un Tratado de Paz con las FARC-EP
en La Habana. La corrupción imperante al interior de las fuerzas militares –al igual
que al interior de todo el estado- hace entender que la cúpula militar –la que
maneja los recursos financieros- no quiera “soltar la teta estatal” y pretenda
seguir mamando tal cantidad de recursos aportados por todos los colombianos.
Ese “factor militar” super corrompido tiene que ser
doblegado por la presión popular y se hará imprescindible –cuando llegue su
momento- discutir el papel de las fuerzas militares-policiales en el conflicto
interno, su porcentaje en las violaciones de derechos humanos -83% responsabilidad
en masacres, 83,2% en ejecuciones extrajudiciales o “falsos positivos”, 97,7%
de responsabilidad en desapariciones forzadas, y 99% en desplazamiento forzoso,
y entrar a reconsiderar la DSN y la reestructuración de las FFMM.
Pondrá el “factor militar” su cara asesina a las
víctimas del Terrorismo de Estado que practican por orden del imperio y la
oligarquía? Aceptarán que no están en derecho cuando cometen miles de miles de
violaciones de derechos humanos? Aceptarán que las violaciones de derechos
humanos del Terrorismo de Estado y la DSN son una clara violación a sus propias
leyes burguesas?
No olvidemos que son 966.000 víctimas mortales y 5,7
millones de desplazados forzados los que esperan que el “factor militar” de la
cara y no se esconda, una vez más, en “razones de Estado”. No olvidemos que son
25.000 víctimas mortales y 100.000 heridos que ha arrojado el conflicto interno
entre las fuerzas militares, todos hijos del pueblo ya que en la confrontación
no ha caído ningún hijo de oligarca.
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Por qué de la criminalidad de las fuerzas militares...
El Estado
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