Hemos sentenciado desde mucho tiempo que Colombia es un estado fallido. No nos equivocamos en nuestra afirmación, sino que por el contrario cada día que pasa nos reafirmamos en ella.
La injerencia estadounidense ha sido totalmente nefasta para Colombia. Desde hace 200 años, cuando el conservador Francisco de Paula Santander entregó el Congreso Anfictionico de Panamá al naciente imperio, se selló la suerte de nuestro país, dependiente en todo sentido del imperialismo. Nuestro paso del feudalismo al capitalismo fue totalmente deformado y aún hoy persisten sus secuelas, evidenciadas en una clase terrateniente-ganadera con visión feudal que se opone a cualquier posibilidad de cambio, así sea el cambio de la modérnizacion del estado burgués colombiano.
De igual manera, aprendieron las clases en el poder que para mantenerse en el podían cometer toda clase de tropelías, incluso llegando al asesinato del contradictor, lo cual no les fue difícil ya que por su sangre corren las más malsanas pulsiones. Se comenzó a fraguar bajo la tutela del imperio la "mano de hierro" de la oligarquía en el ejércicio del poder, aplicada claro esta contra el pueblo. Nacían leyes como la llamada "ley Heroica", base para la posterior Masacre de las Bananeras (Calvo 200...).
La oligarquía recurrió a resolver sus disputas a los tiros y en esas violencias siempre arrastro a nuestro pueblo. Cuando el pueblo pensó que se habían superado esas formas salvajes, incivilizadas, de resolver conflictos, llego de la mano imperial la receta del anti-comunismo y la llamada "Violencia" dejo como saldo a más de los 300.000 muertos y los 2 millones de desplazados internos, una profunda herida en la confraternidad que debe existir en una nación si se quiere echar para adelante.
Siguieron impávidos los gobernantes, en representación de las oligarquías "industriales" y "terratenientes", y la violencia continuo regando con sangre inocente nuestros campos. La satisfacción de la oligarquía evidenciada en una Constitución que rigió la vida del país más de 100 años, se asentaba en el ejercicio violento del poder y para justificarse necesitaban una excusa. Evidente que ella llego. Nuestro pueblo se vio obligado a levantarse en armas para tratar de defender la vida y los demás derechos humanos. Nacieron las FARC.
Aparejado a ese ejercicio violento del poder fue incubandose de manera gradual una corrupción que nace precisamente por la repartición del poder entre los dos partidos oligárquicos, liberal y conservador. Hoy día, ese monstruo de mil cabezas, esta en todas las instituciones estatales y ha permeado algunas capas medias de la población que todo lo justifican por el voraz apetito de volverse burgués. No hay en el momento presente ninguna institución que no se vea salpicada por las denuncias de una corrupción que se ha vuelto endémica.
Ella y otras causas, es decir, corrupción, narcotráfico, violaciones de derechos humanos, etc, han llevado a que el viejo y decrépito estado se esté desmoronandose. Ya no vale colocarle ladrillos nuevos -como la "Constitución del 91"-, porque ese viejo edificio está colapsando. Ese colapso es evidenciado por la corrupción galopante en las Altas Cortés, ni se diga del Congreso y también del Ejecutivo, y para más evidencia en la profunda corrupción del estamento militar, que aunque no son todos si la cabeza está putrefacta el cuerpo indefectiblemente perecerá.
Lo único que salvaría al viejo Estado burgués -quien lo creyera-, sería alcanzar unos Acuerdos con las FARC-EP en la Mesa de La Habana que condujeran al estado a su modernización y a la extirpación del cáncer que lo esta carcomiendo. De nada valen las retóricas afirmaciones militares de que "las FARC están dialogando porque están derrotadas", porque las FARC-EP han enarbolado desde su fundación la necesidad de buscar y alcanzar una salida política al conflicto interno colombiano.
La necesidad de un Nuevo País es imperiosa e inaplazable. Dependerá de la oligarquía si quiere embarcarse en el, o si por el contrario, tocara echar a andar sin la oligarquía, desechando la como se cacé con las cosas inservibles, es decir, a la basura!
Publicar un comentario