05/10/13. La apuesta del gobierno para lograr la « pacificación » del país, mas no la Paz, estaba condenada al fracaso. Desde sus inicios hablábamos de que desde la conformación del equipo gubernamental en cuya cabeza estaba un « guerrerista enemigo de la Paz» como De la Calle no eran un buen augurio.
Y así ha sido. La paz en ningún momento debe confudirse con « pacificación ». La pacificación propuesta por el gobierno de JMSantos ha mostrado los « trofeos de guerra » consistentes no sólo en los guerrilleros asesinados, sino también en los militares y policías « dados de baja en combate » y en los miembros del pueblo abatidos por las balas asesinas de las fuerzas militares-narcoparamilitares. Prueba de esa "pacificación" la tuvimos en las víctimas del paro nacional agrario y popular y la tenemos en el cuenta-gotas de los asesinatos de líderes defensores de derechos humanos, líderes sindicales, líderes de partidos políticos de "oposición" y en las víctimas de la criminal "limpieza social" adelantada por los organismos secretros colombianos.
Pues bien, esa equivocada propuesta gubernamental se iba a estrellar contra las ansias de paz verdadera de los colombianos ya que en ningún momento el gobierno ha sabido leer esos deseos y esa realidad. La algarabía conque los medios burgueses registraron en sus páginas y programas que "ahora sí la desmovilización y entrega de armas con las FARC" no dejaba de ser una quimera y era pensar con el deseo ya que con las FARC la cosa era -y es- a otro precio, es decir, nada de entrega de armas ni desmovilización hasta que no se adelanten en el país los cambios estructurales que necesita el país, a fin de superar y subsanar las causas que le dieron origen al conflicto interno por cuenta de una estructura y unas superestructuras que solo adelantaba -y adelanta- acciones en favor de los poderosos, los empresarios, los financistas, los terratenientes, los ganaderos, y agredía -y agrede- al pueblo con su maquinaria de guerra, las fuerzas militares-narcoparamilitares, a fin de imponer las políticas económicas dictadas desde los centros de poder en Washington.
Esa pacificación, como el Plan Colombia, chocaron contra la resistencia de las FARC-EP y desde la primeras de cambio se vio que el equipo gubernamental estaba "meando fuera del tiesto". A La Habana los guerrileros no habían ido a capitular, sino a construir un nuevo país. Nuevo país que hacía -y hace- imprescindible que todos los Acuerdos que se alcanzarían en la Mesa debían ser rubricados por una Asamblea Constituyente, verdadero acuerdo de Paz entre todos los colombianos, parte y paso previo para empezar la construcción práctica de ese nuevo país. Mas el gobierno enceguecido por las vanidades personalistas en la "Casa de Nari" a todas las propuestas de las FARC-EP respondía con un tajante NO, lo cual fue sembrando las dudas y el desencanto de un proceso que debería ser, por el contrario, una verdadera maratón por ganarse las mentes y los corazones de los colombianos.
El presidente JMSantos se veía -y se ve- más preocupado por absolver las dudas de los "enemigos de la paz" -dándoles cada vez más poder en la burocracia- que desarrollar desde su privilegiada posición toda una pedagogía de paz que llevara el proceso a feliz puerto, sobretodo porque las FARC -como siempre- estaba poniendo todo su empeño por alcanzar realmente la solución política al conflicto interno. Esa falta de decisión política ha cobrado sus réditos. Hoy el corrompido congreso colombiano le pasa cuentas de cobro al gobierno y, como siempre, como corrompidos que son, piensan con la mezquindad de sus bolsillos y no con la mentalidad progresita de construir un nuevo país. Evidentemente que en los actuales momentos, momento electoral, los corrompidos políticos están a la espera de "cuánto ofreces, cuánto te apoyo", sumiendo la Paz en el lodazal de la corrupción.
Mas la Paz saldrá incólume porque "como el oro, no porque esté en el fango deja de ser oro". El oro de la Paz verdadera reluce en el inmenso lodazal en que la han sumido la vida económica y política nacional de los que detentan el poder en Colombia. Mas el pueblo está dispuesto a tomar ese oro y llevarlo al sitial que le corresponde con la construcción de una Nueva Colombia en Paz, con justicia social, libertad, democracia, independencia y soberanía nacional.
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