Por: KienyKe.
El presidente de la Unión Patriótica
(UP), Omer Calderón, lo cuenta aún con asombro: “Las nuevas generaciones
no creen cuando se les dice que a un solo partido le fueron asesinados
4.000 de sus miembros.”
Es de no creer. Pero en la década de
los 80 la UP, un movimiento nacido de un proceso de paz entre el
gobierno de Belisario Betancur y varias organizaciones alzadas en armas,
fue aniquilado a tiros, de manera sistemática. Las investigaciones
judiciales y académicas han señalado como responsables a los
paramilitares y a las fuerzas del Estado.
Según El Tiempo entre las víctimas de la UP se cuentan ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales y 11 alcaldes. De los caídos, se recuerda sobre todo a los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal, asesinado en 1987; y Bernardo Jaramillo Ossa, muerto en 1990.
Además de la persecución violenta, la Unión Patriótica perdió su personería jurídica en 2002. Esta semana el Consejo de Estado decidió restablecer la figura a la formación política, hecho que fue saludado por El Tiempo y El Espectador con editoriales al respecto.
Según El Espectador, “que llegue ahora la Unión Patriótica, con el peso de su propio nombre, es un aire renovado que podría dar mucho en el debate público.”
Por su parte, la senadora Alexandra Moreno Piraquive, que había solicitado durante las sesiones del Congreso la devolución de la personería a la UP, dijo a KienyKe que la decisión del alto tribunal es una forma de reivindicación del Estado Colombiano con la organización política.
Agregó que con esta decisión el Consejo de Estado se sintoniza con los diálogos que se adelantan en La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC y demuestra que se deben construir puentes desde todas las instancias del poder para buscar una reconciliación que permita ponerle punto final al conflicto.
Omer Calderón explicó que la identidad del movimiento es la paz. En los ochenta nació en un proceso de reconciliación. Ahora, con la mesa de La Habana, con la que la UP no ha tenido ningún contacto, la formación, “en un futuro no muy lejano – según Calderón- puede hacer un acercamiento con la mesa en su conjunto. Nuestro aporte es crear condiciones de no repetición de la situación de la UP”, concluye Calderón.
El presidente del movimiento agregó que en este momento la UP no puede aspirar a cargos públicos de cara a las próximas elecciones, pues sus cuadros están diezmados. La campaña de exterminio de los 80 acabó con toda una generación de militantes, que en ese entonces contaba, en promedio, con 30 años. Su desaparición aún pesa en la UP.
El camino más viable para el movimiento, dice Calderón, es hacer un llamado a varias fuerzas políticas para construir la paz. La UP está dispuesta a buscar este consenso con los liberales, la izquierda democrática, y cualquier otro sector que esté interesado en la iniciativa. De estas alianzas depende la futura participación electoral del colectivo. Calderón es enfático en decir: “a la UP, sola, no la veo en las próximas elecciones.”
En este momento la Unión Patriótica cuenta con cuatro mil personas organizadas y 17 regionales a nivel nacional. A través de la Corporación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Reiniciar, han organizado a las víctimas y sus familiares para pelear por un proceso de reparación ante el Estado.
KienyKe
Según El Tiempo entre las víctimas de la UP se cuentan ocho congresistas, 13 diputados, 70 concejales y 11 alcaldes. De los caídos, se recuerda sobre todo a los candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal, asesinado en 1987; y Bernardo Jaramillo Ossa, muerto en 1990.
Además de la persecución violenta, la Unión Patriótica perdió su personería jurídica en 2002. Esta semana el Consejo de Estado decidió restablecer la figura a la formación política, hecho que fue saludado por El Tiempo y El Espectador con editoriales al respecto.
Según El Espectador, “que llegue ahora la Unión Patriótica, con el peso de su propio nombre, es un aire renovado que podría dar mucho en el debate público.”
Por su parte, la senadora Alexandra Moreno Piraquive, que había solicitado durante las sesiones del Congreso la devolución de la personería a la UP, dijo a KienyKe que la decisión del alto tribunal es una forma de reivindicación del Estado Colombiano con la organización política.
Agregó que con esta decisión el Consejo de Estado se sintoniza con los diálogos que se adelantan en La Habana entre el Gobierno de Colombia y las FARC y demuestra que se deben construir puentes desde todas las instancias del poder para buscar una reconciliación que permita ponerle punto final al conflicto.
Omer Calderón explicó que la identidad del movimiento es la paz. En los ochenta nació en un proceso de reconciliación. Ahora, con la mesa de La Habana, con la que la UP no ha tenido ningún contacto, la formación, “en un futuro no muy lejano – según Calderón- puede hacer un acercamiento con la mesa en su conjunto. Nuestro aporte es crear condiciones de no repetición de la situación de la UP”, concluye Calderón.
El presidente del movimiento agregó que en este momento la UP no puede aspirar a cargos públicos de cara a las próximas elecciones, pues sus cuadros están diezmados. La campaña de exterminio de los 80 acabó con toda una generación de militantes, que en ese entonces contaba, en promedio, con 30 años. Su desaparición aún pesa en la UP.
El camino más viable para el movimiento, dice Calderón, es hacer un llamado a varias fuerzas políticas para construir la paz. La UP está dispuesta a buscar este consenso con los liberales, la izquierda democrática, y cualquier otro sector que esté interesado en la iniciativa. De estas alianzas depende la futura participación electoral del colectivo. Calderón es enfático en decir: “a la UP, sola, no la veo en las próximas elecciones.”
En este momento la Unión Patriótica cuenta con cuatro mil personas organizadas y 17 regionales a nivel nacional. A través de la Corporación para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Reiniciar, han organizado a las víctimas y sus familiares para pelear por un proceso de reparación ante el Estado.
KienyKe
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