Cambio Total.
No es una
tormenta. Es un huracán de pueblo que se cansó de esperar pacientemente que les
satisficieran sus necesidades insatisfechas. Y « echó a andar » a
exigir lo que les pertenece.
Ya se cansaron de
las promesas incumplidas. Promesas que como a los campesinos del Catatumbo, a
los damnificados de cada invierno, a las madres comunitarias, a los camioneros,
a los paperos y cebolleros, a los maestros, a los estudiantes, en fin, a todo
el pueblo les han hecho cuando pacíficamente envían cartas, publican
manifiestos, y ordenadamente se toman las calles.
Siempre la
respuesta es la misma. Nuevo acuerdos, nuevos incumplimientos, nuevas burlas.
Mientras, a los ricos, a los poderosos, les sirven en bandeja de plata el agro,
los camioneros, los salarios miserables de los trabajadores, de las madres
comunitarias, de los maestros, para que ellos sigan viviendo su « vida
muelle », como la que llevan los de Riopaila, Cargill, Urrutia, Facho
Santos, y las dos raticas hijos del narcoparamilitar ex-presidente, claro los « cacaos »
tradicionales, Luis Carlos Sarmiento Angulo, Julio Mario Santodomingo hijo,
Ardilla Lulle y los del sindicato Antioqueño.
Para ellos si
toman medidas inmediatamente se presenta una coyuntura. Apenas posesionado
decretó la exención del impuesto de la renta (30%) a los empresarios dizque
para « crear empleo ». Ante las fraudulentas maniobras para
apoderarse de los baldíos del Vichada por larte de Sarmiento Angulo, Facho
Santos, Cargill, Riopaila, etc, promete –y ahí sí cumplirá- la legalización del
robo ; al igual que han hecho con el despojo de 6,7 millones de hectáreas
a los desplazados.
Por ello, « los
de ruana » determinaron luchar de la única manera que les han dejado. En
las carreteras y calles. Desarmados. Con palos y piedras ante los disparos de
la policía y su banda especializada de asesinos, el ESMAD, que ya ha producido 10
muertos. La indignación de los colombianos pobres se siente y ha hecho tragarse
al presidente sus palabras de desprecio a la justa protesta social, quien ahora
« manifiesta arrepentimiento » por lo dicho sin recordar que « las
palabras una vez dichas no saben volverse a su dueño ».
Los jóvenes
campesinos y citadinos asesinados por la policía y el ejército colombianos son
muertos producidos por el Estado y su gobierno. Son crímenes de Estado. Esos
muertos no son producidos por las FARC, señores. Esos muertos son producto de
las políticas represivas del gobierno. Éste deberá responder ante los
tribunales nacionales, y si no lo hacen tendrán que responder ante los
tribunales internacionales, de eso no queda duda.
Ante el « Huracán
de las Ruanas » el gobierno se vé obligado a llamar a Consejo
Extraordinario de Ministros. Saldrá de allí alguna solución verdadera ? No
lo creemos. Al igual que en la Mesa de La Habana el gobierno en representación
del estado quiere resolver la situación al « menor costo posible ».
Todo se irá en promesas, promesas, promesas. Nuestro pueblo seguirá luchando
por la satisfacción de sus necesidades, las cuales pasan por lo que se acuerde
en Las Mesas, especialmente por la Mesa de La Habana en donde el pueblo tiene a
su más fiel representante.
Con las
FARC o cumplen o cumplen. Ya los campesinos les gritaban a los
asesinos del ESMAD: « con los guerrilleros si les tiembla, cierto? ».
« Cuando ven guerrilleros ahí se les mojan los calzones... ».
Aires huracanados
soplan éstos días en Colombia. « Siembra vientos y cosecharás
tempestades », dice el aforismo muy certeramente.
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