Foto: Jhon Calson
Por Daniel Coronell. Revista Semana.
OPINIÓN. Otro de los señalados por el prodigioso dedo es Faruk Urrutia, quien hizo el pago inicial del voto de Yidis Medina para aprobar la reelección de Uribe.
Una
lista cerrada es como un cheque en blanco que firma el elector. Pegado
al nombre de quien encabeza el grupo van personas a las que difícilmente
elegiría la gente normal, si supiera de sus andanzas. Varios miembros
de la lista del Centro Democrático tienen historias desconocidas para
los vot
antes. Las miserias no se limitan, como algunos creen, a la presencia de José Obdulio Gaviria.
En
la lista están además una antigua dirigente gremial que aprovechó su
cercanía con el gobierno anterior para pasarse a vivir gratis a una
bonita propiedad del Estado; uno de los ejecutores de la yidispolítica y
un exfuncionario sobre el que pesan numerosas investigaciones
disciplinarias y denuncias penales. Ellos no son los únicos miembros de
la lista que guardan calaveras en el armario, pero por falta de espacio
hay que limitarse a algunos.
Sonia Lucía Navia
Mosquera, una de las escogidas para formar parte de la lista, era la
presidenta de la junta nacional de Fedepapa cuando Andrés Felipe Arias
era ministro de Agricultura. La buena relación de la dirigente gremial
con el ministro era evidente. El Instituto Colombiano Agropecuario ICA
le entregó una finca en comodato a Fedepapa. La propiedad está ubicada
en Obonuco, en las inmediaciones de Pasto, Nariño.
Entregar
en comodato significa que el Estado no recibe un centavo por la cesión
que hace de la propiedad pública. La única exigencia que establecía el
contrato era que la finca solo se podía usar para investigación
científica y transferencia de tecnología.
Para
doña Sonia el tal contrato no fue ningún inconveniente. Ella y su marido
se pasaron a vivir a la bella hacienda Obonuco. Cuando el doctor Arias
anunció su aspiración presidencial, ella inmediatamente hizo parte de
los cuadros directivos de la campaña y desde la propiedad del Estado
repartía propaganda proselitista de Andrés Felipe Arias.
Hasta
hace unos meses, doña Sonia vivió allí por cuenta de los
contribuyentes. La historia fue contada y probada por el genial
periodista Ignacio Gómez. (Ver video La Acomodada)
Otro
de los señalados –por el prodigioso dedo– para integrar la lista
cerrada se llama Faruk Urrutia. A él le cabe el triste honor de haber
efectuado el pago inicial del voto de Yidis Medina para aprobar la
primera reelección de Álvaro Uribe.
La
excongresista cuenta que le pidió al entonces jefe de Estado que le
renovaran un contrato a un allegado suyo, llamado Eduardo Esquivel, que
trabajaba como ginecólogo para la entidad que reemplazó al Seguro
Social.
El hombre al mando de la ESE Luis
Carlos Galán era el médico Faruk Urrutia. Un par de minutos después de
la petición, diligentemente el doctor Urrutia hizo llegar por fax el
documento pedido por Yidis Medina, quien ese día era la mujer más mimada
por el poder en Colombia.
El caso
disciplinario contra Faruk Urrutia por estos hechos fue separado del de
los otros funcionarios investigados por la yidispolítica. El procurador
general Edgardo Maya, a cargo de la investigación, es tío de Faruk
Urrutia. Por esa razón Maya se declaró impedido y el tema pasó al
despacho del viceprocurador. Los registros electrónicos del Ministerio
Público muestran que el caso está “decidido y en espera de cierre”. Así
ha estado desde marzo de 2009. (Ver Procuraduría Faruk)
Mientras
tanto, Faruk Urrutia fue nombrado gerente liquidador de Etesa en el
gobierno de Álvaro Uribe. Y ahí empieza otra historia de la que podemos
hablar después.
Otro candidatizado al Senado
por la lista cerrada es el exdirector del ICA, Luis Fernando Caicedo
Lince. De acuerdo con los registros públicos tiene cuatro
investigaciones abiertas en la Procuraduría y ocho denuncias penales en
la Fiscalía por presuntos delitos de abuso de confianza, defraudación de
fluidos y falsedad ideológica de documento público, entre otros.
Ellos y otras personas con historias parecidas pueden llegar al Senado gracias a la lista cerrada del Centro Democrático.
Votar por Álvaro Uribe es también votar por ellos.
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