Por: Junta Patriótica Nacional
Hoy a las mayorías nos indignan los abusos generalizados de los dominantes, abusos contra las mujeres, comunidad LGTBI, animalistas, ambientalistas, jóvenes, trabajadores, afrocolombianos, indígenas, campesinos, educadores: contra todas y todos los que no estamos en el gobierno; por ejemplo, la semana pasada vivimos la indignación de la misma política en todo el país. El 15, 16 y 17 de marzo en la Cumbre Agraria, campesina, étnica y popular; el 18 la destitución ilegitima e ilegal del alcalde Gustavo Petro; el 19 el desalojo violento contra desplazados asentados en Barrancabermeja; y el 19 y 20 la protesta de los transportadores en Cali que dejo un muerto. Todas estas indignaciones son provocadas por el abuso del mismo poder, del poder económico y político.
Los anteriores hechos usaron la violencia ilegitima para resolver. Al movimiento agrario se le desconoce, estigmatiza y amenaza, mientras el gobierno no da ninguna solución a los planteamientos del primer tiempo del paro agrario en las mesas de negociación que se instalaron. Al alcalde Petro por representar un proyecto alternativo, el procurador, las altas cortes, el presidente Santos, el Centro Democrático, los partidos de la Unidad Nacional, todos en coordinación le cerraron el paso a quien quiso impulsar un programa alternativo, con el agravante de ser un líder que proviene de un proceso de paz. A los desplazados luego de incumplir las promesas de la Ley de Victimas y Restitución de tierras se les violenta en su lugar de asentamiento humanitario en Barrancabermeja. A los transportadores de Cali, luego de introducir sin ningún tipo de conciliación el sistema de transporte MIO, además de dejar sin ingreso económico a 6.000 familias vallecaucanas se les reprimen con alta violencia a su derecho a la protesta.
A todos nos abusan, nos reprimen y criminalizan, a todos y todas sin excepción nos violan los derechos humanos. Es necesario unir, tejer, reconocer y construir la agenda común, la que nos une y nos aproxima a lograr nuestros objetivos. La prioridad es cambiar el estado de cosas, darle la vuelta a la tortilla, si todos empujamos a la vez, no será sencillo, pero es posible, se puede. El movimiento agrario y popular que confluye en la Cumbre Agraria campesina, étnica y popular ya dio un paso; es necesario construir puentes entre los demás sectores violentados para construir paz verdadera, la de justicia social, la soberanía y la democracia.
La unidad ha sido una premisa política común en los discursos de los sectores democráticos y de izquierda, no ha existido plataforma política alguna que no la considere como una necesidad, como una apuesta. La unidad ha sido un principio que puede llevarnos a ser entre todos gobierno y poder de las mayorías excluidas, criminalizadas y empobrecidas.
A pesar de estar en la totalidad de los discursos, esta nos ha sido esquiva. A lo largo de la historia hemos visto distintos momentos donde los sectores han intentado acercarse y construir la articulación. No se puede negar que han existido importantes experiencias y sin embargo ninguna ha sido lo suficientemente eficaz como para derrocar a las clases enquistadas en la silla de los libertadores Bolívar y Nariño.
Son muchas las razones que no han permitido la concreción unitaria. El sectarismo, el dogmatismo, la cooptación, la infiltración, el desconocimiento y la torpeza política fundada en los egos han sido prácticas que la obstaculizan. Muchas de estas conductas nos han provocado heridas, que alimentan la desconfianza y por lo tanto evidencian la desunión. Dolores y heridas solo superables cuando comprendemos la Unidad como un imperativo ético e histórico.
Precisamente vivimos un momento donde la crisis del régimen de dominación cada vez es visible, los dominantes vienen haciendo uso sin precedentes de todo tipo de herramienta psicológica, judicial y física para mantener el stau quo, criminalizan, estigmatizan, judicializan, encarcelan, destituyen, asesinan y reprimen. A pesar de ello, o tal vez debido a ello, los movimientos sociales y populares han demostrado la eficacia de la movilización, logran poner de manifiesto el régimen corroído por su profunda crisis e incluso logrando contener políticas en la dirección de profundizar el régimen actual. Hoy debemos unir los descontentos, estar a la altura ética e histórica que nos pone el momento. Proponemos Unidad, organización y movilización por la Asamblea Nacional Constituyente para la paz y la democracia.
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