¿Qué tan cerca pueden estar las coincidencias de los reales acuerdos a que podamos llegar?
Enfático, Categórico, se mostró el jefe del equipo
que representa al gobierno colombiano en los Diálogos de Paz con las
FARC, al referirse a la propuesta, no petición como lo registran algunos
medios, petición es súplica y aquí las FARC no están implorando nada, a
la propuesta de cese unilateral de fuego que han planteado en
reiteradas ocasiones, al afirmar que "Queremos la paz, sí, pero
no a cualquier costo, no al costo de que, como producto de las
conversaciones la guerrilla se fortalezca para seguir en la guerra".
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Las FARC han propuesto “Que al menos se discuta un tratado de regularización de la guerra para evitarle a la población mayores padecimientos. Que no se instalen más bases ni cuarteles militares en medio de la población porque eso equivale a establecer escudos” pero a nada de esto está el gobierno de Juan Manuel Santos dispuesto a considerar. Evidentemente que en lo que respecta al conflicto armado no hay ninguna coincidencia.
-VEAMOS SI EN LAS CAUSAS QUE DIERON ORIGEN AL CONFLICTO ARMADO ENCONTRAMOS ALGUNA:
Dice De la Calle, que coinciden con la insurgencia en que es necesario
desarrollar programas integrales que democraticen el acceso a la tierra,
que sean sostenibles y que aseguren bienestar al mayor número de
campesinos y población rural.
El gobierno quiere continuar sosteniendo un lenguaje ambiguo en lo que respecta a la solución del conflicto. Ante el país aparece coincidente con la insurgencia en lo que respecta a los graves problemas de pobreza y miseria que hay en el campo. A la vez que a los latifundistas y terratenientes les envía un mensaje de tranquilidad, de que no hay de que preocuparse porque sus tierras no serán tocadas, incluidas las obtenidas de buena fe, se refieren a las que han sido despojadas a los campesinos a través de trampas “legales”.
Cuestiona a "quienes se oponen al proceso de paz de manera truculenta", pero por el otro lado les dice que "cualquier solución se hará con y de la mano de los ganaderos".
Como quien dice: tranquilos, que ustedes son parte del poder y sus intereses no se los tocaremos. Este problema lo resolvemos sin tocar la actual estructura latifundista del campo, y mucho menos los intereses de las familias Uribe y Lafaurie.
EL JUEGO DE LA DESINFORMACION
Los directores de medios de información nacionales, han olvidado lo que dijeron cuando al inicio del proceso en la radio nacional hicieron la ronda de medios, allí todos hablaron de su papel a jugar en el proceso para no minarlo, y lo que se observa es una actitud muy contraria en tal sentido.
El juego de la desinformación y la confusión como estrategia no le hacen bien a este proceso.
El aparente desacuerdo entre el presidente de Fedegán y declarado oponente al proceso de paz José Félix Lafaurie y el jefe negociador del gobierno no es más que un sofisma de distracción. Porque en sí todos apuntan a lo mismo.
Quieren repetir lo mismo del Caguan, cambiar un consenso de paz por un consenso de guerra. Lafaurie con sus declaraciones está generando una corriente de opinión en oposición al proceso de paz en contubernio con Uribe y su corte de parapolíticos.
Con toda esa cantidad de propuestas, todas expresando un mismo clamor, se dieron cuenta que el pueblo lo que quiere es paz con justicia social y verdad frente a sus victimarios. Por eso quieren enterrar el proceso porque si este coge fuerza, implica reparación; implica devolverles las tierras a los campesinos que han sido víctimas del despojo; implica verdad, y esta verdad los llevaría a la cárcel. Porque no solo Uribe y su corte están manchados de sangre, hay aún muchas verdades ocultas que este gobierno no quiere que se sepan.
Están en campaña electoral y desde ya empiezan a crear las condiciones para imponer la continuidad de la guerra en el debate electoral.
Y SIGUEN GENERANDO LA CONFUSION
-Ex presidente Uribe arremetió contra Humberto de la Calle acusándolo de congraciarse con las Farc.
Entre Uribe y la política del actual gobierno no hay contradicciones de clase ni mucho menos ideológicas. Santos es continuador de la política de Uribe; solo que este está utilizando dos carriles para materializar sus propósitos, o dicho de otra manera: Quiere limpiar el rostro ensangrentado del terrorismo de estado, mientras Uribe sigue ambientando la guerra que le sirve a Santos cuando éste estime conveniente darle el puntapiés a la mesa. Guerra que a la vez le sirve a Uribe para evitar ir a la cárcel. Ese novelón que los presenta como divididos es parte del juego.
Cierro esta nota diciendo que el gobierno durante estas conversaciones, al tiempo que habla de paz, desde otros flancos, aparte de sus disparos legislativos neoliberales, ha desatado una gran ofensiva mediática y violenta contra el proceso de paz.
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