Ha sido una constante histórica de la oligarquía colombiana su inconmensurable avaricia que la lleva a cometer los peores crímenes para continuar con el poder en sus manos. La fórmula no es que ”te encarcelan por lo que piensas”, sino que te aplican el Terrorismo de Estado por lo que piensas, es decir, te ejecutan extrajudicialmente, te desaparecen, te masacran, y a los campesinos e indígenas los desplazan forzosamente.
Así fue cuando la época de ”La Violencia” (1948-1956 aprox), cuando los dos partidos tradicionales bajo una fementida ”guerra partidista” se dedicaron a expoliar a los campesinos y realizar una contra-reforma agraria, desplazándolos y robándoles sus pocas riquezas: tierra, semovientes, ranchos, etc. Se dice que las víctimas fueron más de 300.000 y desplazados más de 2’000.000 de campesinos quienes se vieron forzados a migrar a otras regiones más ”pacíficas”.
Tal práctica hizo escuela en unas fuerzas militares que imbuídas de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) ve como ”enemigo interno” a su propio pueblo y actúa como ejército invasor en las zonas campesinas y populares de las ciudades. No sólo cometen la tropelía de la detención sin fórmula de juicio, arbitraria, sino que en el peor de los casos te quitan la vida, el don más preciado de un ser humano. Lógicamente que con el visto bueno y beneplácito de la oligarquía en el poder.
Desde antes de 1964, 1962 para ser exactos, se apeló a dicha DSN y se dieron las recomendaciones para convertir al ejército colombiano en el laboratorio de un ejército contrainsurgente. Se agrede entonces a Marquetalia, con el despiegue de fuerzas y recursos más innecesario visto hasta ese momento y lo que cosecharon fue la enorme resistencia del pueblo colombiano a través de las FARC, la cual con las sucesivas declaratorias de guerra pasó a ser FARC-EP, es decir, un ejército irregular que adelanta la guerra de guerrillas.
El tratamiento de guerra aplicado a cuanta protesta social, por sus reivindicaciones económicas o simplemente de carencias de servicios públicos o una manifestación estudiantil, se evidenciaba en el ”plomo, más plomo” que recibían los cuerpos inermes y desarmados de los manifestantes que luchaban por una mejor vida. Se sucedían épicas luchas como el Paro Cívico Nacional en 1975, el cual recibió ”plomo, más plomo” y dejó más de 1.000 víctimas nunca reconocidas por el gobierno López Michelsen. La muerte nunca arredró, acobardó, al pueblo y las luchas se sucedieron producidas por el caldo de cultivo del hambre, la miseria y la represión.
Las guerrillas de las FARC al tiempo que adelantaba la resistencia a las nefastas políticas adelantadas desde el Estado y sus gobiernos, desde su nacimiento ha planteado la imprescindible necesidad de luchar por la Paz con justicia social. Con el gobierno de Belisario Betancour firman las FARC una Tregua y Cese de Fuegos, momento en que se realiza el primer ensayo de la participación política de las FARC en la ”política legal”, experimento que fue cercenado con el genocidio de la Unión Patriótica (U.P.) por los llamados ”enemigos de la Paz”, lo cual llevó a la casi total desaparición del partido y los que sobrevivieron viven en el exilio y los comandantes guerrilleros que participaron regresaron al monte ante el peligro de muerte. La U.P. siguió adelante sin las FARC, mas ello no fue óbice para que el genocidio no siguiera su curso y al día de hoy todavía siguen asesinando algunos dirigentes. La cifra de víctimas -5.000- indica la sevicia conque fue llevado a cabo el exterminio.
El tratamiento de guerra contrainsurgente ha cobrado víctimas en todos los gobiernos oligárquicos, más ahora cuando cuentan con policías ”robotizados”, los ESMAD, que actúan como ”escuadrones de la muerte” ante las manifestaciones populares. Ni se diga de los otros escuadrones, los narco-paramilitares, hoy llamados BACRIM o ”neo-narco-paramilitares, los cuales de la mano de las fuerzas militares ha llenado de sangre y muerte las ciudades y el campo colombiano.
Las FARC-EP ha seguido insistiendo en la necesidad de la Paz y al parecer tiene ”amarrado a la Mesa” al gobierno colombiano. En ese escenario se contempla el abordaje de las causas que originaron -y originan- el conflicto interno. Todos los problemas colombianos tendrán que ser estudiados, analizados y planteadas sus soluciones, al tiempo el pueblo se convierte en garante de la vigilancia y la concreción de éstos acuerdos, los cuales deben ser rubricados en una Asamblea Constituyente.
La dirección de las FARC-EP ha sido clara en que ellos no participarían directamente en ”política” entendiendo a ésta en la forma como se hace en el momento actual, la cual está embebida en corrupción, sangre y muerte por parte de los ”politiqueros tradicionales”, quienes aliados impúdicamente con el narco-paramilitarismo hacen inviable cualquier participación en la ”politiquería tradicional”. Lo que plantean las FARC, creemos desde nuestra orilla, es la necesidad de no criminalizar la opinión de los colombianos y civilizar las costumbres políticas.
No debemos olvidar que todos los grandes jefes guerrilleros que han firmado (o luchado) por la Paz contra los gobiernos oligárquicos han sido asesinados. Guadalupe Salcedo asesinado en pleno centro de Bogotá (impunidad total). Carlos Pizarro-Leóngómez asesinado en un avión (sus autores intelectuales no se conocen). Alfonso Cano asesinado por las fuerzas militares, orden dada por el presidente JMSantos a pesar de estar en conversaciones informales. Triste augurio ante el proceso que se adelanta en La Habana.
Mas como dijo el comandante Rodrigo Granda: ”estamos dispuestos a jugárnosla por la Paz”. Desde Cambio Total los acompañamos con nuestra civilidad en ese propósito de reconciliación.
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