Para la marcha patriótica es una inmensa alegría participar en esta gran cumbre agraria, campesina, étnica y popular. Concurrimos a ella con la profunda convicción de que no asistimos a un evento más, sino por el contrario a un importante avance en el propósito estratégico de construir una verdadera alternativa de poder, la cual solo puede provenir de la unidad de los sectores populares, de la movilización y organización de todos los empobrecidos por este sistema de hambre y exclusión política.
Esta Cumbre se da en medio de una profunda crisis del régimen político colombiano, evidenciada entre otras cosas en la última jornada electoral, en la que no solo aumento la ya histórica abstención, sino que se produjo un repunte significativo del voto en blanco, en los nulos y sin marcar, los cuales sumados obtienen un número mayor al partido más votado. Este fenómeno sin lugar a dudas es una muestra clara de que los colombianos cada vez creen menos en los partidos tradicionales y se encuentran cansados de los vicios propios del sistema electoral colombiano.
De igual forma las elecciones evidenciaron una vez más que este sistema esta cimentado en la apropiación ilegal de los recursos del estado para financiar multimillonarias campañas, en el fraude, en la compra de votos, en el narcotráfico, la constricción armada y en la existencia de instituciones antidemocráticas destinadas a eliminar cualquier opción alternativa tal y como lo ha hecho la procuraduría general de la nación, cimientos que permiten la reproducción sistemática de los poderes de multinacionales, empresarios y paramilitares y que condenan a los parlamentarios populares y demócratas a jugar un papel de denuncia pero a ser una inmensa minoría sin posibilidades reales de ser opción de poder.
Es importante afirmar que esta crisis no es solo política sino económica, el neoliberalismo que en nuestro país tiene rango constitucional, ha permitido y promovido la privatización de los derechos básicos de los colombianos: a la salud, la educación, al agua, el transporte y demás, en la misma vía ha incentivado como nunca antes la implantación de numerosos tratados de libre comercio los cuales acabaron la incipiente industria nacional y tienen en las más penosas condiciones a millones de pobladores rurales que tienen que ver como cada vez más lo que puede producir nuestras tierras, es importado favoreciendo a poderosas multinacionales, lo que sumado a la histórica desigualdad en la tenencia de la tierra y el aumento exponencial de las explotaciones mineras y los agro negocios configura el panorama más crítico en muchos años para campesinos, indígenas y negritudes.
Esta cumbre también se da en el marco de los diálogos que en la Habana desarrolla la insurgencia de las FARC EP con el gobierno de Juan Manuel Santos y de la exigencia de la apertura de un espacio similar con el ELN, diálogos que han logrado poner en el centro del debate elementos centrales de la vida política nacional, sin embargo a pesar de haber alcanzado acuerdos parciales en diferentes temas, este proceso se encuentra amenazado por la extrema derecha y el militarismo recientemente fortalecido electoralmente, por la pretensión Santista de conseguir una paz sin reformas estructurales, por la existencia de una constitución que impide dichas reformas y por la negativa gubernamental a generar espacios que permitan la participación y refrendación popular de los acuerdos.
Ante este panorama de un régimen político antidemocrático que nos condena a la oposición eterna sin posibilidades reales de ser gobierno y poder, la existencia de un modelo económico neoliberal constitucionalizado que impide la consecución de nuestras reivindicaciones más importantes y la necesidad de generar transformaciones estructurales que construyan un paz con justicia social y la participación de la sociedad colombiana en la construcción de esta, desde la marcha patriótica le proponemos al conjunto de organizaciones participantes en esta cumbre y a los demás colombianos trabajar conjuntamente por la realización de una Asamblea Nacional Constituyente, una asamblea de nuevo tipo, una asamblea nacional constituyente con un profundo carácter popular..
Este nombre no es un mero ejercicio retorico, sino que por el contrario denota el carácter que debe tener este nuevo contrato social, en el que no se puede permitir la reproducción de las lógicas corruptas y mafiosas del actual sistema, sino por el contrario en el que debe primar la participación del verdadero constituyente primario: los campesinos, los indígenas, los negros, los empobrecidos, los empresarios, los hombres y las mujeres del común, los afectados por el libre comercio y todos los sectores excluidos históricamente del ejercicio del poder político, entre ellos por supuesto las insurgencias.
Tenemos plena certeza de que el éxito de este nuevo ejercicio constituyente depende fundamentalmente de la correlación de fuerzas que desde el campo popular logremos acumular, pero también estamos seguros de que ya hay en curso procesos constituyentes desde las organizaciones sociales no necesariamente reflejados en las dinámicas institucionales, de la fuerza inconmensurable que provendrá de la unidad popular y de la necesidad de contar con consignas que le den un horizonte político y articulador a nuestras luchas. Nuestro horizonte es el poder, nuestro horizonte es la transformación.
Para este propósito proponemos la conformación de un amplio movimiento por la democracia, la paz con justicia social y la asamblea nacional constituyente, que permita aglutinar no solo al conjunto del movimiento social y popular, sino también a un sin número de colombianos inconformes que apoyan el inmenso clamor por la paz y la necesidad de adelantar hondas transformaciones en nuestro país, así como pudieron los valientes pueblos indígenas en Bolivia, así como pudo el Bravo pueblo Venezolano, en Colombia podremos si recordamos y aplicamos esta estratégica y consigna del Libertador Simón Bolívar “Unidad, Unidad, esa es Nuestra divisa”.
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