Por: Jorge Enrique Botero
Miércoles, 02 Abril 2014.
El periodista Jorge Enrique Botero ha
tenido acceso privilegiado a las reuniones de los negociadores. Esto es
lo que ha sucedido más allá de los comunicados de prensa
Se cerró otro ciclo, que no otro círculo, de los diálogos de paz entre el gobierno y las Farc y, a pesar de las tormentas que cayeron sobre el proceso, por cuenta especialmente de la muerte de dos miembros de la fuerza pública a manos de milicianos de la guerrilla en Tumaco, la ronda 22 estuvo bastante movida y, en opinión de muchos, cargada de buenas señales.
Comenzando el ciclo, llegó el ciclón, por cuenta de la confirmación de que el mayor Germán Méndez y el patrullero Edilmer Muñoz habían muerto por la acción de milicianos que actuaron de manera cruel e inhumana, según las Farc “en medio de un gigantesco operativo militar”. Al otro día de esta declaración, los representantes de la guerrilla en la Mesa llegaron al Palacio de las Convenciones, sede de los diálogos, sin disimular su preocupación por lo ocurrido. El que dio la cara fue Marcos Calarcá, quien trató de contextualizar el episodio contestando a los periodistas que “no fueron dos los policías muertos, sino que han sido muchos los miembros de la fuerza pública que han caído”. Calarcá remató subrayando que “estamos aquí para que eso se acabe”.
Cuando la delegación de las Farc se perdió por el pasillo que conduce al salón, más bien pequeño, donde se busca la paz de Colombia, y luego de que el equipo del gobierno pasó raudo y con cara de pocos amigos, una periodista colombiana comentó que era triste decirlo, pero a pesar del dolor que sentía por lo ocurrido en Tumaco, la Mesa tenía que pasar esa y todas las páginas de violencia que ocurran en el país hasta que se firme el acuerdo.
Cuando apenas se apagaba el eco de Tumaco, llegó a La Habana otra pequeña tormenta, esta vez por cuenta del expresidente Pastrana, quien no solo alertó sobre “pactos secretos” que estarían haciendo el gobierno y la guerrilla, sino que dijo que los diálogos “huelen a olla podrida”. Tanto las Farc como el gobierno se le fueron con todo, los primeros dirigiéndose directamente a él, conminándolo a que deje que otros intenten lo que el no pudo lograr, y el segundo, a través del jefe negociador, Humberto De la Calle, pidiendo que los diálogos no se usen para hacer campaña electoral e invitando a los desinformados a que lean los documentos públicos sobre el contenido de los acuerdos alcanzados en los puntos uno y dos de la agenda para la terminación del conflicto.
El detonante de la aparición de Pastrana en la escena habanera fue un documento leído por Pablo Catatumbo a propósito del sexto aniversario de la muerte de Manuel Marulanda, en el cual hizo un recorrido cronológico por los procesos de paz, diciendo que en el Caguán a Pastrana le faltó grandeza. También lo acusó de ufanarse por haber “engañado a Marulanda” y reveló que el jefe histórico de las Farc y el expresidente si hicieron un compromiso secreto que éste último incumplió: el desmonte del paramilitarismo.
El aniversario de la muerte de Tirofijo se conmemoró con un joropo, cuya letra es de Iván Márquez, y con una canción de la guerrillera Alejandra que interpretó a capela, guitarra en mano, la holandesa Tanja. También hubo vivas de la delegación guerrillera para su máximo comandante, quien murió de un paro cardiaco en 2008, en la serranía de La Macarena. Según relata el portal todospalamesa.com ésa misma noche, los 30 integrantes del equipo insurgente se reunieron en la casa principal de El Laguito donde proyectaron un video biográfico de Marulanda y oyeron cumbias, tangos y joropos dedicados a su jefe.
A mitad de semana, la animación vino por cuenta del anuncio del presidente Santos de que reactivará el Consejo Nacional de Paz, creado durante el gobierno de Samper, a lo cual las Farc le dieron la bienvenida, advirtiendo, sin embargo, que en el deben tener asiento las comunidades y movimientos populares y no se convierta en un “Consejo de élites y politiqueros”.
Otro anuncio que llegó del lado gubernamental fue la aceptación de que se cree una Comisión de la Verdad, algo que han pedido reiteradamente las Farc. Al comunicar este anuncio tras un torrencial aguacero, el día de cierre del ciclo, Humberto De la Calle aclaró que la Comisión debe comenzar a funcionar una vez se firme la paz, no durante los diálogos. El jefe negociador del gobierno se mostró partidario de que sean oídas “todas las verdades” y aseguró que sin ellas “no habrá una paz verdadera”.
El otro expresidente que salió a la escena de las negociaciones fue Ernesto Samper, a quien las Farc agradecieron públicamente por haber propuesto que, en un eventual envío a Colombia de presos de Guantánamo, se incluya a los guerrilleros Simón Trinidad y Sonia, que pagan largas condenas en cárceles estadounidenses luego de ser extraditados en 2004. Al dirigirse a Samper, la guerrilla aprovechó para enviar un nuevo mensaje a Washington, diciendo que si se acepta la propuesta de Samper estarían dando un importante impulso a la paz de Colombia.
¿Y del narcotráfico qué? Según varios analistas y fuentes de ambas partes aquí en La Habana, el punto tercero, que actualmente se discute, es de suma complejidad, pese a que se había augurado lo contrario. El punto, que consta de tres ítems, ya va para cuatro meses sobre la mesa, pese a lo cual hasta ahora no ha pasado del primer ítem, que es el de los mecanismos para sustituir los cultivos en las inmensas áreas históricamente dedicadas a la siembra de hoja de coca. Según dijo De la Calle en su comparecencia ante la prensa al cierre de la ronda 22, hay consenso en que este problema está estrechamente ligado a la puesta en marcha de una reactivación y protección de la economía campesina, tal como se acordó en el primer punto de la agenda. Además de pedir la desmilitarización de las áreas de cultivos de coca, las Farc han dicho que respaldan lo logrado por campesinos del Catatumbo en el sentido de que debe haber al menos dos años de subsidios para los labriegos que ingresen a los programas de sustitución.
Otro complicado ítem de este punto de la agenda tiene que ver con el ataque a toda la cadena del narcotráfico, lo cual –según los voceros insurgentes- afectaría especialmente a los eslabones del comercio de la cocaína y el lavado de los activos provenientes de su venta, lo cual afectaría especialmente, dicen, al sector financiero nacional e internacional.
El otro aspecto que falta por discutir es el del tratamiento al problema del consumo, que las partes coinciden, debe ser visto como un problema social y de salud pública.
Para evitar que la Semana Santa se juntara con las sesiones de la Mesa, estropeando las vacaciones de los funcionarios del gobierno, y por supuesto las de los periodistas, no así las de los guerrilleros que pocas bolas le paran a las festividades religiosas, las partes acordaron reiniciar los diálogos el próximo viernes 4 de abril y trabajar hasta el 11, fecha en la que será poco probable ver humo blanco en el tema de las drogas.
Antes de subirse en el carro que lo llevaría al aeropuerto José Martí para tomar el vuelo de regreso a Bogotá, uno de los enviados especiales de medios colombianos comentó que el problema de este punto es que ha quedado atrapado en medio de la recta final de la campaña electoral por la presidencia de Colombia.
Jorge Enrique Botero - Enviado Especial
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