Domínico Nadal, Cambio Total.
Sí. Bastante
extraño. Los ministros de los diferentes gobiernos, después de que entran a
trabajar en el gobierno, resultan haciendo ”negocios” que son producto del uso
de informaciones ”privilegiadas” que les da su puesto como ministro.
Son muchos los
casos denuncias y cientos de cientos los no denunciados, los que se hacen tras
bambalinas. Y es que ser « ministro » además de tener la información
privilegiada de en dónde se pueden adquirir « terrenos baldíos » a
buen precio, les deja tiempo para adelantarlas. Nos inquieta que un funcionario
del Estado tenga tiempo para estar tramando adquisiciones de « baldíos »,
mientras su « cartera » está repleta de casos que debieran ser su prioridad.
Además, los ministros
del gobierno no trabajan a tiempo super completo ? No reciben sobresueldos
para dedicación exclusiva?
Y como si
fuera poco, vemos a otros funcionarios –Cortes- dándose « cruceros en el
Caribe », pagos por el Estado, pero eso sí, « aprovechaban »
para estudiar sentencias que deben ser hechas en los recintos « sagrados »
de la institución.
Ni qué decir del ex
vice Fachito Santos quien como vice adelantó compras de terrenos baldíos en el
Vichada. Usó su puesto para obtener información privilegiada ? Le pidió a
los neo-narco-paramilitares conformar un « Bloque Vichada » para que « defienda »
sus intereses de los terroristas comunistas ? Usará Fachito Santos la
información privilegiada que le daría ser presidente –en el caso remoto de ser
elegido- para continuar convirtiéndose en « terrateniente » ya que
dejó ser ser periódico-teniente ? Naturalmente. Ya lo hizo como vice, con más
razón como presidente.
Hay también casos
de unas “raticas” que a la sombra de su padre compraron en el municipio de
Mosquera –Cundinanmarca- un lote en la Zona Franca para montar una planta de
reciclaje de basuras y de la noche a la mañana se valoró su empresa en miles de
millones de pesos... y en Zona Franca...
Qué demuestra
ésto ? La más profunda corrupción en todas las instancias del
funcionamiento del Estado.
Qué porquería !
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