Por: José Fernando Isaza
La perdió la sociedad. Hasta ahora, el triunfo ha sido para los gobiernos con tendencia autoritaria y para los terroristas.
Las
medidas de seguridad en los aeropuertos han reducido su productividad.
Los controles para reducir el riesgo de ataques llegan rápidamente a los
rendimientos decrecientes; al 100% de efectividad requiere suspender el
transporte aéreo. Las medidas fastidiosas sólo mejoran marginalmente la
seguridad. Mención especial merecen los escáneres; la información dice
que la radiación es igual a la recibida en un vuelo comercial, no aclara
si es similar a la radiación ultravioleta que se recibe a esa altura
sin protección. El escáner emplea radiación de rayos X ionizantes, la
duración del chequeo es mayor al de una radiografía. Estos dispositivos
no son tan agresivos como tomografías computarizadas, pero sí lo son más
que una radiografía. Además de vulnerar la privacidad, ¿Cómo evitar que
un guardia no aumente el tiempo de observación de una viajera
agraciada?
Si
la respuesta de las autoridades a los ataques terroristas en los trenes
y metros en Europa fuera similar a la paranoia de respuesta en U.S.A.,
estos modos de transporte colapsan y la economía se derrumba antes de
que la crisis financiera hubiera hecho lo propio. La diferencia es que
esta es temporal y cíclica y aquélla hubiera sido permanente.
Al
menos en los aeropuertos colombianos, brillan por su ausencia los
monitoreos de ionización cerca de los equipos de rayos X que controlan
el contenido de los equipajes de mano. ¿No se pone en riesgo a los
operadores y pasajeros? Algunos de los protocolos de seguridad parecen
diseñados con el ánimo de mortificar; retiran la lima del cortaúñas de
mano, pero sirven la comida en el vuelo con cubiertos metálicos.
Nos
vamos acostumbrando que entrar a cualquier edificio público, privado, o
peor aún, a alguna universidad, es tan molesto como entrar a una cárcel
de alta seguridad.
¿Cuál es el
costo anímico y económico para el ciudadano saber que su conversación
personal o de negocios está siendo “monitoreada”? ¿Cómo garantizar que
algún “escucha” no la use para un chantaje o como información
privilegiada?
En mi columna del 12
de julio de 2012 mencioné el proyecto de los Estados Unidos de crear un
centro que almacene toda la información generada en cualquier lugar del
mundo. Parece, de acuerdo con Snowden, que este proyecto avanza.
¿Cómo
garantizar, en Colombia, que el centro de escucha de la Policía
Nacional opere con estándares diferentes a las chuzadas del DAS? Estas
últimas dirigidas a quienes no apoyaron al Gran Colombiano. El Gobierno
solicitó a las empresas de telecomunicaciones “facilitar” las
intercepciones, por un decreto expedido desde hace 10 meses y sólo hasta
ahora conocido.
El miedo que
inspira el terrorismo, es una excusa para que los gobiernos limiten los
derechos del ciudadano, se aprueben legislaciones que vulneran la
privacidad y la presunción de inocencia. El autoritarismo es otro de los
beneficiados de la guerra contra el terrorismo.
En
la película, basada en hechos reales, The Fourth State dirigida por D.
Gansel, el mismo director de La ola, describe cómo algunos de los actos
terroristas en Rusia atribuidos a las chechenos fueron ejecutados por
oscuras fuerzas de los servicios secretos, utilizados para aprobar
legislaciones “antiterroristas”
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José Fernando Isaza | Elespectador.com
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